Matrimonio Ficticio.

(Alessandra)

Sigo escuchando a mi Padre, pero aun me cuesta entendero que está pasando.

—Ay hija mia, se que esto es muy conplicado, pero debes saberlo todo.

Los Padres de Antonia, lo arreglaron todo y en cuestión de semanas estaba casado con una mujer a la que nunca amé.

Lo más triste es que aún sigo casado con esa mujer.

También mereces saber, como convencí a tu Madre.

Fue 1 años despues de casarme.

Marlene me rescató literalmente...

Pues Yo para olvidarme de mi desamor y soledad, salía a emborracharme casi todos los diás, el fin de semana era peor, lo hacía para no estár en casa y en una de esas borracheras, alguien me atropelló a la salida de un bar.

Cuando estaba en el hospital, Un joven me ayudó y llamó a tu Madre, Yo no quería regresar a casa, estaba muy mal fisica y emocionalmente; y sabía que solo Ella podía curar mi alma.

Tu Madre aceptó cuidarme en su apartamento por unos días; pero Yo nunca pude salir de sus cuidados.

Un año después, de mis visitas los fines de semana, a aquel pequeño pero acogedor apartamento, naciste Tú.

Desde entonces para mí, no hay día más feliz que el viernes y no hay día más triste que el lunes.

Te preguntarás como es posible, que yo siga casado después de tanto tiempo.

La respuesta es clara...porque soy un tonto.

Un hombre exitoso y astuto para los negocios, pero manipulable e influenciable en mi vida personal.

Si, mi Madre que desde hace tiempo tenía un padecimiento cardíaco, siempre me manipuló.

Primero con mis hijas, porque las mellizas Antonia y Andrea eran pequeñas, después con su enfermedad y así se fue pasando el tiempo.

Cuando creí, que si iba a dejar a Antonia, ella enfermó de gravedad, aún está enferma y no puedo dejarla.

Y esto que está pasando ahora, lo he venido postergando desde hace tiempo, pero ahora, no puedo seguirle haciendo esto a Marlene.

Sé que soy un verdadero imbécil, siempre la convencía de darme tiempo, pues tenía la esperanza de divorciarme.

Pero no pude hacerlo y ahora estoy convencido que no Podré divorciarme jamás, tu Madre es una mujer demaciado maravillosa, para seguir en esta vida a medias que Yo le doy, como te dije hace un momento, Marlene no merece seguir siendo mi Amante.—Oír a Papá, es doloroso al extremo.

Lo más dolorosa que jamás pensé, en mis 18 años de vida.

Mamá está llorando y viéndo llorar a Papá.

Yo estoy en shock... aún no proceso toda la información.

Y solo tengo un frase en mi cabeza.

"No merece seguir siendo mi amante."

Mi cerebro brillante está al borde del colapso y conforme estoy entendiendo esa frase y analizando nuestra vida, se forma un torbellino en mi cabeza.

Estoy procesando tantas cosas y encontrando explicación para todo.

Es que somos una familia rara, pero no me di cuenta hasta ahora.

Yo estaba como en una burbuja, donde no podía ver más de lo permitido.

Desde que tengo memoria, mi Padre solo está los fines de semana, y Yo no me quejaba de eso, pues me enseñaba tantas cosas, me daba mis propias clases privadas de finanzas y negocios, traía papeles importantes a casa para enseñarme todo lo que hacía, pero rara vez salímos a un lugar público.

Mi Madre es una hermosa reina, encerrada en una preciosa y lujosa casa que parece un palacio, donde tiene todo cuanto desea, pero solo los fines de semana se le ve plena y realmente feliz.

Estoy entendiendo todo y a la vez, me estoy sintiéndo tan defraudada.

Y es que, yo he sido educada con tantas buenas costumbres, no solo para que mi forma de actuar sea refinada, culta y de etiqueta impecable, sino con tantos consejos, tantas lecciones para ser una mujer digna, dada a respetar y distinguida por donde quiera que vaya.

Mamá siempre me dijo, que por más bella que sea una persona físicamente, si su personalidad y sus valores morales no son hermosos, su belleza física no sirve de nada.

Pero lo absurdo de todo es saber, que quienes me dan esas lecciones, y los que inculcan en mi, tantos valores son precisamente las personas que me han engañado toda mi vida.

Como pudieron engañarme de esa manera...

Me digo a mi misma, mientras levanto la vista y veo a mi Madre, la mujer más maravillosa que existe, a la que creía Perfecta.

Ella está viéndome con abundantes lágrimas en sus ojos.

Tiene su mirada triste, como jamás la vi.

En este momento, esa mirada que tantas veces me ha hecho calmar mis tristezas, no me ayuda, así que dejo de verla.

Me doy la vuelta y camino despacio, hasta la sala de esta inmensa casa, me detengo frente a un hermoso mueble de madera que está cerca de la chimenea. Aqui, hay de la familia, de Papá, Mamá y míos.

Fotos de nuestros momentos felices, todas esas fotos tomadas por nosotros mismos, me detengo frente a tres de esas fotos.

Veo a Papá, el hombre que más he admirado, y de quien siempre quería aprender todo, al que le decía, <> y el me respondía, " lo eres"

Él que siempre me dijo, que solo sonreía cuando estaba a lado de mamá y de Mi, Él que ahora siento que no conozco.

Mi madre, bella y elegante, la mujer que me educó, haciendome ver lo valiosa que soy como mujer y que siempre me dice, jamás dejes que nadie pisotee tu dignidad de mujer.

También me veo Yo, la mezcla de Alesandro Sandoval y Marlene Morelos.

Me veo y recuerdo cada palabra de Papá, de lo orgulloso que se siente de mi, por el carácter, la inteligencia y temple que tengo, y por lo hermosa que soy; siempre dice que soy idéntica a Él, en versión femenina e infinitamente más bella; siempre creí que éramos la familia perfecta, ahora sé que ni siquiera somos una familia formalmente establecida por la ley.

Yo soy la hija de la amante de mi Padre... y eso me duele en el alma.

Y lo que no entiendo, es como no me di cuenta.

No sé que voy a hacer, no se como voy a enfrentar la vida de ahora en adelante, no sé como volver a ver a mis amigos, a Jamileth mi mejor amiga a quien siempre le mostré compasión por tener un Padre Alcoholico.

Ahora me siento como una idiota, una que siempre presumió a una familia de mentira.

Soy una ilusa, me sentía orgullosa que me eligieran a mí para el discurso de los graduados.

Me sentía orgullosa de saber que estudiaré en la universidad Princeton, y que me aceptaron por tener calificaciones perfectas.

Quería ser el orgullo de mis Padres, así como ellos eran mi orgullo, y mi ejemplo a seguir, eso dije en el discurso, frente a Ellos.

Pero ahora con qué cara saldré a la calle, si lo que quiero es que la tierra se abra y me trague.

Mi cara está ardiendo, no sé que es lo que siento, no sé si es vergüenza, coraje, dolor o decepción; quizá siento todo a la vez y no sé si pueda sobrellevarlo.

Tampoco sé si pueda perdonar que me hayan mentido de esta manera...