El Secreto Del Yerno Multimillonario

La música era tan alta que ensordecía. El olor a bebidas y cigarrillos ciertamente se podía sentir en todas partes. Muchas personas moviéndose al ritmo de la música parecían muy animadas.

Incluso los gritos y las obscenidades se mezclaban en la habitación tenuemente iluminada, iluminada solo por luces parpadeantes. Las manos de todos estaban levantadas con la cabeza balanceándose, pareciendo apreciar la música mezclada por el DJ.

Lo mismo ocurría con las dos mujeres sentadas en la mesa más al fondo. Ambas parecían estar disfrutando mucho de esta hermosa noche. Mela bailando y de pie junto a su mesa. Mientras Aufa bebía con la cabeza balanceándose.

Estas dos mujeres realmente estaban disfrutando del tiempo juntas. Como si estuvieran reviviendo los momentos que solían compartir. Tanto Mela como Aufa no habían ido a un club en mucho tiempo. Solo vendrían aquí si alguna de ellas estaba teniendo problemas.

"¡Vamos, levántate, Fa! Solo te sientas ahí", dijo Mela, absorta en su propio baile.

Aufa tomó un sorbo de su bebida. Miró a su amiga con los ojos entrecerrados, ya que había bebido demasiado.

"¡Quiero ir al baño!", dijo Aufa, levantándose.

"¡Eh, eh!", gritó Mela, sujetando la mano de su amiga, que parecía estar tambaleándose. "Quédate ahí, Fa. No hagas ninguna tontería. ¡Apenas puedes caminar!"

Aufa, que era terca, intentó soltarse de su amiga. Entonces comenzó a caminar sujetándose de los objetos a su derecha e izquierda para equilibrarse, ya que estaba empezando a estar borracha.

La música a su alrededor era muy alta. Sin embargo, eso no la detuvo de atravesar la multitud hasta el baño.

Cuando estaba casi allí, sintió un tirón en su brazo y se giró.

"¿¡Quién es?!", exclamó irritada.

"Fa. ¡Soy yo!", dijo una voz masculina que hizo que Aufa intentara abrir los ojos con más atención.

"¿Sem?", dijo Aufa, parpadeando varias veces para asegurarse.

"Sí. ¿Con quién estás aquí?", le preguntó Sem a Aufa.

Sí, Aufa, la mujer que siempre usaba jerga y hablaba informalmente cuando no estaba con su familia, Mela o Abraham. Actuaba como un "colega" cuando estaba con otras personas.

Sin embargo, antes del matrimonio, el comportamiento de Aufa era realmente ese. No le daba una oportunidad a nadie si no le gustaba la persona. Aufa realmente era alguien que se protegía. Tampoco era de hacer amistad fácilmente.

"¡Con Mela!", respondió Aufa indiferente. "¡Voy a entrar!"

"¡Espera, Fa!", dijo Sem, sujetando la mano de Aufa.

Aufa, que ya estaba medio borracha, sacudió la mano de Sem. No le gustaba el contacto físico con otras personas, a menos que ella tomara la iniciativa. Aufa realmente era alguien reservada.

"¿Qué pasa ahora?"

"¿Por qué nunca respondiste a mis mensajes? ¿Solo los leíste?", preguntó Sem, mirando a Aufa, que parecía no querer hablar con él.

"¡Estaba ocupada!", respondió Aufa y entró al baño.

No le importaba Semi. Todo lo que podía pensar en el momento era en Abraham. Ahh, ese nombre no salía de su cabeza desde entonces. Aunque había intentado beber mucho. Sin embargo, el nombre de Abraham seguía girando en su mente.

"Realmente me he vuelto loca. ¡Pero quiero saber cómo está!", dijo Aufa mientras se sentaba en el inodoro.

Deslizó el dedo por la pantalla del celular que se encendió. Entonces, se llevó el teléfono al oído. Nadie sabía lo que Aufa diría. Sin embargo, parecía que la mujer ya se había decidido.

"¡Finalmente contestaste mi llamada!", dijo Aufa directamente.

Ella se rió. Como si su llamada siendo contestada fuera la cosa más emocionante del mundo. Parecía realmente feliz, con las comisuras de los labios curvadas en una sonrisa.

"¿Dónde estás, eh? Has desaparecido desde esta mañana. Sin avisarme ni mandar mensaje. Desapareciste como un fantasma. Sin decir a dónde ibas, solo te despediste. Dijiste que ibas a trabajar. ¿Crees que soy seguridad? ¿Que solo sabe de tu salida, pero no sabe dónde estás?"

Aufa realmente desahogó todo lo que estaba reprimido. Parecía que el efecto del alcohol la estaba haciendo decir todo lo que quería decir. Lo que fuera que estuviera en su mente, parecía que era eso lo que diría directamente.

"Apuesto a que te estás preguntando quién está llamando, ¿verdad? Es el número de Aufa. ¡Guárdalo! ¡Ponlo como 'mi hermosa esposa'! ¡Para que sepas cuando yo llame!", dijo Aufa continuando.

"¿Por qué no respondes? ¿Estás ocupado? ¿Estás trabajando?", dijo Aufa irritada.

"Eres tan irritante, ¡Abra! ¡Tu nombre, tu rostro, no salen de mi cabeza! ¡Sabes una cosa! ¡Estoy bebiendo para olvidarte, pero en vez de desaparecer, sigues aquí!", gritó Aufa mientras se masajeaba la cabeza que ya estaba girando.

"¡Ugh!" Aufa se cubrió la boca. Estaba empezando a sentirse mareada.

"¿Qué quiso decir Mela cuando dijo que me gustas? ¿Es eso lo que llaman amor? ¡Responde, Abraham! ¡Responde!"

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Al otro lado del mundo, Abraham respiró hondo. Realmente no podía creer lo que acababa de escuchar. Incluso sus manos todavía temblaban mientras sostenía el teléfono.

No esperaba aquello. Lo que Aufa, la mujer que era su esposa, dijo sonó como una declaración de sentimientos. Sentimientos que hicieron que su corazón latiera más rápido.

Sin decir una palabra, Abraham rápidamente colgó la llamada. Sin embargo, sus labios se curvaron en una pequeña sonrisa cuando se dio cuenta y recordó lo que acababa de hacer.

Por alguna razón, quería grabar la llamada que Aufa acababa de hacer. Y eso ciertamente significaba que podría escuchar la confesión de amor de Aufa nuevamente porque la había guardado con éxito.

Sus dedos se movieron rápidamente. Marcó un número y se llevó el teléfono al oído.

"¡Aló, Day!", Abraham llamó rápidamente. "¿Puedes ayudar al hermano Abra ahora?"

"Claro. ¿Qué quieres que haga?"

"Por favor, rastrea este número. Y envíame la ubicación lo más rápido posible, ¿ok?", le dijo Abraham a la niña del otro lado de la línea. "Es un secreto. No le cuentes al tío Jim que te llamé, ¿ok?"

"¡Puedes dejarlo en mis manos!"

Finalmente, la llamada terminó. Abraham estaba realmente agradecido de tener a las mejores y más increíbles personas a su alrededor.

No tardó mucho en que el sonido de una notificación lo hiciera mirar el teléfono.

"¡Dayana es la mejor!", dijo y abrió la dirección que la hija de su tío había enviado.

De repente, su mandíbula se endureció. Sus ojos brillaron de ira cuando se dio cuenta de que su esposa estaba en un lugar ruidoso que no era otro que una discoteca.

"¡Aufa!"

Abraham rápidamente hizo una llamada. No tardó mucho en que la persona del otro lado contestara.

"¿Sí, señor?"

"Por favor, ve a buscar a alguien en esta dirección. Te enviaré una foto de ella. ¡Llévatela a la fuerza y tráela de vuelta a casa!"

~Continuará.