Una Noche Entre Tus Brazos

Pov Nicolás.

Un nuevo día llego y hay una idea que ronda mi cabeza.

— ¿Qué haces? — pregunta Maritza al verme empacar mis pertenecías.

— Debo volver a New York, tengo asuntos urgentes que atender.

— No es justo — Dice mientras me mira con ojos lastimeros y trata de abrazar mi cuello, esquivo su abrazo.— Pensé que te quedarías a ver mi presentación por lo menos una vez, sabes que el patinaje artístico es mi vida, y aun así siento que no me apoyas.

— Lo lamento, pero realmente debo partir — Digo y cierro mi maleta. Puedes quedarte aquí, cubriré los gastos.

— Es por ella ¿No? — Su tono de voz es algo molesto, y eso no me gusta, no acostumbro a dar explicaciones y si Maritza ha estado tanto tiempo a mi lado es justamente porque lo entiende. De hecho llegué a considerar mi futuro a su lado. No creo en el amor, para mí es un absurdo depender emocionalmente de otra persona, pero soy consciente de que en algún momento, ciertos aspectos de mi vida deberán cambiar, por ello la consideré como alguien con quien formar una familia.

— ¿Qué? — Dejo a un lado la maleta para mirarla fijamente.

— ¿Crees que los medios de todo el país difundiendo las noticias no son suficientes para que me entere? ¡¿Cómo pudiste casarte?!

— Me estoy divorciando. — Digo a secas.

— ¿Se supone que debo conformarme con esa explicación tan vaga?

¡Mírame te estoy hablando!

— Lo siento, sé que no debió pasar, entiendo si quieres alejarte, no te detendré.

— Tan poco soy para ti. — Afirma y suspira profundamente. Lágrimas ruedan por sus ojos.

— No entiendo ¿qué quieres que haga?

— ¡Quiero que me expliques, quiero que tu explicación sea convincente, dime que se trató de un chantaje o que fuiste drogado, pero dime algo!

— Lo hice porque quise, no te voy a mentir, no sería yo.

— ¿Cuándo tarda el divorcio? — Pregunta secando sus lágrimas.

— Aún no lo sé.

— Formalicemos nuestra relación. — Me dice con algo de súplica en el tono de su voz.

— De momento eso no es posible, estoy tratando de que mi imagen no se vea envuelta en más escándalos y eso solo sería agregar uno más a la lista de los últimos días.— Me giro y busco la salida.

— No te marches así, déjame estar contigo una vez más. — Dice abrazándome por la espalda.

— Creo que lo más sano es que te alejes de mí por un tiempo, no quiero hacerte daño.

— Me harás más daño si te alejas. No termines conmigo.

— No lo hago. — Me deshago de su agarre y sigo mi camino.

Salgo del hotel y subo a la camioneta en la que me esperan dos de mis hombres.

— Buenos días, señor. — Saludan ambos, yo solo asiento.

— ¿Vamos directo al aeropuerto? — Pregunta el conductor.

— No, antes vamos al laboratorio.

—¿El mismo?

— Sí, el mismo.

El camino se hace eterno, no sé por qué presiento que pudo haberme metido. De ser así, va a saber quien es Nicolás Thompson.

Al llegar, me bajo de la camioneta, ingreso al edificio y voy directo al ascensor presionando el número cuatro, al abrirse las puertas rápidamente, pero a paso seguro, camino a mi lugar de destino.

— Buenos días. — Saludo a la mujer que anteriormente nos atendió a Anna y a mí.

— Buenos días, señor Thompson.

— Veo que aún me recuerda.

— Por supuesto. — Asiente sonriendo.

— Necesito una copia de los resultados de la prueba que se realizó mi esposa, al parecer indico mal el correo electrónico y por ello aún desconocemos el resultado.

— Ya veo, esto no se puede hacer sin autorización expresa de la paciente. — La miro con la desilusión marcada en mis ojos.

— Qué lastima, quería saber, mi esposa está por fuera del país y por ello no puede venir — Suspiro — Con la ilusión que me hace comprobar si por fin voy a ser padre.

Ella me mira algo dubitativa.

— Haré una excepción, después de todo es su esposa y vinieron juntos. Únicamente espero no meterme en problemas.

— No lo hará — Afirmo con una sonrisa dibujada en mi rostro.

Ella busca en el sistema e imprime el resultado.

— Tome señor Thompson, tenga un buen día.

— Gracias. — Sonrió nuevamente y me marcho.

Una vez en la camioneta leo los documentos. Mi vista baja a la parte donde se resalta la palabra "Positivo" Una sonrisa se dibuja en mis labios, esta rápidamente se evapora al confirmar que esa niña tonta me mintió ¿Será que piensa interrumpir el embarazo sin avisarme? Mis puños se sierran y mi mandíbula se tensa.

Saco mi celular y llamo a Fabricio, mi asistente. Al otro lado de la línea escucho su voz.

— Buenos días, Jefe.

— Buenos días, Fabricio.

— Jefe, la tripulación lo espera listos para despegar.

— Lo sé, diles que hay cambio de ruta.

— ¿Cambio de ruta?

— Sí, como lo oyes. Vamos a Moscú.

— ¿A Rusia? — Pregunta algo sorprendido.

— Sí, a Rusia.

— De acuerdo, Jefe.

— Otra cosa, averigua en que hotel se hospeda Anna Brown.

— ¿Hago una reserva en el mismo lugar?

— No es necesario, me quedaré con mi esposa.

Llego a la zona de despegue y la tripulación de mi avión privado me recibe.

Antes de despegar recibo un mensaje de Fabricio, informando que Anna, efectivamente viajo a Moscú, pero que cancelo la reserva que había realizado y no hay registro de ella en ningún otro hotel. Lo leo y guardo el celular. ¿Dónde pasaste la noche?

Saco nuevamente mi celular y llamo a Fabricio.

— Está haciendo negocios con Ivanov, averigua donde está, no te comuniques hasta tener una respuesta.

— Entendido.

...***...

Pov Anna.

Al despertar en la mañana, me quedo mirando el techo del lugar y realmente me siento perdida, llevo una mano a mi vientre mientras la otra la enredo en mi cabello, anoche no dormí muy bien, no puedo asimilar que estoy embarazada, no en este momento de mi vida, y aunque quiero tener a esa personita que llevo en mi vientre, tengo miedo ¿Cómo podré ser una buena madre? Nadie me ha enseñado a serlo, y odiaría no llenar las expectativas de mi hijo. Sacudo mis pensamientos, me levanto, me deshago de la pijama, voy al baño y me sumerjo por completo en la tina, luego de un largo rato y de lavar bien mi cuerpo, me decido a salir del baño, la junta será en dos horas y no quiero ser impuntual.

Me visto con un una camisa blanca, un pantalón ceñido al cuerpo de color beis al igual que él blazer, botines de tacón y bolso marrón, accesorios sencillos al igual que el maquillaje. El cabello luego de sacarlo lo dejo en ondas no muy pronunciadas.

Al llegar a la planta baja, me encuentro con una de las empleadas, quien me acompaña al comedor donde me espera Ivanov.

— Dobroye utro, ty ochen' krasivaya. (Buenos días, eres realmente hermosa.)

— Gracias. — No Hablo Ruso fluido, pero si lo básico. De hecho empecé a estudiarlo una vez se abrió la posibilidad de hacer negocios en este país.

Ivanov, abre una silla para mí junto a él. Rápidamente, una empleada trae el desayuno y se retira.

— ¿Qué es? — Pregunto al ver el desayuno, son una especie de arepas acompañadas de leche.

— sírniki, el ingrediente principal es requeson ruso, espero te guste.

Le pongo un poco de miel y lo llevo a mi boca, debo decir que es realmente exquisito, tanto que repito.

...***...

Nos encontramos en la Compañía de Ivanov, Ellos son fabricantes de vehículos de alta gama y estamos apostando a ser quienes transporten sus partes y accesorios hacia nuestro país. La presentación se haría en inglés debido a que en su mayoría las personas allí presentes lo hablaban, en todo caso, hay una persona encargada de la traducción de ambos idiomas.

Buenos Días, Mi nombre es Anna Brown, Y vengo en representación de fast shipping...

...***...

La presentación de la propuesta se realizó sin mayores contratiempos, afortunadamente pude resolver todas las inquietudes de las personas ahí presentes, ahora solo quedaba esperar un par de días para que me hicieran saber la respuesta. Mañana volveré a los Ángeles.

Al salir de la compañía, lo hago junto a Ivanov, quien se ofreció a darme un tour por la ciudad. Su conductor nos espera cerca a la salida principal. Delante del vehículo de Ivanov, hay una camioneta negra blindada con vidrios polarizados, el conductor de esta se baja y abre la puerta trasera, de ella se asoma una imponente figura masculina, el hombre que viste de manera elegante y usa lentes oscuros, no es otro que Nicolás Thompson, quien se acerca con paso firme pero sin perder su estilo de serenidad.

Ivanov, posa su mano en mi espalda baja y me guía hacia el encuentro con Nicolás, todo parece irreal.

— Thompson. — Saluda Ivanov, con voz autoritaria.

— Ivanov. — Responde Nicolás en un tono igual.

Los veo y me doy cuenta de la tensión en el aire. Es Nicolás, quien rompe el silencio.

— Anna, sube a la camioneta. — Lo miro con incredulidad ¿Quién se cree este hombre para darme órdenes?

— Anna, ¿Conoces al señor? — Pregunta Ivanov.

— Sí, lo conozco.

—¿Deseas ir con él? — Vuelve a preguntar. Niego con la cabeza, realmente lo hubiese aceptado si me lo hubiese pedido de manera cortés. — Ya conoces la repuesta de la dama. — Dice dirigiéndose a Nicolás.

— Anna, me debes una explicación. — Nicolás, ignora la voz de Ivanov, y con voz más gélida, vuelve a dirigirse a mí quitando sus lentes de sol, su mirada me heló... Ya lo sabe.