POR ÉL, CUMPLO MIL TAREAS

Flora abrazo sus piernas mientras sostenía una cuchilla larga en sus manos, sus ojos fríos miraron sin pestañear la entrada de la cueva.

Aullidos espeluznantes y agudos resonaron entre la oscuridad junto con gritos miserables de los hombres. Flora se sentía algo satisfecha, sin embargo, sintió la necesidad de ir a ayudar a esas personas.

Podía imaginarlos heridos y terriblemente lastimados, si no es que eran comidos por los lobos.

Después de pensarlo, se puso de pie y trajo sus cosas, dejó al caballo en la cueva y permitió que el pequeño gorrión la siguiese. Con varias armas ocultas bajo sus mangas y ropa, avanzó sobre las ramas de los árboles.

De hecho, pensó en ahorrar el largo viaje hacia el norte para buscar a los lobos de Colmillos Plateados y mejor avanzó ahora. Posiblemente no todos los lobos estarían presentes, solo necesitaba cinco y con eso era suficiente.

Tampoco le gustaba matar animales, si ellos no le causaban daño, ella no les causaría daño a ellos.

Flora se detuvo justo cuando iba a llegar al lugar donde estaban los hombres, sus hijos cayeron sobre cuatro pequeños cachorros que yacían acurrucados al lado de un arbusto, lamiendo sus muchas heridas.

La lástima brillo en su corazón y bajo del árbol.

Al ver a otro humano, los cachorros mostraron sus pequeños colmillos de color plateado. Flora se sorprendió ¡Realmente eran Colmillos Plateados! Sin embargo, al ver a los pobres lobitos temblar, no pudo hacerles daño.

-Esta bien, no les haré daño, solo quiero ayudar...- Ella miró las heridas en las patas y lomo de los cachorros, las heridas eran profundas y aún sangraban, claramente habían sido hechas hace poco.

-¿Duele?- Preguntó en voz baja y suave, acercándose un poco más.

El lobo que parecía más adulto miró a Flora con cautela, sus ojos azules miraron directamente esos ojos rojizos que se veían encantadores a la luz de la luna, pero... no había ninguna malicia en ellos, tampoco hostilidad o desprecio.

Esos seres sin pelo que los tenían atrapados desde hace dos días eran claramente humanos malvados y despiadados que asesinaron y quitaron la piel a sus hermanos mayores.

Todas sus auras eran peligrosas, si sus padres y familiares no hubiesen llegado a tiempo esta noche, ellos también fuesen terminado como sus hermanos.

Al no sentir peligro por parte de esta humana, el Lobo más adulto se adelantó con cuidado y olfateo, no, no olía ningún peligro, solo tranquilidad.

Al ver al cachorro avanzar hacia ella, Flora sacó su botiquín y le mostró la medicina con una sonrisa -Esto ayudará a tu herida, ven, puedo curarte y sanar tu dolor.- Estos lobos eran muy inteligentes, incluso siendo cachorros.

Ellos podían entender muy bien lo que decía.

El cachorro permitió que Flora lo tratará y envolviera sus heridas, luego llamó a sus hermanos menores y también permitió que la humana los sanará.

Luego de terminar, Flora los miró a los cuatro y les dijo en voz baja -Sus padres están muy ocupados ahora peleando con los hombres, deberían volver a su manada y no los retrasen.

-¿Y tu que harás, humana?- Una voz infantil sonó, como la de un niño de 3 o 4 años, clara y llena de leche.

Flora se asusto tanto que casi dio un brinco, el gorrión en su hombro puso los ojos en blanco.

Fue hasta entonces que Flora recordó algo, aquellos seres que tenían energía espiritual podían hablar, algunos incluso se transformaban en humanos, exactamente como Antonio y ese sirviente leal de él, era un lobo bastante grande que casi se la devora.

-Oh, oh, que nervios, lo siento, hay cosas que aún no conozco en este mundo.- Dijo la chica en un tono de disculpa, para ella era asombroso y aún no se había adaptado por completo.

El lobo que le habló fue el cachorro más grande, la miró con esos redondos ojos azules, como si pudiese ayuda.

Al verlo así, Flora no pudo decirle la verdad, sus ojos fueron al lugar donde los gritos y sonidos de lucha provenían. Era aterrador pero podía imaginar que los lobos estaban en desventaja.

-Hay 12 humanos y nuestros familiares son solo 8, mis padres ya están heridos y hay dos más que también están lastimados.- Dijo el cachorro nuevamente, mirando a Flora -Necesitamos tu ayuda, si hay algo que quieras, nosotros del Clan Calmillo podremos ayudarte.

Flora miró a este pequeño amiguito y ya no tuvo el corazón de hacer daño a sus padres, talvez de alguna forma podría conseguir esas piedras sin afectar a ningún lobo ¿Verdad? Su corazón lleno de bondad se lo impedía.

-No hace falta ningún pagó, ayudaré a tus padres.- Dijo Flora antes de saltar sobre el arbusto y desaparecer de la vista de los pequeños cachorros.

-Vamos.- Dijo el cachorro más grande y guió a sus hermanos hacia la dirección donde Flora corrió. Allí era donde sus padres luchaban contra sus secuestradores.

Ocho lobos grandes, que llegaban a la altura del pecho de un hombre adulto de pararon uno al lado del otro, tres de ellos ya se tambaleaban y sus cuerpos tenían cortes largos y profundos.

El pelaje antes gris se había vuelto rojo y marrón.

Diez hombres adultos sostuvieron sus machetes y miraron ferozmente a los lobos. Cuando estos atacaron por sorpresa, mataron a dos de sus compañeros, dando lugar a una lucha feroz.

Sin embargo, al ser más, tomaron algo de ventaja y lastimaron a algunos lobos. Estos solo luchaban en manada y no son muy ágiles a la hora de luchar de forma individual, en cambio, los hombres, si pudieron aprovechar esa ventaja.

-Entreguen a los cachorros que liberaron y los dejaremos ir.- Dijo con voz fría el líder de los hombres con una expresión feroz. Alrededor de su cintura se envolvió el pelaje de uno de los cachorros, la cabeza aún estaba intacta, como si fuese decoración.

Uno de los ojos adultos miró esa cabeza con dolor y su cuerpo temblaba hasta el punto en que apenas podía mantenerse de pie. Cuando vio a su cachorro de esa forma, no pudo evitarlo y destazo junto con su pareja a uno de esos humanos.

Dos de sus cachorros fueron lastimados y el más adulto... era un accesorio en la asquerosa cintura de ese tipo.

Ya estaba terriblemente herida, tanto ella como su pareja, sus hermanos también estaban lastimados, sin embargo ¡Cinco de los cachorros de sus camadas fueron asesinados por estos despreciables humanos! ¡Sólo deseaban hacerlos pedazos para vengar a sus hijos caídos!

Todos los lobos tenían los ojos inyectados en sangre e incluso sus colmillos plateados habían cambiado a un rojo carmesí.

-¡Estás loco si piensas que entregaremos al resto de nuestra descendencia!- Exclamo el lobo líder, que era más grande que los otros. Sus ojos fríos miraron a uno de los cachorros que yacía en el suelo dentro de una jaula, ya estaba muerto, pero al menos seguía completo.

Su pareja sólo podía dar a luz una vez al año y siempre eran de uno a dos cachorros, todos los cachorros de las camadas eran preciosos porque muchos morían antes de cumplir los 3 meses de edad.

Otros eran secuestrados por los horrible humanos para vender sus pieles y colmillos ¡Eran despiadados!¡Su manada estaba casi extinta por culpa de ellos!

¡Odiaba a estos humanos que solo dañaban a su manada! Ellos nunca les habían hecho nada ¿Porque insistían en seguirlos lastimando, en llevarse a sus crías?

-¿A ustedes, no les da vergüenza intimidar a estas familias?- De repente, una voz femenina sonó de la nada, sorprendiendo a los dos bandos que se habían quedado quietos para descansar.

Al ver a un humano más, los lobos mostraron con más ferocidad los colmillos, sin embargo, la humana, o más bien, la cachorra humana miró a esos tipos con claro odio en sus ojos.

La confusión se hizo presente en los ojos de los ojos.