**Alexa** es una joven soñadora, inquieta y de alma libre, siempre anhelando encontrar el verdadero amor. Para ella, ese amor es como una burbuja que flota en los cielos, un refugio que le brinda seguridad y confianza, un lazo tan fuerte que no permite distancias entre almas gemelas. Sin embargo, su mundo idílico se ve sacudido por la llegada de **Sergio Méndez**, un hombre misterioso y arrogante que desconfía del amor y desafía todas sus creencias. A medida que Alexa se adentra en este torbellino emocional, comenzará a cuestionar la existencia del amor verdadero. ¿Logrará Alexa mantener su fe en los sueños del corazón, o se dejará arrastrar por la dura realidad que Sergio representa? La batalla entre el idealismo y el escepticismo está a punto de comenzar.
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Capitulo XX La reunión
Miguel llegó a la empresa de Sergio, donde todo estaba listo para la reunión que estaba a punto de comenzar. Los principales diseñadores estaban presentes para explicar sus propuestas, y Alexa asistiría como la asistente de Sergio, lista para aclarar cualquier duda que pudiera surgir.
"Buenos días, señores", saludó Miguel con firmeza.
"Buenos días, señor", respondieron los presentes al unísono.
"Sergio", dijo Miguel, estrechando su mano.
"Sergio", contestó Miguel con una sonrisa. "Alexa, un gusto volver a verte", añadió, dirigiendo su mirada hacia ella.
"El gusto es mío, señor López. Bienvenido", respondió Alexa con profesionalismo.
"Bien, empecemos con la reunión", declaró Sergio, adoptando un tono serio.
Mientras tanto, Alexa comenzó a repartir las carpetas con la información de los diseños. En la sala no solo estaba Miguel; también había otros socios interesados en conocer la nueva colección.
"Como pueden observar en las carpetas que mi asistente les acaba de entregar, están los bocetos de los posibles diseños que formarán parte de nuestra nueva colección", explicó Sergio mientras los presentes revisaban los diseños. "Al igual que en ocasiones anteriores, los diseños serán seleccionados por mayoría. Pueden empezar a proponer sus preferencias y el creador tendrá la oportunidad de explicar su obra".
Los socios comenzaron a hacer sus propuestas. Cada vez que elegían una creación, solicitaban al diseñador que compartiera su inspiración. Pasaron varias horas en la sala de juntas revisando casi todos los diseños; sin embargo, aún quedaba uno por discutir. Alexa se sintió sorprendida; según sus cálculos, ya habían abordado todos los trabajos presentados el día anterior. Un poco confundida, abrió su carpeta y se dirigió a la última sección. Su rostro reflejó asombro al ver que allí estaban sus propios diseños. Levantó la mirada buscando a Sergio, pero él simplemente la ignoró. Fue entonces cuando Miguel sonrió por primera vez durante toda la reunión; finalmente había encontrado algo que captó su atención.
"¿Quién es el creador de estos diseños?", preguntó Miguel mirando a los presentes.
"En realidad, esos diseños son de Alexa. Pensé que no sería mala idea incluirlos en la reunión de hoy", explicó Sergio mientras dirigía su mirada hacia Miguel.
"Y no te equivocaste; estos diseños son de mi agrado", respondió Miguel a Sergio antes de volverse hacia Alexa. "Sabía que podías lograrlo. Lo que más me gusta es que no son simples modificaciones de lo anterior que me habían mostrado. ¡Felicitaciones, Alexa! Será un placer trabajar contigo en esta nueva colección". Tras pronunciar estas palabras, Miguel se retiró de la reunión; no necesitaba escuchar más explicaciones sobre los modelos; lo que había visto era suficiente. Los otros diseñadores quedaron descontentos con lo ocurrido; no podían creer que una simple asistente les hubiera superado a ellos, quienes tenían años de experiencia en esta profesión.
Mientras Miguel salía de la sala, la tensión se podía cortar con un cuchillo. Los diseñadores intercambiaron miradas de incredulidad y frustración, murmullos llenaban el aire. Alexa, aunque emocionada por el reconocimiento, sintió el peso de las miradas críticas sobre ella. Estresada al no saber cómo defenderse, ella optó por quedarse callada y no prestar atención a lo que los demás pensaban, pues sus sueños estaban a punto de hacerse realidad y en parte se lo agradecía a Sergio por incluir sus diseños en la junta.
"¿Qué tiene esta asistente que no tengamos nosotros?" murmuró uno de los diseñadores, cruzando los brazos con desdén.
Sergio, notando la incomodidad en la sala, decidió intervenir. "Chicos, esto es una oportunidad para aprender y crecer. Alexa ha demostrado su creatividad y su visión. Debemos apoyarla como equipo."
Alexa se sintió un poco más tranquila al escuchar las palabras de Sergio, pero aún así, el ambiente seguía tenso. "Gracias, Sergio," dijo ella con voz firme. "Estoy aquí para contribuir y aprender de todos ustedes."
Un diseñador mayor, conocido por su estilo tradicional, se levantó y dijo: "Si esos diseños son tan buenos, ¿por qué no los presentó antes? ¿Acaso está buscando llamar la atención a costa de nosotros?"
El corazón de Alexa latía rápidamente. "No fue mi intención," respondió con sinceridad. "Estos diseños son algo que he estado trabajando en mi tiempo libre. No esperaba que se presentaran el día de hoy. El mismo Sergio los había rechazado por no ser de su línea de creaciones".
Miguel, que había estado escuchando desde el pasillo antes de irse, decidió regresar. "Permítanme aclarar algo," comenzó con voz firme pero amable. "La creatividad no tiene límites ni jerarquías. Lo que importa es el talento y la innovación y desde mi punto de vista la señorita Suárez tiene ambas cosas."
Los murmullos cesaron y todos miraron a Miguel con atención. "Si alguno de ustedes tiene ideas o propuestas innovadoras, este es el momento para mostrarlas. La competencia es buena para todos nosotros, lo que si no acepto es que quieran hacer menos a una de sus compañeras solo porque logro ser buena en lo que hace. Ahora los escucho, den sus ideas."
Con esas palabras, la atmósfera comenzó a cambiar lentamente. Algunos de los diseñadores empezaron a compartir sus ideas respecto a lo que debería ser la nueva colección. La reunión se transformó en un espacio colaborativo donde cada uno aportaba su estilo único.
Miguel se retiró después de escuchar las ideas dadas por el personal, ya era cuestión de Sergio decidir que ideas llevaría a cabo.
Al final del día, Alexa se sintió más integrada al equipo y motivada a seguir creando. Sin embargo, sabía que tendría que ganarse el respeto de sus colegas poco a poco.
Alexa y Sergio volvieron a la oficina de presidencia, aún les quedaba algunos asuntos pendientes y pronto sería la hora del almuerzo.
Alexa se sentó frente a Sergio y dedicándole una sonrisa saco fuerzas para agradecerle. "Gracias Sergio, no me esperaba algo así".
Sergio alzó la mirada y vio los ojos de Alexa brillar intensamente, nunca la había visto tan radiante como en ese momento. "Pensé que Miguel debía decidir si les gustaba o no tus diseños".
Pensativa Alexa miró fijamente a Sergio, tenía una duda y quería que él se la aclarara.
"¿A ti te gustaron mis diseños?"
La pregunta de Alexa dejo a Sergio fuera de base, él no sabía que contestar, porque realmente si le gustaron sus diseños, pero su orgullo no lo dejo admitirlo desde un principio.