La esposa humana del vampiro
¿Qué harías si, después de una vida plena, reencarnas como la esposa de un vampiro? Y no cualquier vampiro, sino uno poderoso, con dos hijos y una mansión que mantener, ¡justo como en la última novela que leíste! Nuestra protagonista, una anciana del mundo moderno, se encuentra en este hilarante y peculiar aprieto.
Ahora, con su espíritu vivaz de octogenaria atrapado en el cuerpo de una joven esposa, deberá navegar las excentricidades de su nuevo hogar inmortal. Entre hijos colmilludos, sirvientes peculiares y un esposo misterioso, descubrirá que la vida eterna puede ser sorprendentemente divertida y, quizás, incluso le ofrezca una segunda oportunidad para el amor y la aventura. Prepárate para un romance fresco, lleno de risas y con la dosis justa de acción en un mundo donde lo sobrenatural se encuentra con lo inesperado.
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Capitulo:03
A pasos firmes y delicados camino hasta sentarme junto al guapo hombre que al mirarlo más de cerca está más bello.
—Ya no tengo hambre, papá ¿Puedo irme?
Escucho una pequeña voz muy fina y dirijo mi mirada hacia cuatro pares de ojos que me miran con mala cara, pero luego la niña sonríe de manera muy maliciosa haciendo que alce las cejas.
La niña es hermosa, pero a simple vista se mira lo malcriada y consentida que es, en cambio, el niño no cambia su cara y solo me mira con desagrado.
—Después de cenar puedes irte.
Detengo mi respiración al escuchar esa ronca voz que me hace tener pensamientos muy malos.
Cómo era esperarse la niña hace una pataleta digna de darle unas nalgadas, pero no se mueve de la silla y se cruza de brazos enojada.
Mis manos pican por corregirla, pero mantengo la compostura mientras tomo un poco de aire que me hace falta bastante.
Varios sirvientes llegan con muchos platillos y organizan todo muy delicado y hermoso, hasta me dan ganas de no tocar nada.
Los sirvientes hacen una exagerada reverencia y luego se retiran.
El guapo hombre que está a mi lado comienza a servir su comida y los niños y yo le seguimos atrás.
Degusto la deliciosa comida con gusto y la verdad todo está muy rico, todo está al punto y bien cocinado.
Levanto la mirada hacia los niños y un ojo me comienza a parpadear cuándo miro que apartan los vegetales a un lado.
—No, no... Los vegetales también se comen.
Hablo en un tono de voz serio, pero la verdad me sale muy suave y delicado.
—Nosotros no comemos eso, y tú no, no puedes obligar.
Dice la niña con altanería y arrugo el ceño mirándola con seriedad mientras menciono.
—No se van a levantar hasta que terminen de comerse todos los vegetales.
Mi tono de voz sale muy lento y pausado.
—¡Papá!
Lo llama con voz chillona y él solo mira sus alimentos.
—Ya la escucharon, no se diga más.
Ambos niños me miran con rabia, pero solo sonrío de medio lado mientras me llevo un trozo de pollo asado a la boca... Mmm, esto está delicioso.
De reojo los observo y ellos comen con rapidez todos los vegetales hasta terminarlos todos.
—Ya terminamos ¿Feliz?
Sonrío y asiento dejando mis utensilios de comida con delicadeza.
—Muy feliz.
La niña solo frunce el ceño y el niño mira a su papá fijamente.
—Mi hermana y yo hemos terminado ¿Podemos retirarnos?
La forma de hablar del niño me sorprende bastante, habla como si fuera un adulto.
—Pueden retirarse.
Dice y ambos niños se marchan con rapidez sin mirar atrás.
Hago el intento de levantarme, pero su voz me detiene y lo miro.
—Mañana debemos partir para la capital, en tres días es el cumpleaños del emperador y debo llegar con tiempo de antelación.
—Mmm, está bien.
—No quiero berrinches ni niñerías, ya he tenido suficiente en estos dos últimos años, compórtate como una duquesa a mi altura.
Su rostro no se mira muy feliz y observo como se levanta de su asiento y antes de marcharse dice.
—Partiremos después del desayuno, espero no tener inconvenientes.
Solo observo su ancha espalda mientras me quedo sentada en la soledad de la enorme mesa.
—Este sueño se está complicando un poco.
Susurro y me levanto para irme también, no me pienso quedar sola en este solitario lugar.
—Lo hizo muy bien mi señora, solo no debe de hacer enojar al señor y todo marchará bien.
Dice la sirvienta y solo asiento mientras camino por el mismo pasillo por el que vine.
Al llegar a la habitación, la chica me quita la ropa y me pone una extraña bata toda fea, pero no presto mucha atención y me lanzo a la cama quedándome dormida inmediatamente.
(...)
Abro los ojos de golpe mientras mi corazón golpea mi pecho con fuerzas... Todos los recuerdos de este cuerpo vinieron a mí mientras dormía y la verdad es que no estoy en un sueño.
Estoy en la historia de la última novela que leí...
—Carajo que mala suerte es la mía.
Murmuro mientras me levanto de la cama y comienzo a caminar alrededor de la inmensa y lujosa habitación.
—Mi nombre es Laura Petro, esposa de un poderoso vampiro llamado Victor Cortes y madrastra de dos niños gemelos mitad vampiro y mitad humano...
Mi vista se dirige a un último cajón de la mesa de noche y camino hacia ahí, encontrándome con varias cartas que este cuerpo guarda de su amado Richard Harrison... ¿Acaso estaba loca? Teniendo semejante bombón... ¿Estaba detrás de un bueno para nada? Esto es increíble.
Salto del susto cuando la puerta es tocada y cierro el cajón de inmediato.
—Adelante.
La misma mujer de ayer entra a la habitación y según los recuerdos de este cuerpo es la dama personal de Laura Petro, Lidia.
—Ya se ha levantado mi señora.
Dice y asiento sin decir nada más.
Ella se acerca a mí y con sigilo me entrega una carta.
—Mi lord dice que la estará esperando después del desayuno mi señora.
Arrugo el ceño y entrecierro los ojos.
—Quema la carta.
—¿Qué?
Pregunta con sorpresa.
—Quema la carta Lidia, de ahora en adelante no recibiremos más carta de lord Harrison.
Lidia me mira con sorpresa, pero hace una pequeña reverencia.
—Cómo ordene mi señora.
Dice acercándose a la chimenea.
—Lidia.
—Si mi señora.
—Quema las otras cartas que están en mi cajón, no quiero rastros del barón Harrison.
Autora sólo recuerda que la culpa y el arrepentimiento nos van a acompañar siempre pero has seguido tú camino y continuas de pie. Eres una sobreviviente enorgullecete de ti.
Un abrazo y bendiciones!