Elein, líder de la Tribu Águila, descubre que el símbolo del fénix en su collar guarda el secreto de un antiguo poder que podría cambiar el destino de las Tribus y del Reino del Norte. Mientras enfrenta conspiraciones, traiciones y una conexión inesperada con la familia real, Elein deberá desentrañar la verdad sobre el sacrificio de sus padres.
Acompañame a descubrir la verdad de un pasado, un legado y un enemigo entre las sombras.
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Capítulo 22: "La Tribu Lobo y la amenaza de Peter"
El viaje al territorio Lobo
El viento soplaba con fuerza mientras el grupo avanzaba por las montañas heladas. El aire frío era un contraste abrumador después del calor de las tierras de la Tribu Tigre. La nieve comenzaba a acumularse en el sendero, haciendo que cada paso fuera más difícil.
—No entiendo cómo alguien puede vivir aquí, —dijo Flora, frotándose las manos para calentarlas. —Es como si estas montañas fueran diseñadas para mantener alejados a los extraños.
—Precisamente por eso los Lobos son tan respetados, —respondió Lucas, ajustando su capa para cubrirse mejor del frío. —Nadie puede atacarlos sin enfrentar primero este terreno traicionero. Es su primera línea de defensa.
Elein miró al horizonte, donde las montañas parecían tocar el cielo. Su mente estaba enfocada en lo que estaba por venir. Sabía que convencer a los Lobos no sería fácil, especialmente con Darian al mando.
—¿Crees que nos escucharán? —preguntó Daniel, acercándose a ella.
—No lo sé, pero si algo he aprendido en este viaje es que debemos intentarlo, incluso si las probabilidades están en nuestra contra, —respondió Elein, con determinación.
El recibimiento de los Lobos
Al llegar al territorio de la Tribu Lobo, el grupo fue recibido con miradas frías y desconfiadas. Los guerreros Lobos, vestidos con pieles gruesas y armados con lanzas, los escoltaron hacia el campamento central. La aldea, construida entre acantilados y protegida por altas murallas de madera, reflejaba la fuerza y la autosuficiencia de la tribu.
Darian, el líder de los Lobos, los recibió en su sala de consejo. Su porte era imponente, con ojos que parecían analizar cada movimiento.
—Así que sois los que buscan unirnos contra Peter, —dijo, cruzando los brazos. —No sé si admirar vuestra valentía o cuestionar vuestra cordura.
Elein dio un paso adelante.
—No estamos aquí para pedir vuestra lealtad ciega, Darian. Estamos aquí porque creemos que juntos tenemos una oportunidad de detener a Peter. Él no respetará tus tierras ni a tu gente. Si gana, todos perderemos.
Darian dejó escapar una risa seca.
—Palabras bonitas, pero los Lobos no se dejan convencer tan fácilmente. Si queréis nuestra alianza, tendréis que ganarla.
El ataque sorpresa de Peter
Antes de que Darian pudiera explicar sus condiciones, un cuerno resonó desde las murallas. Un grupo de guerreros entró corriendo en la sala.
—¡Estamos bajo ataque! —gritó uno de ellos. —Un ejército pequeño, pero bien armado, ha cruzado el paso del este.
Darian miró a Elein y su grupo con una mezcla de desafío y expectativa.
—Este es vuestro momento. Demostrad que sois dignos de nuestra alianza.
Sin dudarlo, Elein, Daniel y los demás se unieron a los Lobos para defender el campamento.
La batalla fue rápida y brutal. Los hombres de Peter habían avanzado con sigilo, pero no esperaban encontrar tanta resistencia. Elein lideró un escuadrón en el flanco izquierdo, mientras Daniel organizaba una emboscada en el centro.
—¡Luna, Eric, cubrid la retaguardia! —gritó Elein, mientras bloqueaba un ataque con su espada.
—¡Entendido! —respondió Eric, moviéndose con rapidez para detener a un grupo de enemigos que intentaban rodearlos.
La alianza asegurada
Al final del combate, las fuerzas de Peter se retiraron, dejando a varios de sus hombres heridos o capturados. Darian se acercó a Elein, con una expresión que mezclaba respeto y admiración.
—Habéis demostrado vuestra valía. Los Lobos se unirán a vuestra causa, pero no olvidéis: nuestra lealtad debe ser ganada cada día.
Elein inclinó la cabeza en señal de respeto.
—Lo entendemos, Darian. Y no os defraudaremos.