Ella es Karina quien después de morir, se convierte en una concubina destinada al sufrimiento y también a la muerte.
Cómo no está dispuesta a morir en manos de quienes hicieron sufrir a la joven que le ocupa el cuerpo, ella logra hacerse fuerte y hace arder el palacio y de paso también a todos sus enemigos.
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Fiesta de té exitosa (1/3)
En la fiesta de té
Nora comenzó a servir todo según la etiqueta y el protocolo de la realeza.
La emperatriz fue la primera en ser servida y después las concubinas según su número.
Cuando no hubo nadie a quien servir, Nora se alejó un poco para darle privacidad a todas las chicas.
Todas iniciaron a comer en silencio, sin saber que la araña espía estaba ya analizando a cada una de ella, para así saber qué día y hora es el ataque.
Charlotte decide hablar temas triviales, de esos que le gustan a las chicas, y cada una de ellas comenzó a dar su punto de vista según su criterio.
Charlotte solo sonreía, se ve que no tienen nada en la cabeza. Esos temas la aburren y por eso decide no hablar tanto.
Pero en medio de la plática, una de las concubinas habla de algo interesante y eso es la mesada de cada mes, y es que todas al momento de casarse con el emperador reciben después de la noche de bodas una pequeña fortuna y propiedades.
Por lo que recuerda, Charlotte tiene dos semanas en ese lugar, y aún no se le da nada
Ella no es tonta y por lo tanto dice algo que deja a la emperatriz sin saber qué hacer.
—Emperatriz, aquí todas somos hermanas y cada unas de mis hermanas han recibido algo después de la noche de boda, pero a mí no me ha llegado nada, ¿no será que la hermana emperatriz se olvidó de mí, o me guarda rencor por casarme con el emperador? No tuve opción, fui obligada a venir a este lugar— dice ella con lágrimas en los ojos y la emperatriz se quedó totalmente muda.
La mujer no sabe qué decir, Pero cómo está segura que aquella chica morirá, decide darle lo que quiere, después ve cómo lo recupera.
—Nada de eso, la hermana Charlotte va a tener lo que le corresponde, al caer la tarde manda a su sirvienta a mi palacio, le daré hasta un regalo extra— dice la mujer con una sonrisa maliciosa y Charlotte sonríe también.
—Gracias hermana emperatriz, eres la mejor— halaga ella y la mujer pone los ojos en blanco.
Charlotte decide no decir nada más, y las mujeres continúan comiendo, rápidamente todas terminaron sus postres y té, y se levantaron de sus asientos y se fueron de vuelta a su harem.
La emperatriz aunque disgustada se va a su palacio, y allí prepara lo dicho a Charlotte, quien al caer la tarde mandó a su doncella a buscar sus pertenencias, las cuales eran muchas.
A Charlotte le tocaba una mina de diamante y una villa a las afueras del imperio, y algunas propiedades más como vestidos, joyas y un cofre lleno de monedas de oro.
Todo estaba preparado desde hace días, pero la emperatriz no tenía intención de dar nada, ya que según ella, aquella chica no merecía nada.
Pero ahora, como morirá mañana, le dará lo que quiere para después recuperarlo. Cómo prometió un regalo, ella se quita unos de sus anillos y se lo entrega con desagrado a la doncella de Charlotte.
La doncella en cuestión tuvo que llamar a dos guardias para qué le ayuden a llevar todo, y regresó a su señora con las manos repletas.
Charlotte, cuando vio todo lo que le trajeron, se puso de buen humor, y le regaló a los dos guardias un par de monedas de oro.
Ellos se fueron felices de allí y dejaron a Charlotte con su doncella.
Ambas al estar en la privada de la habitación, deciden hablar con claridad.
—Según mi amiga la araña, el ataque será mañana a la media noche, que lastima que no podrán hacerme nada— dice ella con una sonrisa maliciosa.
—¿Me imagino que ya tiene un plan?— pregunta un tanto curiosa Nora y Charlotte vuelve a reír.
—Por supuesto querida, tengo todo fríamente calculado, confía en mí— asegura Charlotte y ambas se ríen con burla de la situación.
Cuando se cansaron, Charlotte le echó un ojo a sus regalos, y le dio algunos a su doncella, quien casi llora por los regalos, todos era muy fino, los vestidos eran de buena calidad.
Charlotte estaba segura de que si no lo mencionaba, estaba segura de que aquella víbora que se hace llamar la emperatriz, se quedaría con todo lo que es suyo. Al menos el viejo emperador no es tacaño y solo es feo y delincuente.
Por lo que tras revisar todo de manera detallada, guardo todo en su closet el cual era amplio. Le colocó un hechizo también, por si acaso.
Después, se quedó hablando con su Nora, y cuando se hizo tarde, después de la cena ambas se despidieron, con la esperanza de en la noche de mañana, tener una buena noche.