Alina se encuentra en una situación desesperada.
No solo perdió a su esposo debido a algún malentendido que incluso si ella lo quiere aclarar solo lo oscurece más, sino que sus amigos y madre le dan la espalda.
Con un niño en brazos y otro en el vientre, Alina debe enfrentar un sinnúmero de situaciones que harán su vida difícil.
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No estás sola, Alina
Cuando abrí los ojos me encontraba en la habitación de un hospital.
Miré alrededor con curiosidad, debido al dolor en mi brazo me di cuenta de que me habían puesto una intravenosa.
Esperaba que sea lo que sea que tenga, no sea tan grave.
Traté de levantarme de la camilla con la intención de ver la hora. Después de todo, había dejado a mi bebé en una guardería y estaba preocupada por su bienestar.
— ¡Qué bueno que despiertas! Casi pensé que habías muerto cuando te vi echada en la acera — comentó alguien llamando mi atención.
Al levantar la mirada me di cuenta de la presencia de un joven alto de ojos color miel.
Él estaba usando una camisa blanca con unos pantalones jeans, lo que hacía que parezca alguien agradable.
No parecía ser tan mayor.
Parecía estar en sus veinte y tantos años, quizás 25.
— Soy Aegean — dijo con una sonrisa.
No sé la razón exacta, sin embargo, sentí que ya había escuchado su nombre en algún lugar.
¡Oh! Ahora lo recuerdo.
— Eres ese chico que ha estado en las noticias debido a su matrimonio polígamo — susurré con asombro.
La sonrisa en el rostro de Aegean desapareció por completo cuando dije aquello.
— Gracias por tu ayuda — añadí rápidamente — Lamento haber sido imprudente, no he tenido el mejor de los días y mi mente está algo confusa. Soy Alina.
Aegean asintió como si mi comentario anterior no le hubiera parecido incómodo.
Realmente, parecía alguien agradable.
Mira que ayudar a alguien en la calle y esperar hasta que se despierte no lo hacía cualquiera.
— Descuida, es solo que estos últimos días han sido algo abrumadores para mí — dijo.
Al escuchar su respuesta asumí que hablar sobre su matrimonio polígamo no era algo que le gustará hacer.
Justo cuando iba a agregar algo más, entró la doctora.
Ella era una mujer de unos cuarenta años, de cabello rubio y ojos verdosos.
Definitivamente una belleza de mediana edad.
— Que bueno que despiertas, así puedes escuchar las buenas noticias por ti misma — dijo sonriente.
Ante la sonrisa en los labios de la doctora no pude evitar relajarme al pensar que sea lo que sea que tenga no era tan grave.
Quizás me iba a decir que tenía algún virus estomacal, de esos que son populares en temporada de verano.
Pero, ciertamente, no tenía ningún virus en mi estómago, había algo más…
— Estás embarazada, felicidades — soltó la doctora haciendo que mi mente se ponga en blanco — Deberías reposar los próximos días y evitar estresarte, también te voy a imprimir un plan de dieta porque me di cuenta de que presentas un cuadro de desnutrición y deshidratación…
Yo escuché mal, ¿cierto?
¡No podía estar embarazada!
— Debe haber un error, doctora, no puedo estar embarazada — susurré con la voz temblorosa — Sí, debe haber un error.
La doctora me miró con lástima como si hubiera adivinado mi historia, como si supiera que no tenía a nadie en quien apoyarme, como si se diera cuenta de que el bebé que estaba dentro de mi vientre iba a crecer sin un padre.
— Los exámenes no mienten, te encuentras en tu séptima semana de embarazo. Aún es muy pronto para saber si es niño o niña, pero el bebé dentro de tu vientre tiene un latido poderoso y saludable.
— Voy a preparar los documentos para tu alta.
Tras decir aquello salió de la habitación dejándome echa un manojo de emociones.
— Deberías alegrarte un poco más. Un hijo no es una mala noticia, es una bendición, sea cual sea la situación en la que te encuentres. Si alguien más viera tu rostro creería que te han dicho que solo te quedan pocos días de vida — comentó Aegean.
— En mi situación no creo que sea precisamente una buena noticia — solté con irritación — Por si no te has dado cuenta estoy sola, no tengo amigos, familiares o esposo. Mi hijo, no, mis hijos van a crecer si un padre. No tengo dinero, perdí mi empleo y mejor no sigo.
Cerré los ojos debido al peso que se había alojado sobre mis hombros. Sentí realmente que el mundo se me había venido encima.
No quería desquitar mi frustración con Aegean, pero sus palabras me habían caído como una patada en el estómago.
Además, él no sabía nada de mi vida para hablar como un sabelotodo.
No sabía lo difícil que era todo para mí. No sabía de la tristeza que había en mi corazón, tampoco sabía lo que se siente estar solo y desamparado.
— Mi hermana se quedó viuda a la edad de veinticuatro años — soltó Aegean haciendo que abriera los ojos debido a la sorpresa — Con dos niños en brazo y un adolescente. Tampoco había familiares a su lado, Alina. Ni dinero, estaba sola, pero salió adelante, crio a sus hijos y a mí sola. Esto no te lo digo por ser presuntuoso. Lo digo, porque temo que cometas alguna locura al verte desesperada. Sé que recién nos acabamos de conocer y quizás creas que estoy siendo entrometido. Pero solo quiero decirte que sé lo que se siente tener el peso del mundo en tus hombros. También sé que por más dura que sea la situación siempre habrá un camino.
No sabía que pensar, lo único que deseaba era llorar.
— Yo me siento tan perdida — susurré sollozante — Todo es tan oscuro a mi alrededor. No hay luz, no sé que hacer para continuar, pensé tener un plan, pero ahora no tengo idea de cómo avanzar.
Aegean se acercó a mi lado y envolvió sus brazos sobre mis hombros.
La expresión en su rostro estaba llena de compasión.
Solo cuando sentí sus brazos al mi alrededor me di cuenta de cuánto necesitaba que alguien me abrace.
— Te acompañaré a casa. Hablaré con mi hermana, ella te ayudará, Alina. Así que no estés triste. Vas a ver qué todo saldrá bien por más oscuro que encuentres el camino, siempre habrá alguien que te tienda una mano.
— Gracias — susurré entre sollozos — Gracias, en serio, gracias.
— No estás sola, Alina. No estás sola.
Hola, pequeña reina, gracias por leer, no te olvides de dejar un like o comentario, con amor, Erica.
2do. le va a ayudar a Scarlet en su negocio