AMOR AMENAZADO, Obsesiones Que Matan

Kevin eligió su motocicleta esta vez y fue al hospital donde estaba internada Bea; sin embargo, está aún afuera, y se pregunta si debería ingresar, solo debe asegurarse de que Roberto no se le vuelva a acercar, pero tiene una enorme sensación de ir a ver a la dulce chica de ojos miel.

...***...

Hace años Kevin estaba enamorado, pese a todos los pretextos que le pusieron sobre su novia, él igual siguió con los planes de boda; era joven, estudioso, responsable y quería hacer una vida con Rebeca Montesinos; sin embargo, la traición que sufrió de parte de ella lo transformó.

Rebeca Montesinos era una atractiva mujer de veinte años, tenía el cabello castaño y los ojos miel; trabajaba como mesera en un exclusivo restaurante de la capital; estaba cansada de fregar platos y servir mesas, aunque parecía un ángel en persona, era un demonio, dispuesto en hacer lo que sea para dejar de ser pobre.

En ese preciso lugar, conoció a dos hombres que se interesaron por ella; Edward Safra y Kevin Taylor, pertenecían a dos de las familias más ricas del país, en ese entonces Edward estaba decidiendo dónde hacer su residencia médica y Kevin recién se había graduado de abogado. Rebeca creía que con cualquiera tendría el éxito asegurado; sin embargo, necesitaba descubrir a quien podría manejar con mayor facilidad, así que empezó a salir con ambos.

Kevin se había enamorado sinceramente de Rebeca, y le pidió matrimonio; aunque ella aceptó, no estaba realmente segura de que fuera a él a quien escogería, en muchos aspectos el menor de los Taylor era tierno, considerado, respetuoso y amable; pero no era el tipo de persona a quien le podrías sacar todos los lujos posibles, a él le gustaba la vida sencilla y Rebeca quería otras cosas; quería fama, diversión, viajes, joyas, pavonearse como nueva rica, y mandar, vaya que le gustaba mandar.

Por otro lado, Edward Safra en aquella época estaba complacido de regalarle objetos costosos y concederle varios de sus caprichos; sin embargo, él tenía planes de vida más largos, y casarse no era algo que él quisiera en el inmediato plazo, además necesitaba conocer más a Rebeca para saber si era la mujer con quien contraer matrimonio.

Cuando Kevin presentó a Rebeca como su prometida a la familia; se enfrentó al gran obstáculo que suponía emparentar con una familia privilegiada, que cuidaban de mantener el estatus que correspondía a alguien que ha nacido en su seno familiar.

Al respecto, Kevin definitivamente no era alguien tonto, sabía que encontraría reticencias; así que inteligente como pocos en esa familia, se había asegurado de tener la mayor participación de acciones en cada una de las empresas familiares, había hecho los movimientos con intermediarios, así que nadie sospechó de sus acciones, de pronto el control de la fortuna familiar de cierta manera estaba en sus manos.

Eso no era algo que había comentado a Rebeca, pensaba hacerlo después del matrimonio; así que la muchacha desconocía que su prometido tenía asegurado una vida tranquila; sin embargo, el destino tenía otros planes para ellos.

El abuelo de Kevin había hecho investigar a Rebeca, con Adrián Valdez, reconociéndola como una de sus aventuras, luego de descubrir su doble relación con Edward ideó un plan para mostrar el verdadero ser de la mujer ante Kevin.

Cuando el padre de Kevin se enteró de todo aquello, aceptó ejecutar el plan, necesitaba dos cosas, primero separar a esa mujer de su hijo, segundo recuperar el control de las empresas; para alguien como su hijo, quedarse sin fortuna, regalarla, donarla o desaparecerla era algo sin importancia y no estaban dispuestos a correr ese riesgo.

Llegado el momento, el padre de Kevin habló con el padre de Edward (socios comerciales en algunas empresas); quien sin decirle la verdad a su hijo, se sumó al plan de desenmascarar a la mujer, jamás imaginó que el intento de pretender controlar su vida, llevó a Edward a alejarse de toda la familia y la vida que conocía.

Rebeca desde que era la prometida de Kevin, vivía en un departamento que él había alquilado para ella, hasta que cuando se casaran, vivieran en la casa que estaba alistando para ello. Esa mañana, tocaron la puerta del departamento, como para ingresar las personas que no residían debían pasar un riguroso registro, Rebeca pensó que era Kevin quien llamaba a la puerta porque se había olvidado de traer sus llaves.

Fue una gran sorpresa, al abrir la puerta y encontrarse con Edward, quien había ido a ese lugar supuestamente a recoger unos documentos del socio de su padre y había ingresado con un pase especial.

- "¿Edward?, que sorpresa", dijo Rebeca tratando de mantener la calma.

- "¿Vives acá?, pensé que vivías con unas amigas en...", expresó Edward cuando vio el anillo de compromiso en su mano, ella siempre se lo sacaba cuando salía con él.

- "Me mudé recién, Edward, tengo algunas cosas que explicar, pero será mejor en otro lugar", manifestó Rebeca, tratando de frenar su nerviosismo.

Mientras tanto Kevin estaba llegando al edificio, su tío Adrián le había llamado diciendo que se había enterado de que su padre iba a ir a reclamarle a Rebeca que se alejara de su hija, y él no iba a permitir que ofendieran a su prometida.

Edward abrió la puerta para irse, no necesitaba explicaciones, había sido llevado por su padre a que descubriera eso, como siempre pretende darle lecciones en lugar de hablarle con la verdad, como no aceptó el compromiso con la mujer que le habían seleccionado, quería restregarle en la cara que se había equivocado al salir con Rebeca; como siempre cuestionaba todo lo que hacía, como no dedicarse a los negocios y estudiar medicina.

- "Edward no te vayas así, déjame explicarte por qué estoy viviendo en este lugar", dijo Rebeca sujetando su brazo.

- "Ese anillo de compromiso dice todo, conseguiste la persona que puede darte lo que yo no, y sabes puedo entenderlo, pero no comprendo por qué seguir conmigo, eres deshonesta con los dos", expresó Edward dispuesto a irse; no era la primera vez que se cruzaba con alguien interesada, pero estaba empezando a enamorarse de ella, agradecía darse cuenta de eso, antes de avanzar.

- "Pero, te amo", manifestó Rebeca, mientras saltaba a su cuello y lo empezaba a besar.

- "¡Rebeca!", exclamó Kevin al ver la escena, saliendo del ascensor.

Rebeca quedó mirando a Kevin, quien la observa sin poder creer lo que estaba viendo; apenas podía notar al hombre con quien estaba su prometida; Kevin regresó al ascensor, Rebeca corrió tras él, pero la puerta ya se había cerrado.

Edward apenas pudo ver al hombre que era evidentemente el prometido de la mujer que creía su novia. Cuando Rebeca logró bajar no pudo encontrar a Kevin, solo recibió un mensaje de él "el departamento está pagado hasta fin de mes, saca tus malditas cosas y no me vuelvas a buscar".

Kevin ese mismo día, otorgó un poder a su padre para la administración de sus acciones, sin facultad para venderlas y otras restricciones, luego fue a vivir a su ciudad natal, cambiando mucho en su forma de actuar y pensar. Por otro lado, Edward cambió su número y en una semana, dejaba la capital y a su familia definitivamente.

...***...

Después de pensarlo un tiempo, Kevin llega a la habitación de Bea y toca la puerta, la madre de la joven le indicó que pase, por un momento la señora Antonia lo quedó mirando, ese rostro le resultaba bastante familiar.

- "Buenas noches, quería saber cómo está Beatriz", dijo Kevin.

- "Hola, Kevin, gracias por venir. Mamá, él es mi superior, el abogado Kevin Taylor", expresó Bea, sonriendo ligeramente.

- "¿Taylor?, del ¿Conglomerado Taylor?, ¿eres hijo de Marcus Taylor?", preguntó doña Antonia.

- "Sí, ¿conoce a mi padre?", respondió y preguntó Kevin.

- "Por las revistas, he leído o mucho de él. No sabía que mi Bea trabajaba con usted, pero pase, por favor, mire como me la dejaron", comentó Antonia, sin dejar de mirar a Kevin, estaba frente al hijo del hombre con quien no pudo casarse.

- "Me aseguraré de que ese hombre no la vuelva a lastimar", manifestó Kevin, con esa expresión de seguridad absoluta.

Kevin continúo conversando con Bea, la señora Antonia quedó mirando cada gesto del hijo de Marcus, podía ver que pese a esas expresiones formales, mostraba interés real por su hija; jamás perdonó como fue tratada por esa familia cuando llegó la desventura a su vida, y ahora el destino la volvía a poner cerca de esa familia, tal vez ahora podía lograr lo que no pudo entonces y de paso vengarse de toda la humillación.