MIEL DE VENGANZA

MIEL DE VENGANZA

Yo

¡Aquí estoy!

Fuerte, decidida, empoderada, toda una bichota.

Como una potra salvaje decidida a arrasar como un torbellino todo a mi paso.

Al ver mi reflejo tan esbelto y seductor sonrío con satisfacción.

La dulce María de los Ángeles, la gorda, la tonta, la ingenua y tímida, la que todo perdona ya murió junto a aquella noche fría dónde encontré a Benjamín mi supuesto amor de vida revolcándose con la que decía ser mi mejor amiga.

En ese momento la venda cayó de mis ojos y me marché en silencio con el dolor punzante y el sabor amargo de la traición.

Concluí que no iba a confrontar a esos idiotas, mis palabras y mis lágrimas eran más valiosos que el oro refinado. Que procedí a secarme con apuro.

Solo moví mis cartas en silencio. Cancelé todas sus tarjetas, recuperé mis autos de lujo, dejándolo sin un quinto. Benjamín no era más que un parásito y yo una tonta por darle dinero. Quizás fue por mi falta de confianza que me aferraba a Él.

Era una obesa con dinero que simplemente compró el amor de un sinvergüenza.

En un momento pensé que era amor del bueno ya que habíamos cumplido 3 años juntos. El siempre se mostraba como un amante cariñoso y desinteresado que le duró aproximadamente un año. Me doy cuenta que fue muy astuto al mover sus piezas sin exponer su verdadera intención.

Con la amargura recorriéndome sali del país para darme un respiro. Canadá me recibió con los brazos abiertos y empecé una nueva vida. Ocupada en el trabajo y el Gym.

Pronto mis esfuerzos dieron frutos y me convertí en una mujer exitosa y hermosa. De curvas envidiables y un rostro perfecto, no era ni la sombra de mi antigua Yo.

Una mañana estaba sentada bebiendo una taza de te en mi lujosa sala, mientras revisaba las noticias en mi teléfono.

De pronto ví una gran portada que me impulsó a darle click.

El famoso pintor Benjamín del Monte y Alesia Batura contraeran Matrimonio: La boda del año. Ceremonia este viernes 14 de Octubre.

En el hotel Miravke. 4 de la tarde.

Una sonrisa ladeada se pintó en mi rostro. Tenía muchas ganas de asistir a la dichosa boda del año.

Tomé el primer vuelo de regreso a Cancún con algo en mente. Llegué por la noche y me hospedé en un hotel muy lujoso.

El día estimado llegó.

Me enfundé en un vestido dorado con escote en la espalda, y abertura a ambos lado de mis muslos. El diseño era exquisito que dejaban a la vista todos mis atributos y se ceñía a mi cuerpo a la perfección. Las pedrerías incrustadas desde el hombro hasta la abertura de mis senos le daban el toque celestial de elegancia. Con el pelo recogido en un elegante moño me dispuse a ponerme el zapato de tacón aguja color negro, demasiado hermoso. Y pensar que en el pasado no podía mantenerme en pie con estos zapatos.

Tomo un taxi y me dirijo al Dichoso hotel 5 estrellas.

La puerta se abre de par en par. Desde la entrada echo un ojo al lugar. No me sorprende que se vea tan pulcro y elegante. La decoración de ve exquisita con flores frescas colgando del techo y bolas de cristal haciendo camino hacia la pérgola de lo novios.

Camino con seguridad para adentrarme, esto sí que me va a divertir.

Llego justo en el momento oportuno donde el cura pregunta lo más temido por los novios.

--- ¿Hay alguien que se ponga a esta unión?

---Yo.--- Grito mientras avanzo por en medio de los invitados, cómo si se tratara de una pasarela.

Todo mundo gira para verme con asombro

La cara de esos par, ¡por Dios!. Da la impresión de haber sido golpeado por un rayo sin previo aviso justo en ese instante, mientras abren los ojos como platos.

Benjamín me recorre de pies a cabeza y de manera inconsciente se lame los labios. Conozco esa mirada en los hombres. Típico de antojo.

Recupera la compostura al oir los susurros, ni tan susurros de parte de los invitados ya que se oía a leguas sus malos comentarios.

---¡Quien rayos eres!. ---Grita Benjamín desconcertado y camina a grandes zancadas hacia mi encuentro.

----Holi. Osito.---Saludo---. Con la intención de que recuerde algo con ese apodo. Pero nada aparece en su mente.

Así le llamaba cuándo estábamos juntos.

Su ceño se frunce y yo sonrío de forma divertida al ver que la traidora de Alesia se acerca muy molesta. La recorro de pies a cabeza con rapidez, y no evitó reír por lo corriente y anticuado de su vestido. Era un corte princesa, tan ridículo para mí gusto.

---Que significa esto Benjamín. ¿Quien es esta mujer?.--- Exije mientras me mira con odio. O quizás envidia por opacarla con mi belleza.

---Soy su amante. ---Digo con diversión ---- No voy a permitir que se case contigo porque estoy embarazada.

Sus ojos se abren como platos y ella empieza a llorar como una Magdalena, sus puños se endurecen y empieza golpear a Benjamín con ira. Sale envuelta en llanto mientras la multitud se alborota y empieza a abandonar el lugar.

----¡Imbecil!

Un hombre canoso salta y le da un puñete. No es más que Don Alejandro, papá de esa cualquiera. Me recorre con desprecio y se abstiene de insultarme, para conservar su figura de caballero. Sale como un rayo a alcanzar a su querida hija.

Yo intento mantener la compostura para no echarme a reír de forma escandalosa al ver el rostro maltrecho de Benjamín, que no deja de arreglarse la quijada.

---¡Dime quien rayos eres!. Porque inventas tal estupidez. No te conozco.

Me coje del brazo con rabia. Pero yo me zafo de un tirón.

---Sueltame imbécil. No me toques con tus sucias manos.

---Dime quien diablos eres.

Vuelve a gritar. Yo solo sonrió de manera glacial.

---¿Te gustó el regalo? ¿No me digas que me olvidaste tan rápido. ¿Quizás el nombre María de los Ángeles Ferreira te suene?.

Su rostro se volvió tan blanco como una tiza.

---Tu.. Tu.

Empezó a balbucear.

---Si idiota soy yo. Sorprais.

---¿Que quieres de mí?. Por qué diablos montaste tal escena el día de mi boda.

---Corrección queridito. No quiero nada de ti. Y si hice lo que hice fue porque me dió la regalada gana.

Me giré sobre mi talones y lo deje plantado procesando la bomba de noticia. Su cara de payaso hizo que una risa audible brotara con delicia desde mi interior.

Con la mente revuelta y el disfrute del momento no me percaté de que alguien venía del otro extremo y no pude evitar chocar con un pecho bien duro. Al alzar la vista me topé con unos ojos color miel que descubren hasta el alma.

Mi corazón se detiene, como si mi espíritu abandonara mi cuerpo en ese instante, no lo puedo creer, jamás pensé volver a ver a ese hombre otra vez.

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Comments

Lorenza Malpica

Lorenza Malpica

MUY BUEN COMIENZO,YA NO SE TRATA DE LA SIEMPRE SUMISA QUE TODO LE HACEN.

2024-10-24

1

Ana Nuñez

Ana Nuñez

parece muy divertido me encanta

2024-07-08

1

Eleonor Baker

Eleonor Baker

Y así la iban a dejar entrar sin invitación? orales

2024-06-17

2

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