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El Lobo Exiliado

El Lobo Exiliado

Status: En proceso
Genre:Hombre lobo / Magia / Brujas / Mundo mágico / Poderosas criaturas sobrenaturales
Popularitas:5.1k
Nilai: 5
nombre de autor: @ngel@zul

Desterrado. Marcado. Silenciado.

Kael fue expulsado de su manada acusado de traición, tras una emboscada que acabó con la vida del Alfa —su padrastro— y la Luna —su madre—. Desde entonces, vive apartado en las sombras del bosque, con cicatrices que hablan más que su voz perdida.

Naia, una joven humana traída al mundo sobrenatural como moneda de pago por su propia madre, ha sobrevivido a la crueldad del conde Vaelric, un vampiro sin alma que se alimenta de humanos ignorando las antiguas leyes. Ella logra lo imposible: huir.
Herida y agotada, cae en el territorio del lobo exiliado.

Kael debería entregarla. Debería mantenerse lejos. Pero no puede.

Lo que comienza como un refugio se transforma en un vínculo imposible. Y cuando el pasado los alcanza— con el nuevo Alfa, su medio hermano sediento de poder, y Vaelric dispuesto a recuperar lo que cree suyo— Kael ya no puede quedarse al margen.

Porque esta vez, no está dispuesto a ceder...

NovelToon tiene autorización de @ngel@zul para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Más que sólo cuidados

El tiempo pasaba lentamente, el animal que me cuidaba seguía allí acostado junto a la cama. De pronto me sentí mareada y me senté en ella, llevando las manos a mi cabeza me di cuenta de que tenía fiebre. Cerré los ojos intentando soportar el mareo que me aquejaba, y a duras penas terminé recostándome sobre la cama, me cubrí con las mantas y me acurruqué esperando que el malestar que sentía se acabara.

Y antes de que el malestar me llevara a la inconsciencia pude sentir a la bestia que me había estado cuidando apoyar su hocico sobre la cama, justo a mi derecha. Y apenas unos segundos después de cerrar los ojos pude sentir una mano grande y algo áspera tocando mi frente, luego no supe más.

(Kael)

Pasé el día entero fuera de la cueva recolectando plantas y raices para tratar las heridas y blanco fiebre de la joven humana, e intentando descifrar el misterio de la muchacha que ahora estaba siendo custodiada por el barghest. Y por más que lo intenté no logré sacarla de mi mente. Caminé por el bosque buscando indicios de quien la habría traído hasta aquí, hasta que encontré junto al árbol hueco donde ella se había escondido, huellas y peor aún el olor de vampiros.

Si bien para rescatarla arranqué el árbol de raíz, cabe decir que al ser un árbol mágico no tardó mucho en volver a su lugar y forma original.

Regresé a la cueva al anochecer, cargando entre mis brazos varias plantas que recogí cuidadosamente del bosque. El aire estaba húmedo y frío, pero el aroma de la tierra mojada me parecía menos inquietante que la preocupación que llevaba por dentro. Cada paso me acercaba más a la habitación improvisada donde ella yacía, y no pude evitar acelerar el ritmo al escuchar la respiración de Fenn, pesada y constante, que seguía vigilante junto a la cama.

Al entrar, la luz tenue que se filtraba por la apertura en la roca apenas iluminaba la estancia, pero fue suficiente para que mis ojos encontraran a la muchacha acurrucada entre las mantas. Su respiración era irregular y un leve temblor recorría su cuerpo. Sin dudarlo, dejé las plantas a un lado y me acerqué con cuidado, bajando mi cuerpo a la altura de la cama para no asustarla.

El barghest levantó apenas la cabeza, gruñendo bajo, como recordándome que estaba alerta y que cualquier movimiento brusco podría ser interpretado como amenaza. Asentí suavemente, reconociendo su guardia silenciosa, y extendí mi mano hacia la frente de Naia. La temperatura que sentí me hizo fruncir el ceño: fiebre alta.

—Maldita sea… — pensé para mí mismo, apretando los dientes.

Coloqué con delicadeza las hierbas en un mortero que siempre llevaba conmigo y comencé a preparar un ungüento que ayudaría a bajarle la fiebre. El barghest, como si entendiera mis intenciones, bajó nuevamente su hocico sobre la cama, permaneciendo a mi lado mientras trabajaba. Había algo en la criatura que transmitía tranquilidad, un silencio protector que hacía que mi corazón, por un momento, se sintiera menos pesado.

Me incliné hacia la joven, observando su rostro pálido y las hebras de cabello pegadas a su frente sudorosa. No podía hablar, no podía decirle que estaba aquí para protegerla, que haría todo lo posible para mantenerla a salvo, pero el simple gesto de colocar mis manos cerca de su cuerpo, aplicando suavemente el ungüento en su frente, era un mensaje en sí mismo.

—Tranquila… —pensé, aunque sabía que ellano podía escucharme—. No dejaré que te pase nada.

El barghest emitió un leve gruñido, como si apoyara mis pensamientos con su propia presencia. Para él, yo era una extensión de su vigilancia; para mí, él era un recordatorio de que no estaba solo en protegerla.

Una vez que terminé, me senté en cuclillas a su lado, observando cómo la fiebre comenzaba a ceder lentamente. Cada respiración suya, cada movimiento mínimo, me recordaba lo frágil que era, pero también lo extraordinaria que debía ser para haber sobrevivido hasta este momento, enfrentando fuerzas que ni yo, un lobo exiliado, me atrevería a confrontar sin cuidado.

Por un instante, deseé preguntarle quién la había traído, de dónde venía, quien la había lastimado, y me sentí angustiado, ya que no podía preguntarle nada. Al menos no audiblemente. Así que simplemente me limité a estar ahí, respirando en la misma dirección que ella, con el barghest como guardián silencioso, y dejando que la cueva y el bosque que nos rodeaba hablasen por nosotros.

La noche continuó avanzando, y con ella el silencio se hizo más profundo, tanto, que apenas era roto por el viento que se colaba por la entrada y el ocasional crujido de las hojas de los árboles que nos rodeaban. Me paré junto a la muchacha, permaneciendo a su lado, vigilando cada respiración, cada movimiento, sin atreverme a apartar la vista. El barghest, como un muro protector, seguía recostado a su lado, su respiración pesada marcando un ritmo constante y tranquilizador.

Tomé una manta adicional y la coloqué sobre su cuerpo, ajustándola cuidadosamente para que no quedara demasiado apretada ni demasiado floja. Mis manos temblaban ligeramente, no por miedo, sino por la tensión acumulada y la preocupación que me provocaba verla tan vulnerable. Cada tanto, rozaba suavemente su frente para sentir si la fiebre cedía, y cada vez que notaba un ligero descenso, dejaba escapar un suspiro silencioso, casi imperceptible.

Fenn giró la cabeza hacia mí, observándome con sus ojos profundos, como si evaluara mi compromiso con su ahora protegida. Asentí ligeramente con la cabeza, un gesto simple, sin palabras, y el animal volvió a posar su hocico junto a ella, relajándose un poco más. Su aceptación me dio un pequeño alivio; no necesitábamos hablar para entendernos.

Pasamos horas en ese silencio compartido. El bosque afuera murmuraba, las sombras de la cueva se movían con la luz de la luna, y yo permanecía inmóvil, vigilando. De vez en cuando, colocaba mi mano sobre la de la muchacha, solo para ofrecerle un contacto físico, un recordatorio de que no estaba sola, de que alguien la cuidaba. Ella no despertaba del todo, pero lentamente sus respiraciones se hicieron más regulares y su frente más templada.

En un momento, el barghest se levantó lentamente, olfateó el aire y se acercó a la entrada de la cueva, permaneciendo alerta ante cualquier sonido que pudiera significar peligro. Yo seguí su ejemplo, estirándome un poco, siempre listo para cualquier eventualidad. El vínculo silencioso que se había formado entre nosotros tres era extraño, casi místico: ni palabras, ni voces, solo miradas, gestos y la certeza de que cada uno estaba allí para proteger a los otros.

Cuando finalmente la muchacha se removió un poco entre las mantas, abriendo los ojos con lentitud, incliné la cabeza ligeramente, observando cómo sus pupilas se dilataban al reconocerme, aunque no podía recordar cómo había llegado allí ni sabía quién era yo. Un leve temblor recorrió su cuerpo, y sin hablar, simplemente estiró una mano en mi dirección. La tomé con cuidado, permitiéndole aferrarse a mí como un ancla silenciosa.

El barghest gruñó suavemente, no como amenaza, sino como un recordatorio de que el peligro aún acechaba afuera, y yo asentí, reforzando con mi presencia la seguridad que ofrecíamos. La cueva, en ese instante, se convirtió en un santuario improvisado, un espacio donde la fiebre, el miedo y la incertidumbre cedían paso a una calma tenue, sostenida solo por la vigilia de un lobo exiliado y su guardián de sombras.

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Carola 😈🇦🇷
nos vas a matar de tanta tensión 😬 qué no la descubran 🙏
Carola 😈🇦🇷
porque noble pregunta que clase de criatura es?
✨✨Esmeralda Guzman✨✨
ojalá Kael y Naia terminen de darse cuenta que lo que está sucediendo es el amor más puro que pueda surgir entre ellos dos los dos son almas con cicatrices que curar y que mejor curarse mutuamente
Carola 😈🇦🇷
abrir con ella kael, tenes derecho, tú es un envidioso, prueba sabe que sos mejor, no lo dejes que te siga haciendo daño, no le des. ese poder😥
Carola 😈🇦🇷
me encanta la novela y no si estoy lista😬😬😬😬😬😬
Carola 😈🇦🇷
y ahi de nuevo el inseguro, ya esta hombre, eso si tenes que decirle quien sos
Carola 😈🇦🇷
nos saliste terco kael, récords lo que decía tu madre , lo demás no importa
Carola 😈🇦🇷
ella debe darse cuenta que si existen los vampiros, cabe la posibilidad que kael sea un ser sobrenatural y no humano, aparte esta fen, como ella no se da cuenta ?
Carola 😈🇦🇷
hay no sos más fuerte que eso, confía en ella mostrale quien sos, ella te va a comprender
Carola 😈🇦🇷
me encanta la novela, felicitaciones 👏🏾
Carola 😈🇦🇷
no hombre , acordate lo quebt2 dijo tú madre
eva quispe
Es una historia diferente, es fresca y excitante, me encanta como va
Carola 😈🇦🇷
están iguales.
Carola 😈🇦🇷
Noooo hombre todos tenemos derecho amar y los dioses no se equivocan como lo dijo tú madre que te amaba mucho
Carola 😈🇦🇷
el tiene miedo y siente lo mismo que vos , ojalá se sanen mutuamente
Carola 😈🇦🇷
No creo que ella te juzgue, ha. vivido ya demasiado
Carola 😈🇦🇷
pero si lo echo, porque quiere que venga a la reunión
Claudia Patricia Cruz Saa
No entiendo porque Kael sé quedó cerca , sí lo desterrados sé hubiera ido al mundo de los humanos
Carola 😈🇦🇷
ojalá Selene le hable
Carola 😈🇦🇷
si por Dios escucha a tu madre
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