LA CAMA DE MI JEFE

El romanticismo que mi vida necesita está en los atardeceres. Complejo, simple y sincero, eso es lo que puedo percibir en el horizonte. ¡Es bellísimo! Mi alma está emocionada por esto y por lo que él me acaba de decir. ¿Buscar nuestra felicidad juntos?

—Buscar la felicidad es algo importante —me animo a decirle.

—Lo es.

Entonces se acerca a mí y aprovecha que estamos de pie, contemplando el

horizonte, para acercar su mano a mi rostro. Sus dedos me erizan la piel y mis latidos se intensifican. Sus ojos se enfocan en mis labios, siento los nervios suaves en mi cuerpo y su respiración me impacta en el rostro.

—¿Está mal que quiera besarte? —Se anima a preguntarme.

Trago saliva.

—No. Creo que eso no está mal.

—¿Puedo besarte?

—¿Por qué quieres besarme?

—No sé. Desde que te vi, tus labios siempre son mi tentación y el pecado está en mi mente cuando te beso con mucha pasión.

¿Pecado? ¿Pasión? ¿Deseo? ¿Placer? ¿Dos hombres? ¡El mundo ha vivido en pecado desde que Adán y Eva fueron crueles con su creador! ¿Y qué culpa tengo yo de pensar que esto es un pecado?

—Puedes besarme. No creo que sea malo. ¡Aún si fuera un pecado, tú y yo pecaríamos juntos para ser felices!

Asiente. Sonríe. No dice nada y yo tampoco. Suena una melodía futurista a volumen suave por el altavoz de la pantalla de la góndola y esto es una realidad. Siento el deseo de subir mis manos a su rostro. ¡Hace tanto que no beso a nadie!

Mis manos se afianzan a la selva negra que rodea su barbilla. Sus manos me rodean la espalda y cuando la energía de nuestros cuerpos se alinea, entonces siento sus labios impactarse en mi boca. ¡Cierro los ojos! Dejo que él tomo el control sobre el beso y por algunos segundos, siento que soy eterno.

...🩶🩶🩶...

Llevo dos conos de helado. Le ofrezco uno a Adrik y él no duda en tomarlo.

—¡Gracias!

—Es de queso con zarzamora —le hago saber.

Comenzamos a caminar por el parque lineal. Hay gente que viene y va. Niños jugando. El carrusel se ve hermoso y hay niños sonriendo desde sus caballitos de plástico.

—¿Quieres subirte? —Me pregunta él.

—No. Estoy bien así.

—Si quieres...

—¡Gracias por esta tarde! —No dudo en decirle para cambiar el tema —. Me siento bien, disfrute mucho la vista y también tu compañía.

—Me alegra saberlo.

—¿Tú...?

—No sabía qué sitio podría ser el más idóneo para una cita con un chico, pero Guillermo me recomendó que los atardeceres pueden ser lo de las cosas más románticas del mundo. ¡Y funcionó! Logre flecharte un poco —sus labios se dibujan con una sonrisa victoriosa.

—Sí. Me gusto mucho ver el atardecer desde allá arriba.

—¡Y yo te pude besar! —Sus cejas se mueven coquetamente y su gesto me hace ruborizar.

—¡Y me gustó mucho!

—¿Quieres que te vuelva a besar?

No es necesario que pronuncie una respuesta, con risas tenues le hago saber que sí. Nuestros conos de helado están por terminarse, nuestras bocas tienen sabor a zarzamora congelada y Adrik se aproxima a unir nuestros labios. ¡Pero no puede!

Su celular timbra y debe contestar.

—¿Dime? —Responde a su celular—. ¿Ahora? —Me mira fijamente—. Esta bien. No iré solo —sonríe con amplitud—. ¡También te quiero! Te veo en un momento.

Termino de comer mi helado.

—¿Todo bien? —Me ánimo a preguntarle.

—Sí. Es mi madre.

—Ella es una mujer autoritaria.

—De ella heredé mi carácter.

—Si lo creo.

Sonríe. Me siento despreocupado a su lado.

—Acompáñame.

—¿A donde?

—Mi madre fue a visitar a mi hermana y preparo cena. ¡Cenemos con mi familia!

Su invitación me sorprendió un poco y por unos segundos mi mente se quedó estática.

—¿No hay problema con tu familia? Digo, si es una cena familiar, yo no quiero ser el mal tercio.

Se ríe.

—¡Para nada! Tú no eres un mal tercio, después de todo, nos besamos y eso nos vuelve cercanos. ¿No te parece?

—Bueno, sí.

—Entonces ven conmigo —toma mi mano y entrelaza nuestros dedos—. ¿Qué te gustaría que lleváramos de postre?

...🩶🩶🩶...

La casa de su hermana huele a bebé tierno. Su cuñado nos recibe con mucha emoción y el hombre tiene unas ojeras de mapache bien grandes. ¡Ser padre no es una tarea fácil!

—Que bueno que trajiste vino, aunque, tu hermana no puede beber.

—Lo olvide.

El comedor es una mesa de cubierta de madera con betas claras y oscuras, todo está acomodado para que cenemos juntos.

—¡Que bueno que llegas! —Ella saluda con mucha emoción a su hijo—. Prepare tu comida favorita.

Adrik planta un beso en la frente de ella y el momento es realmente muy especial. ¡Una madre y un hijo! Una sonrisa sincera y un cariño profundo.

—¡Gracias por invitarnos! —Le dice Adrik.

Ella enfoca su vista en mí y esta vez, no parece la misma mujer autoritaria que conocí el otro día.

—¡Bienvenido, Nam! —Dice ella.

—¡Muchas gracias!

—No me he presentado y eso me hace ver como una maleducada. ¡Perdóname! El otro día estaba muy estresada —dice ella con su tono de señora de las lomas—. Mi nombre es Adeline.

—No se preocupe. Jamás se me ocurrió que usted era una maleducada.

—¡Que agradable eres! Puedes hablarme en tono informal. Esta bien que soy mayor que tú, pero no te pases, cuando me hablan de usted me hacen sentir vieja.

—Perdón. Lo tendré en cuenta la próxima vez.

Entonces, un bebé empieza a llorar y eso captura mi atención. El padre corre a la habitación en donde se encuentra su esposa, Adrik enfoca su mirada en mí y Adeline también.

—¿Quieres conocer a los pequeños? —Me pregunta ella.

—Sí. Me gustaría.

Asiente.

—Vamos —me dice Adrik.

Ambos caminamos a la habitación de ellos. El aroma a perfume de bebé se intensifica más y siento que mi corazón comienza a latir de emoción.

La hermana de Adrik carga a un bebé niña. Su esposo carga a un bebé niño. ¡Mi corazón se conmueve! Mis sentimientos se anudan.

—Adrik, que bueno que vienes. ¿Quieres cargar a tu sobrina? —Le pide su hermana.

Adrik acepta. Un hombre trajeado cargando a una bebé indefensa. ¡Una escena muy importante en la vida de cualquier ser humano! Un bebé representa la vida que está por crecer, la esperanza de un mundo mejor.

—¿Eres amigo de Adrik? —Me pregunta ella.

—Sí, yo soy…

—Él es mi novio —me interrumpe Adrik.

Mi corazón se detiene y siento que me desmayo en nubes con aromas a bebé tierno.