La Reencarnada Y Los Pegasos

Apenas el brillo de Silverwind desapareció entre las nubes, Kiran se quedó mirando el cielo durante un segundo más, con el corazón latiendo como un tambor de guerra.

Luego giró sobre sus talones y salió de la habitación a toda velocidad, su capa negra ondeando detrás de él como una sombra afilada.

Sus dos hombres de confianza ya lo esperaban en el corredor oscuro, tensos, alertas, listos para recibir órdenes.

- ¿La Santa… se fue?

Duque Kiran Page: Sí. Y ahora nos toca a nosotros asegurarnos de que nadie pueda seguirla.

Los soldados asintieron.

Duque Kiran Page: Escuchen bien. No tenemos tiempo.

Se inclinó un poco, como un general preparando la ofensiva.

Duque Kiran Page: Primero.. liberen a los pegasos adultos. Todos.. Rompan las celdas cómo sea.. No quiero ni uno encerrado antes del amanecer.

Los soldados palidecieron.

- Señor… eso provocará un caos en todo el templo.

Kiran sonrió de lado.

Duque Kiran Page: Exactamente lo que quiero.

Su segundo al mando tragó saliva, pero afirmó con la cabeza.

Duque Kiran Page: Segundo.. En el ala oeste… crearán un incendio controlado.

Ambos soldados abrieron los ojos de par en par.

- ¿Un incendio, señor?

- Si los magos sospechan..

Duque Kiran Page: No deben sospechar. Solo deben tener miedo. Pánico. Suficiente para correr a ese lado del templo y olvidar el resto.

La lógica era perfecta.

Un incendio mágico significaba peligro inmediato.

Los magos más poderosos tendrían que contenerlo.

Nadie pensaría en revisar el cielo.

Ni el santuario de los pegasos.

Ni la habitación vacía de Arya.

Los hombres salieron corriendo en la oscuridad, separándose hacia distintos puntos del templo como sombras en misión.

El duque se apoyó en la pared, respirando hondo.

[Arya… vuela rápido. No mires atrás.]

Pero él sí miró hacia atrás. Hacia la torre donde ella había dormido. Hacia la habitación donde la había besado. Hacia el balcón donde ella se había ido.

Kiran cerró los ojos.

Duque Kiran Page: Que los dioses te protejan… hasta que llegue a ti.

Cuando los abrió, eran los ojos de un hombre preparado para incendiar el templo entero si hacía falta.. pero Kiran sabía que Aldren no era un tonto. Sabía que el mago era astuto, desconfiado, calculador.

Por eso, si quería que Arya escapara sin que nadie sospechara hasta el amanecer… necesitaba hacer algo arriesgado.. Necesitaba que Aldren creyera que Arya seguía en su habitación.

Por eso, antes de dirigirse al ala oeste… Kiran se fue directo a la oficina del mago mayor.

Golpeó la puerta con violencia.

Aldren: ¿Quién—?

Kiran entró sin esperar permiso.

Duque Kiran Page: ¡Tenemos que hablar ahora!

Aldren frunció el ceño, irritado.

Aldren: Duque Page… es tarde. ¿Qué quiere?

Kiran se apoyó en el escritorio, exagerando su frustración.

Duque Kiran Page: Quiero que mañana me permita cinco minutos. Cinco. Para despedirme de Lady Arya antes de partir.

Aldren parpadeó, confundido por la petición.

Aldren: Eso es imposible. La Santa Blanca ya inició su retiro espiritual.. No verá a nadie más.

Kiran golpeó la mesa con el puño.

Duque Kiran Page: ¡¿Ni siquiera cinco minutos?! ¡Después de todo lo que hice por este templo!

Aldren alzó la barbilla, frío como un juez.

Aldren: No. Tiene que aceptar las decisiones sagradas.

Kiran respiró hondo… se enderezó… y gritó lo que Aldren necesitaba escuchar.

Duque Kiran Page: Muy bien. ¡Entonces me voy ahora mismo del templo! ¡No pienso quedarme ni un minuto más en este lugar!

Aldren parpadeó, sorprendido.

Era la reacción emocional exacta que esperaba de un hombre enamorado que no puede acercarse a la “santa”.

El mago suspiró con desprecio.

Aldren: Haga lo que desee, duque Page. No detendremos su partida. Buenas noches.

Kiran se giró hacia la puerta, disimulando la sonrisa victoriosa que amenazaba con aparecer.

El mago había comprado totalmente la historia.

Justo cuando Kiran salía del pasillo…

Una alarma mágica estalló en todo el templo.

Un brillo rojo iluminó las paredes.

Luego, un rugido.

Fuego.

Fuego en el ala oeste.

- ¡MAESTRO ALDREN! ¡FUEGO! ¡EL TEMPLO ESTÁ ARDIENDO!

Aldren salió corriendo de su oficina con un grito..

Aldren: ¡TODOS LOS MAGOS AL OESTE! ¡AHORA!

En segundos, decenas de magos se movilizaron hacia las llamas.

El caos era total.

Kiran esperó solo el tiempo suficiente para asegurarse de que Aldren estuviera totalmente distraído… y luego corrió en la dirección contraria.

Buscando a Lira

Tenía que advertirle.

Tenía que sacarla también.

Ella era la única que realmente quería a Arya.

Y si alguien debía estar junto a la joven ahora… era Lira.

La encontró en el pasillo del tercer piso, camino a la habitacion de Arya.. desesperada al escuchar la alarma.

Lira: ¡Duque! ¡¿Qué está pasando?!

Kiran la tomó de los hombros, mirándola directo a los ojos.

Duque Kiran Page: Lira… escúchame. No hay tiempo.

Ella abrió los ojos, temblorosa.

Duque Kiran Page: Aldren quería encerrarla por un año. Quería usarla. Ella ya no está en el templo.

Lira respiró con un golpe.

Lira: ¿C-Cómo que no está…?

Kiran: La ayudé a escapar.

Está volando hacia el ducado Page.

Silverwind la lleva.

Lira negó con la cabeza, temblando.

Lira: No… no… esto no puede… Arya no puede estar sola allá…

Kiran la sujetó más fuerte.

Duque Kiran Page: Por eso vine por ti. Si quieres cuidarla, si quieres protegerla… debes irte ahora.

Lira tragó saliva, mirando el fuego reflejado en los ventanales.

Lira: Pero… si Aldren descubre..

Kiran: ¡LO HARÁ! Y cuando lo haga… vendrá por ella.

Tú eres la única persona que Arya necesita a su lado.

Si te quedas… él te usará también.

Lira apretó los labios, el miedo luchando contra el cariño.

Duque Kiran Page: Lira… ¿Quieres cuidarla?

Ella cerró los ojos.

Y asintió.

Lira: Sí.. sí… la cuidaré siempre.. Siempre lo he hecho.

Kiran la soltó y señaló el pasillo.

Duque Kiran Page: Mis hombres están esperando afuera con caballos. Te llevarán directo a mi ducado. No mires atrás. No hables con nadie. Y si alguien te detiene… di que yo lo ordené.

Lira respiró hondo.

Lira: Por Arya… haré lo que sea.

Kiran sonrió apenas.

Duque Kiran Page: Entonces ve. Ahora.

Ella salió corriendo, su falda levantándose mientras huía en dirección a la salida secreta.

Kiran la siguió unos pasos con la mirada.

Luego se giró para dirigirse a las celdas de los pegasos…

Su misión aún no había terminado.