Lauren Rossi, creía tener la relación perfecta con su amado novio, Paul, hasta que lo descubre en la cama su mejor amiga. Cegada por el dolor, Lauren decide ir a un bar a ahogar sus penas en alcohol; lo que ella no sabía que en ese bar se encontraría con el mismísimo diablo, llamado Alexei Kutnezcov.
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Capítulo 17
Luego de tal espantoso acto, Alexei me llevó al interior de la mansión y le ordenó a los chefs del lugar que me prepararan los mejores postres de toda Rusia.
—Xion, quiero que le envíes el vídeo al bastardo de Comescu, junto con su estúpida hija, para que sepa que con los Kutnezcov no se juega.
Xion asintió y obedeció la órden de su líder, pronto ví como aquélla rubia era sacada a rastras de la mansión, ella gritaba pero nadie corría a ayudarla.
Alexei se sentó a mí lado, rodeó mí cintura y habló.
—¿Estás bien, Milashka? ¿Eso fue muy fuerte para ti? –Quiso saber y asentí levemente, nunca antes había visto a alguien ser tan cruel como él. Una cosa son las películas, pero verlo en la vida real no es tan emocionante como parece–.
No tengo miedo de Alexei, tengo miedo de las personas que se atreven a molestarlo, porque hacer enojar a Alexei Kutnezcov, es hacer enojar al mismísimo diablo.
—Estoy bien... –Murmuré–. Sólo te pido que no vuelvas a hacer algo así en mí presencia, tú estás acostumbrado a ésta vida, a matar gente y esas cosas, pero yo no. Ten algo de consideración por mí. –Él parecía desconcertado ante mí repentino arrebato, sé que habré sonado muy malagradecida considerando que lo hizo sólo para protegerme, pero no soy una mujer que disfrute ver el sufrimiento ajeno, incluso si se lo merecen–.
—Lo hice para que te reconozcan como mí esposa. Ésto no es la vida que llevabas antes, Lauren, –un escalofrío recorrió mí cuerpo cuando me llamó por mí nombre de pila–, aquí no te basta con ser amable o simplemente anunciar que eres mía. Éste es el mundo real, el mundo de la Bratva, mí mundo... Si quiero que no te hagan daño, tengo que hacer ese tipo de cosas, porque si yo no te protrejo, ¿Quién lo hará?
—Antes de tomar la decisión que tomé, si no hubiera sabido lo que estaba ocurriendo con Kristal y contigo, ¿Crees que todo habría acabado en unas simples bofetadas? –Me miró y sonrió con amargura–. Si creíste eso, eres más ingenua de lo que pensé, Milashka. Porque esa mujer y esos hombres te habrían torturado, abusado, y despedazado hasta que sólo quede de ti tu preciosa cabeza. Entonces deja el mundo al que perteneciste atrás, ahora perteneces a mí mundo, y en mí mundo las cosas se resuelven así.
—¿Quieres saber por qué vinimos a Rusia tan repentinamente? –Preguntó y asentí levemente–. Porque esa mujer, amenazó con asesinar a mis hijos si no volvía pronto –Aquélla revelación me dejó en shock, una cosa es un extraño, ¿Pero tus propios hijos? Dios mio–. Sí, Milashka, ella amenazó con matar a sus propios hijos si yo no venía a verla. Si es así con su propia carne y sangre, ¿Qué te hace creer que será diferente contigo?
No sabía que decir, pero sabía que él tenía razón, ésto no es Inglaterra y él tampoco es Paul. La vida que me perteneció, quedó atrás el día que conocí a Alexei en aquél bar. Incluso si quisiera huir, sé bien qué no puedo hacerlo. Alexei se ha mostrado amable conmigo, pero he visto su otro rostro, el simple hecho de llevarle la contraria... Me causa ansiedad.
No le tengo miedo a mí esposo, pero si me aterra un poco el Pakhan de la Bratva, y lo peor es que son el mismo hombre.
Ya no quería hablar del tema, tampoco quise comer nada, sentía demasiado asco como para probar bocado, pronto una imágen se me vino a la mente, las palabras que Kristal dijo.
«Mis hijos son iguales a su padre»
¿Eran idénticos a Alexei? Eso quiero verlo, se verían muy lindos. Observé a mí esposo y soltó un suspiro, bien supo que estaba por pedirle algo.
—Milashka, cuando me miras con esos grandes ojos tuyos es porque vas a pedirme algo.
—¡Quiero ver a tus hijos! –Solté con notable emoción y curiosidad en mí voz, él se detuvo en seco y su semblante de volvió más serio–.
—No.
¡¿Qué?! ¡¿Me rechazó?! Alexei nunca me niega nada, ¿Entonces, por qué no me dejaba conocer a sus hijos? Sé que ciertos padres protegen mucho a sus hijos de las personas que conocen, pero no soy cualquier persona, ¡Soy su esposa! Merezco conocerlos.
—Merezco conocer a mis hijastros, Alexei Kutnezcov. –Llamé su nombre y él enarcó una ceja, pude ver cierto destello de diversión en sus ojos, pero lo ocultó tan pronto como apareció–.
—No. –Volvió a repetir y ya me estaba enojando con su negativa–.
Me puse de pie y comencé a caminar de un lado a otro.
—¡Merezco conocerlos, soy tu esposa y es mí derecho conocer a tus hijos ahora que estamos casados! ¡¿O qué?! ¡¿Tienes otra mujer escondida por ahí, es eso?! ¡¡PUES ENTONCES ME VOY!!
Comencé a caminar hacia la puerta, pero no pude ni acercarme ya que Alexei tomó mí cintura y pegó mí cuerpo a su duro pecho. Levanté la viste y lo observé, el desgraciado tenía una sonrisa en su precioso y perfecto rostro, ¡Se estaba burlando de mí!
—Creo que haber visto a un hombre ser comido por esas ratas te afecto el cerebro, Milashka... –Tomó mí barbilla y me obligó a mirarlo, sus ojos recorrieron mí rostro y se detuvo en mí boca, pasó su pulgar sobre mí labio inferior y continuó–. ¿Cómo se te ocurre pensar que puedo tener otra mujer? Ya tengo como esposa a la dama más hermosa de todo el mundo, la más dulce, loca, celosa y tóxica que puede existir... Es toda mía... –Me acercó aún más a su cuerpo, y frotó su nariz contra la mía–. Eres mía, Milashka.
Dios, quería simplemente derretirme y que mí cuerpo se fundirme con el de mí esposo... ¡Pero no! Tenía que ser fuerte y resistir a la tentación que éste hombre prometía.
—¡Aún así, quiero conocer a tus hijos! ¡No te vas a escapar, Alexei!
El hombre bufó y me soltó, saliendo de la habitación como si no me hubiera escuchado.
—¡¡ALEXEI!! –Grité su nombre y puedo jurar que se escuchó por toda la villa–.
Los siguientes días, cada vez que nombraba el tema de sus hijos, Alexei se iba. Regresaba en la noche y obviamente no quería que volviera a mencionar eso, entonces me enojé y lo mandé a dormir al sofá como castigo. Por dos semanas llevamos ésta rutina en la que él escapa y duerme en el sofá, castigado.
Hasta que finalmente se rindió.
—Cuñada, ¿Por qué haces que mí hermano duerma en el sofá? Dímelo ahora, no es bueno en la cama, ¿Verdad? Ya decía yo que por eso no salía con nadie antes de ti ¿Tiene el miembro pequeño? Cuéntamelo todo, no se lo diré a nadie.
A veces realmente dudo que Xander y Alexei sean hermanos de sangre, ya que son completamente opuestos. Uno es gruñón y el otro es una mariposa molesta.
—No, no es malo en la cama y tampoco tiene el miembro pequeño... –Me quejé y me dejé caer sobre la mesa, observé a mí esposo quien nos daba la espalda–. ¡Pero el muy idiota no me deja conocer a sus hijos! –Espeté y Alexei soltó un gruñido ante el insulto–.
Xander, por su parte, encontró toda la situación bastante divertida.
—¿Sí? ¿No te deja conocer a sus hijos? Eso es muy triste... –Se puso de pié y sonrió–. ¡Cuñada, vamos a presentarte a mis sobrinos!
—¡XANDER! –Gritó mí esposo, mientras se giraba hacia nosotros–.
—¿Qué? –Fingió inocencia–. Tú no quieres presentarle tus hijos a mí cuñada, pero yo si quiero que conozca a mis sobrinos, es justo, ¿No crees? Pero deja de estresarte, ve a tu habitación especial, el sofa~
Parecía que Alexei iba a arrancarle la lengua a su hermano, entonces supe que debía impedirlo.
—Mi amor... Por favor... –Supliqué, apoyándome en su pecho mientras trataba de verme lo más lamentable posible. Él soltó un suspiro y finalmente me abrazó–.
—Tú ganas... –Se rindió–. Te llevaré a conocer a mis hijos.