Lia siempre ha sido la chica invisible en la escuela, centrada en sus estudios y lidiando con una complicada vida familiar. Para ella, la secundaria es solo un paso hacia un futuro mejor, lejos de los dramas adolescentes y las expectativas de los demás. Pero su plan de pasar desapercibida se ve truncado cuando se cruza con Mateo, el chico más popular y carismático del instituto.
Mateo vive bajo la constante presión de ser perfecto. Como estrella del equipo de fútbol y el sueño de muchas chicas, su vida parece ideal. Sin embargo, detrás de su sonrisa encantadora, se esconde un joven que lucha por encontrar su propia identidad y escapar de las expectativas impuestas por los demás.
Cuando un proyecto escolar obliga a Lia y Mateo a trabajar juntos, sus mundos chocan de una manera inesperada. Lo que comienza como una colaboración forzada se transforma en una conexión genuin
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Capitulo 22: Recuerdos Del Ayer
El tiempo había comenzado a curar las heridas entre Lia y Mateo, y aunque la relación seguía siendo frágil, ambos estaban decididos a trabajar en ella. A medida que pasaban los días, comenzaron a buscar maneras de reconectar y redescubrir lo que los había unido en primer lugar. Fue en este proceso de redescubrimiento que los recuerdos del pasado jugaron un papel crucial.
Una tarde de otoño, Lia decidió organizar una pequeña escapada para ambos a la casa de campo en la que habían pasado algunos de los primeros momentos felices de su relación. Pensó que regresar a un lugar tan significativo podría ayudarles a reconectar y recordar por qué habían elegido estar juntos.
Cuando llegaron a la casa de campo, el aire fresco y las hojas caídas creaban un ambiente perfecto para la introspección y el diálogo. La casa, aunque un poco polvorienta, conservaba el encanto de los días felices que habían compartido allí.
“Recuerdo la primera vez que vinimos aquí,” dijo Lia, mirando alrededor con nostalgia. “Tuvimos nuestra primera cena romántica en ese rincón de la terraza.”
Mateo sonrió, su mirada suavizada por el recuerdo. “Sí, y esa noche me diste el primer beso que nunca olvidaré. Fue el inicio de algo increíble.”
Ambos comenzaron a explorar la casa, abriendo armarios y revisando viejas cajas llenas de recuerdos. Encontraron fotos de ellos en diferentes etapas de su relación: desde los momentos felices en la playa hasta los paseos en el parque. Cada imagen evocaba una mezcla de emociones, y tanto Lia como Mateo sintieron un profundo anhelo por esos tiempos simples y felices.
Mientras revisaban las fotos, encontraron una caja de cartas que habían escrito el uno para el otro en sus primeros meses de relación. Lia sacó una de las cartas y comenzó a leerla en voz alta. Las palabras, llenas de promesas y esperanzas, les recordaron el amor sincero y profundo que habían compartido desde el principio.
“Lee esto, Mateo,” dijo Lia, su voz temblando un poco. “Era tan joven y tan llena de esperanza.”
Mateo se acercó, escuchando atentamente mientras Lia leía. La carta hablaba de sueños compartidos, de la fe en el futuro y del amor que se sentía eterno. Al escuchar esas palabras, Mateo sintió una mezcla de tristeza y gratitud por el viaje que habían recorrido juntos.
“Lia, esas cartas me recuerdan cuánto hemos pasado y cómo hemos crecido,” dijo Mateo, tomando la mano de Lia. “Aunque hemos tenido momentos difíciles, no quiero olvidar lo que significamos el uno para el otro.”
Lia asintió, con lágrimas en los ojos. “Tienes razón, Mateo. Es fácil perderse en los problemas cotidianos y olvidar por qué comenzamos este viaje. Pero estos recuerdos nos muestran lo que realmente importa.”
La tarde continuó con una cena en el mismo rincón de la terraza donde habían tenido su primera cena romántica. Mientras compartían una comida sencilla, hablaron sobre sus sueños para el futuro y las lecciones que habían aprendido a lo largo de su relación. La conversación fue profunda y honesta, llena de reflexiones sobre el pasado y esperanzas para el futuro.
Después de la cena, Mateo y Lia se sentaron junto a la chimenea, disfrutando del calor y la comodidad del hogar. La tranquilidad de la noche y el suave crepitar del fuego les ofrecieron un espacio para hablar sobre sus sentimientos y planes a largo plazo.
“Quiero que esta escapada sea un nuevo comienzo para nosotros,” dijo Mateo, mirando a Lia con sinceridad. “Recordar el pasado nos ha ayudado a ver lo que realmente importa. Estoy comprometido a hacer todo lo posible para que nuestra relación sea fuerte y duradera.”
Lia lo miró con una sonrisa. “Y yo estoy dispuesta a trabajar en nosotros. Los recuerdos del ayer nos han enseñado mucho, y espero que podamos seguir construyendo nuestro futuro juntos.”
Al final de la noche, mientras observaban el cielo estrellado desde la terraza, Lia y Mateo sintieron una renovada esperanza y conexión. Sabían que el camino por delante aún tenía desafíos, pero los recuerdos del ayer les ofrecieron una perspectiva valiosa y una razón para seguir adelante.
La casa de campo, llena de recuerdos y amor, se convirtió en un símbolo de su compromiso mutuo. Lia y Mateo entendieron que, aunque el pasado no se podía cambiar, el presente y el futuro estaban en sus manos. Y con ese entendimiento, se prepararon para enfrentar lo que viniera, con la certeza de que su amor podía superar cualquier obstáculo.