⚠️ Continuación de: Tú, sólo tú... |Trilogía: En las buenas y en las malas #1 ⚠️
🚨 Advertencia 🚨
Si no has leído el primer libro de está Trilogía, te invito a hacerlo para que puedas seguir el hilo de la historia.
Sin más que decir, te dejó con la sinopsis...
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Sinopsis:
No todo matrimonio casi perfecto, empieza como tal.
Sobre todo, si en el primer encuentro uno de los dos, vomita sobre el otro.
¿O tal vez si?
NovelToon tiene autorización de Maria Solis para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 21
Luego de la reunión todos los socios fueron saliendo de la sala mientras Memo se levantaba de su silla y se acercaba a ellos.
—Aquí tengo el resumen de la reunión... Empezamos con la resolución de los problemas.
Dion rodó los ojos.
—¿No podemos hacerlo luego del almuerzo?
Su asistente le miró.
—No.
Tina rio y se ganó un apretón en la pierna por parte de su esposo.
—¡Eh!
Dion saco la mano debajo de la mesa y las junto encima de esta.
—Deberías estar de mi lado.
Tina se encogió de hombros.
—El precio del éxito, supongo.
—Gracias mi señora. Ahora... Como bien dijo Oliver... Debemos...
Tina se quedó con ellos, escuchando sobre cosas que no entendía, pero admiraba como su esposo dominaba el tema y proponía soluciones que no se le hubiesen ocurrido.
Llevaban media hora escuchando y tomando una que otra nota cuando recibió un mensaje nuevo.
¿Puedo pedirte un favor, esposa mía? ✓✓
^^^Dígame, esposo mío. ✓✓^^^
Recuéstate sobre la mesa, como si fueses a dormir. ✓✓
^^^¿Por qué? ✓✓^^^
En tiempos antiguos las mujeres no cuestionaban a sus maridos. ✓✓
—¿Me está escuchando señor? —le llamo su asistente con advertencia
Dion asintió.
—Si, continúa. —sonrió inocente
Tina sacudió la cabeza con diversión.
^^^Preste atención señor Park porque le recuerdo que los tiempos han cambiado y ahora las mujeres gobiernan. ✓✓^^^
Así que supongo que debo rogarle a mi esposa un poco de apoyo para este insignificante esclavo sexual suyo. ✓✓
Tina se cubrió la boca justo a tiempo para evitar soltar una carcajada.
^^^Supones bien... Empieza a rogar. ✓✓^^^
Eres cruel. ✓✓
^^^¿Qué recibo yo? ✓✓^^^
Así que la señora Park me salió toda una mujer de negocios: trata de esclavos y empresaria. ¿Algo más que me estés ocultando? No se... ¿Venta de órganos? ✓✓
^^^Tú dijiste que podía lograr todo lo que me propusiera. ✓✓^^^
Bien. Si me ayudas te compraré una dotación de tu helado favorito y todas sus variantes. ✓✓
^^^Acepto. ✓✓^^^
Tina apago su celular y se recostó en la mesa, con los brazos a modo de escudo mientras guardaba su cabeza entre ellos.
—¡Tina! ¿Qué sucede? ¿Te sientes bien?
¿Pero que..? ¿Qué pasó?
Tina levantó la cabeza con rapidez y palidecio cuando Dion la tomó del brazo para cruzarlo sobre su cuello.
—Ven, te llevaré a tomar aire fresco.
Ella parpadea sin poder creer lo que estaba sucediendo.
—Ahora regresamos...
—Si, señor. —Memo corre a la puerta y les abre con la mirada llena de preocupación
Dion la ayuda a salir y se dirigen al elevador.
Cuando esté se abre y ambos pueden entrar, el peli negro se separa de ella al tiempo que la señora Park no puede evitar carcajearse.
—¿Es en serio? —se burló —Tú me dijiste que me recostara en la mesa.
—N-no te burles. —murmuró apenado
Tina se ríe.
—¿Por qué fingiste qué me sentía mal? Has asustado a Memo de muerte.
Dion detiene el elevador y Tina le mira con intriga.
—¿Dije algo malo?
Él se acerca con rapidez y la acorrala contra la pared del elevador.
—Di-Dion... Hay... Cámaras.
Él sonríe
—No, en este elevador no. Es mío, ¿Lo olvidas?
—Pues debe...
Dion no la deja terminar, su arrebatador beso le cortan el aliento y toda racionalidad a su mujer.
—Te amo —jadea cuando se separan—No podía concentrarme con ese vestido que llevas puesto... Maldición, ¿por qué elegiste ese hoy? —murmura besándola de nuevo
Tina abre la boca asombrada.
—¡Tú me lo regalaste y me pediste que lo usará hoy!
—Maldigo el momento en que te lo pedí. Creí que te verías bien para la reunión y fue contraproducente, no podía concentrarme.
De nuevo, la risa de la trigueña
—¿Voy a casa y me cambio?
Él sacude la cabeza
—Ya te lo quito yo.
—No, no, Dion... —jadea cuando él la aprieta contra su cuerpo y la pared mientras su beso le cortan de nuevo su frase.
Su mano toma el muslo derecho de la trigueña y lo eleva a su cintura donde con la otra mano, desliza los dedos hacia el interior del vestido.
—Ah... Dion... No aquí. —chilla del susto antes de temblar cuando le muerde la oreja
—Admite que lo deseas... Como yo.
—No... No en un elevador.
—¿Dónde quedó su espíritu aventurero? —se burla de ella
Tina le toma del rostro.
—Bien, pero el que se queje, pierde.
—Así me gusta... —sonríe el oji miel
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—¿Todo bien? ¿Se encuentra mejor? —le pregunta Memo nada más entrar a la habitación
—Sí querido, me siento mejor.
—¿Y el señor Park?
Tina sonríe de oreja a oreja, feliz.
—Se quedará un poco más afuera para tomar aire.
Memo la miró con extrañes, ¿no era ella la del problema? Sin embargo, no quiso indagar más.
—¿Gusta que les lleve el almuerzo a la oficina del señor Park o prefiere comer en la sala de juntas?
—Comeremos aquí si no hay problema.
—No, no... —el joven parecía inquieto —Disculpe mi señora. Les sobré exigí y el hambre le hizo estragos. ¿Verdad?
Mira lo que hiciste Dion.
—Tranquilo Memo, no fue culpa tuya, solo me mareé y Dion exagero todo... Ya sabes como es.
El joven asintió.
—No es para menos, el señor Park la ama y verla mal enferma supongo que lo pone sensible.
Tina evitó poner los ojos en blanco. Pobre Memo, lo asustaron y todo porque Dion quería saltarse la reunión.
—Entonces no tienes de que preocuparte, ya sabes como es esto... —ella le sonrió.
—Traeré el almuerzo, con permiso.
—Propio.
El trigueño abandonó la habitación con prisa.
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—Fue el vestido —se queja él
Tina se carcajea
—Mmmm si... De seguro fue eso.
Dion se levanta de la cama, se acerca a ella para abrazarla por la cintura y colocar el mentón en su hombro.
—Recuérdeme no pedirte jamás que lleves algo así a la oficina.
—¿Por? —se mofa —¿Por qué pierdes?
Él se ríe y la gira hacia él.
—Aún no termina esto, el primer round lo ganaste tú. —murmura, besándola y tomándola de la muñeca la lleva hacia el baño —Aún queda la ducha.
Tina se carcajea y le sigue al baño sin resistirse.
Que el segundo round, comience.
...[...]...
Dion y Tina se dirigen a la casa de los padres de Dion. Esta estaba fuera de la ciudad, un lugar apartado de ojos curiosos y según Dion habría amigos y mucha familia reunida por el aniversario.
—¿Cuántas personas?
—¿Por qué quieres saber el número?
—Para saber cuanto miedo debo tener.
Dion la mira con una sonrisa retadora.
—¿La gran señorita Buller con miedo a una multitud?
Tina se encogió de hombros.
—Es la primera vez que conoceré a tu familia.
—Pero no te voy a presentar como la señora Park, por ordenes de la señora Park.
Ambos quedaron en no dar la noticia, ya que era el momento especial de sus padres, además de que aun la trigueña no estaba lista para hacerlo público.
Tina se presentaría como reportera invitada aunque no fuese a publicar nada y eso era todo.
Tina le beso la mejilla.
—Gracias.
—Nada de besos mientras manejo, sino, aparco y estrenamos el capo del auto.
Tina le golpeó el hombro.
—Pervertido.
—Tú pervertido, así que deberás lidiar con eso querida mía.
Sacudiendo la cabeza, la castaña no podía borrar su sonrisa.
—Dime un número...
—Bien —suspira —No muchos, como unos... 50 o 100...
—¿100 invitados? —jadea la castaña —Es mucha gente.
—Créeme, eso no es nada.
Una vez llegado a la casa de los padres de Dion, Tina contempla a la multitud que ahí se encontraba
—¿Cuántas personas aquí son tu familia?
Dion se coloca a su lado.
—Calculo que son 50 personas y la mayoría sin amigos de mis padres por lo que no tienes que preocuparte, ya que yo seré el centro de atención —murmura, poniendo los ojos en blanco
—Veo que te gusta la idea.
—Uy, si... Demasiado —sonríe —¿Vienes? ¿O entró después?
—Venimos juntos, entremos juntos.
Ambos se dirigen a la casa no sin ser antes interceptados por varios socios y amigos de Dion. El padre de Dion era un excelente médico y su madre fue la dueña de los hoteles Palmer los cuales ahora le pertenecían a su único hijo.
Tina robaba miradas y Dion se maldijo por no saber elegir vestidos menos provocadores. Él le había regalado el vestido rojo entallado que llevaba puesto junto a unos aretes de largos de diamantes y sin duda, cometió un error.
Serás idiota, Dion.
Se quejo de si mismo mientras la veía menear el cabello que llevaba suelto y ondulado para la ocasión.
La castaña escuchaba la misma carta de presentación del peli negro hacia sus socios. Él la presentaba como la reportera del evento y como todos los invitados ya estaban acostumbrados a ello, Tina, pasaría desapercibida.
—¡Dion! —una mujer aún en sus 40, se acerca al peli negro con los brazos extendidos —¡Mi niño! —lo abraza y cuando se separa de él, le golpea el hombro con fuerza —¡No me has llamado para nada en los últimos meses! —le riñe —¿Acaso te malcrié?
Dion se soba el hombro y sonríe con cariño hacía su madre.
—Por favor, no le des a mi reportera contenido jugoso.
La mujer de hermosos ojos verdes, observa a Tina por primera vez.
Sus ojos se iluminan y su sonrisa se ensancha.
—Madre, te presento a Tina Buller. —mirando a su esposa, sonríe —Señorita Buller le presento a mi madre, Ofelia Palmer.
—Un gusto... —le tiende la mano —Dime simplemente Ofelia.
—Un gusto, llámeme Tina.
—Es un hermoso nombre —sonríe la mujer
—Dion.
—Padre.
Tina observa con asombro a la copia de Dion, ¿o Dion era la copia? El hombre tenía unos 50 años, pero igual que su madre, parecía que ambos se cuidaban mucho porque a su edad, su madre tenía curvas envidiables y su padre podría robar miradas aún.
Ambos se funden en un abrazo caluroso.
—Padre te presento a Tina Buller. —sonríe —Señorita Buller le presento a mi padre, Anthony Park
—Señorita, es un gusto conocerla.
—Por favor, llámeme Tina.
—Bueno, digannos, ¿De dónde se conocen? ¿Hace cuanto?
—Amor. —el señor Park, coloca las manos sobre los hombros de su esposa —No agobies a la señorita con muchas preguntas. Está aquí para disfrutar de la fiesta, ¿no es así?
—Muchas gracias por recibirme aunque no fui directamente invitada.
Ofelia sonríe con emoción.
—Oh no, si Dion te trajo es porque eres de confianza. Así que eres más que bienvenida...
—Hijo, antes de la cena habrá un concierto de piano, luego del concierto nos gustaría que dieras unas palabras a los invitados.
—Es lo mínimo que puedes hacer —siseo su madre —Me dejaste sola con los preparativos.
Tomando la mano de su madre, el oji miel le deja un beso en la palma.
—Discúlpame, he tenido mucho trabajo y temas que atender.
Ambos padres miran de reojo a la castaña, pero no dicen nada.
—Voy a mostrarle la casa a Tina.
—P-para el reportaje —corrige ella
—Adelante.
Dion la toma de la cintura y la aleja de sus padres antes que empiecen las preguntas.
—¿Les crees? —murmura la señora Park mientras los ve alejarse
Anthony, sacude la cabeza.
—Ni un poco.
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—Creo que no he tenido el placer de conocerte.
Tina se dio la vuelta hacia el hombre que llevaba a su lado con una copa en las manos.
—¿Vino?
—No, gracias.
—¿Usted es...
—Tina Buller, cubro el reportaje del evento —le extendió la mano
El rubio le beso los nudillos.
—No sabía que se haría reportaje.
—Para revista social. —le sonrió esta
—¿Mis tíos la contrataron?
—¿Es primo de Dion Park?
—¿Conoces a Dion?
—En efecto. —una voz los sobresalto —Yo traje a la señorita Buller a la fiesta.
Dion asomó con dos copas de champaña en la mano y le tendió una a la castaña.
—Gracias... —sonrió ella ante la oportuna aparición del peli negro
—Vaya, veo que los rumores son ciertos. —el rubio miró la copa de Tina antes de mirar a su primo
—¿Rumores?
El joven asintió.
—Decían por ahí que tenías reportera personal... Veo que te sigue a todos lados.
Dion asintió.
—Estamos colaborando, ya sabes, cosas de empresarios.
Su primo sonrió.
—Eso veo... Y ya que esta aquí por trabajo, supongo que no le viene mal un guía por la fiesta, ¿le gustaría señorita Buller?
—No te preocupes William, yo puedo cuidar bien de la señorita.
Tina sonrió para sus adentros.
—Eres uno de los anfitriones, no debes desatender a los invitados. Yo cuidaré bien de la señorita.
Dion rodeo los hombros de la oji aceituna.
—Cómo bien dijiste, ella tiene que seguirme para poder hacer su trabajo, así que no te preocupes. Yo cuido de ella... Pronto va a empezar el concierto de piano así que debemos ir buscando nuestros lugares. Con permiso...
Dion la apartó de su primo para dirigirse al jardín donde sería el repertorio.