MIEL DE VENGANZA

MARÍA

Sigo envuelta en consternación la revelación fue demasiado impactante que me dejó helada por varios minutos.

El hermoso rostro de la niña espera una respuesta positiva.

¡Santo Dios!. ¿Cómo voy a decirle que no me interesa en absoluto ser amiga del diablo?.

La sola idea me aterra. Y tampoco comprendo de dónde saca esas ideas la hermosa angelita.

Pero la idea de decir que NO, conmueve mi corazón. Siento que terminaré por romper las ilusiones de una criatura inocente.

Me inclino mas a su pequeño rostro de muñeca y paso mi mano por su tierna mejílla.

Solo afirmo con la cabeza mientras me muerdo la mejilla. La niña no tiene la culpa de tener un padre despiadado. A demás pienso que este será nuestro último encuentro.

---Hola cariño ¿Cómo estás?.---Pregunto.

---Muy bien. ---Responde sin dejar de sonreír creo que le agrado mucho.--- ¿Y tú cómo estás?. ¿Te duele el cuerpo todavía?.

---No mi amor no me duele nada tomé medicamento que me curó en un abrir y cerrar de ojos no te preocupes.

---Me alegra mucho ¿Y cómo te llamas?.

---María de los Ángeles, cariño.

---Qué hermoso nombre. El mío es Mía Kalessi.

---También es un lindo nombre.

Alzo mi cabeza para ver la expresión del tipo.

Me sorprendo al ver su rostro impactado, cómo si hubiera visto un fantasma o quizá atravesado por un rayo.

DYLAN

Las palabras de mi hija me dejaron sin aliento. Con el cuerpo adormecido intento reponerme de esta situación nada agradable. ¿Quién iba a pensar que al gran Dylan Belanch le iba a sudar la espalda por aquella mujer?. Esto es vergonzoso.

Ni mis sueños más remotos me hubiera imaginado que la mujer arrogante que es como una espina fastidiosa venga a ser la heroína que salvó a mi hija.

Ver la manera en que intiman hace que mi corazón se conmueva. Mia tenía razón, la mujer es muy hermosa y dulce. No entiendo cómo no lo noté desde un principio.

Hasta entonces jamás la vi sonreír. Tiene una sonrisa hermosa, que al momento de hacerlo se le pronuncian unos hermosos hoyuelos.

Me aclaro la garganta y me dirijo a mi niña.

---Mi amor papá tiene muchas cosas que hablar con la señorita María de los Ángeles. Voy a llamar a Mario para que te lleve a dar una vuelta.

---Está bien papi.

Tomo mi teléfono y llamó al guardaespaldas de mi hija. Enseguida aparece y se la lleva.

Por primera vez en mi vida no sé qué decir. Las palabras se me atascan en la garganta.

Trago gruesa saliva y carraspeo.

--- Jamás imaginé que usted vendría a ser la salvadora de la vida de mi hija

---Me lo imaginé por su rostro maltrecho. De seguro pensó que una mujer arrogante y cavernícola sería incapaz de salvar la vida de un niño. O peor aún, pensó que tenía piedra en vez de corazón.

Sonrió con sarcasmo al momento de contestar. Me sentí demasiado incómodo al recordar mis palabras despectivas.

---Lo siento por juzgarte de esa manera. ---Tomo un poco de aire antes de continuar. --- Quiero agradecerte por salvar la vida de mi hija.

---No hace falta que lo haga, haría lo mismo por cualquier niño.

---Toma siento por favor quiero hablar contigo.

---No hace falta, solo di lo que tenga que decir, lo escucho de pie.

---Bien, iré al grano. Quiero casarme contigo.

Abrió los ojos de par en par al tiempo que sus cejas se alzaron. Su rostro se tornó en rabia.

---¿Está loco? Veo que quiere tomarme el pelo. ---Apretó los dientes. ---¡Maldito Playboy coleccionador de mujeres!. ¿Qué no le es suficiente con mi prima Thalía Hoblitas?.

Su respuesta me inquietó otra vez . Otra sorpresa más ¿quién iba a pensar que esta mujer fuera pariente de esa oportunista?.

Intento mantenerme al margen. Mi interior es un volcán a punto de hacer erupción al recordar el engaño de esa familia.

---Todo es un malentendido...pensé que su prima era usted.

Su rostro hermosamente confundido hace que quiero explicarle las cosas con más prisa, porque temo que me deje con la palabra en la boca.

Está demasiado enojada.

---No le entiendo absolutamente nada señor Belanch.

---Cuando mi hija me contó que una mujer la salvó de morir, tomé la decisión de casarme esa valiente heroína, para darle una madre. Por la simple razón de que aquella mujer es admirable y perfecta para cuidar de mi pequeña hija. Pero mi Abogado se equivocó de mujer.

Sonríe de manera fría tras mi explicación.

---Usted es un demente. ¿Casarse con una extraña solo porque salvó la vida de su hija?. No sé si reírme o echarme llorar. ¿Que hubiese pasado si la salvadora de su hija resultaba ser una fea, o una gorda o tal vez una vieja?.

---Igual me hubiese casado con ella. Solo importa qué a mi hija le agrade. Quiero que entienda que solo busco una madre, no un amante.

---Usted me sorprende cada día más. Es un enfermo. ¿Qué no es más fácil contratar una niñera?.

---Esto es diferente.

Niega con la cabeza y rueda los ojos.

Su rostro cambia a uno demasiado helado.

---Lo que haga con su vida no me interesa. Pero no sueñe en que voy a aceptar su enfermera proposición.

---Se más inteligente señorita Ferreira. Sé muy bien que su situación económica está por los suelos. Voy a compensarla muy bien. Si acepta casarse conmigo invertiré en la compañía de su padre.

---No mencione a mi padre, maldito idiota. ¿Que no recuerda lo que hizo?.

---Puedo remendar ese minúsculo error. Acepta mi oferta y todos contentos.

---Primero muerta que casarme con usted. Solo retire la absurda publicación de internet y grite al mundo entero que la persona en la portada es otra.

De pronto una sonrisa se dibuja en mi rostro al pensar en la prensa. Ya no estoy molesto con el responsable, creo que le puso un bonito título. Tengo muchas ganas de felicitarlo.

Siempre me salgo con la mía y esta no será la excepción.

---Señorita Ferreira, no digas tales cosas. Apuesto toda mi fortuna en que terminara siendo mi esposa.

Su rostro se vuelve colorado de odio. Sus venas empiezan a pronunciarse y me manda dagas con la mirada.

---¡Vete al infierno a dónde perteneces!. Estúpido.

Salió a prisa y tiró la puerta haciendo temblar el marco.

Cojo mi teléfono y llamo a Yenko.

---Dime que se te ofrece.

---Reune a la prensa frente a la compañía. Daré una entrevista.

---¿Cómo?. Déjame limpiarme las orejas. ¿No ordenaste que mantuviera a la gentuza a kilómetros de ti?.

---Sólo has lo que pido. Si es posible ahora mismo.

Cuelgo la llamada y me sirvo un trago. Este sábado me sonríe y yo le devuelvo la misma sonrisa.