Estar casada con el amor de tu vida suena como un sueño hecho realidad; incluso si sólo eres un reemplazo de su gran amor.
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Capítulo 17
...Daven....
Al día siguiente fuí nuevamente a la casa de Evangeline, para poder cuidar de los niños.
Ella se veía absolutamente hermosa, llevaba un vestido negro que se adhería perfectamente a su hermoso cuerpo. Pero no pude apreciarla demasiado, ya que estaba muy apurada.
Apenas llegué, ella iba de salida. Dejándome así con los dos pequeños frutos de nuestro matrimonio fallido.
—¡Es papi! ¡Freddy, papi llegó! –Escuché a mí princesa gritar, mientras corría a mis brazos para poder abrazarme–.
Ella estaba muy feliz de verme, la había llevado a la escuela en la mañana pero, aún así, actuaba como si fuera nuestro primer encuentro.
Me recordaba a su madre con aquélla mirada soñadora y su absoluta inocencia. Evangeline era exactamente igual a nuestra hija, cuando tenía su edad.
Ví como mí hijo me observó con enojo y fue a sentarse al sofá para ver televisión. Observé la casa, notando que la caja de libros que le traje de regalo no había sido tocada.
Tomé a Francesca en mis brazos, y ambos fuimos a sentarnos junto a su hermano.
—Hola hijo –lo saludé, mientras intentaba acariciarle el cabello, pero antes de que pudiera tocarlo; él se apartó–.
—No soy tu hijo –Insistió–.
Siempre me he caracterizado por ser un hombre que controla sus emociones, nada me hace daño emocionalmente hablando.
Las únicas veces que sentí dolor emocional, fue cuando perdí a Evangeline. La segunda, cuando supe que tenía hijos. Y la tercera... Es escuchar a mí propio hijo negarme como su padre.
Bajé a Frannie al piso, mientras ella comenzaba a jugar con sus muñecas; completamente ajena a la tensión que su hermano y yo estábamos creando en la habitación.
—Hijo... –Comencé, pero él me interrumpió–.
–Mi nombre es Frederick.
Cada vez que él habría la boca, era un golpe directo a mí corazón.
Respiré hondo, calmándome. No podía culparlo por rechazarme, había cometido muchos errores, errores por los cuales mis hijos sufrieron las consecuencias.
—Frederick... –Comencé– Entiendo que todo ésto es muy fuerte para ti, porque eres muy pequeño y no sabes comprender la situación. Pero con tu mamá queremos crear un ambiente sano para nuestra familia.
—Una familia que abandonaste –Soltó con veneno–.
Me sorprendía su capacidad de apuntar a la yugular con sus comentarios hirientes, sólo tiene cinco años, pero mí hijo tiene la mente de un hombre adulto. Y la lengua venenosa de su madre.
—No los abandoné, no sabía que existían –Me defendí, aunque sabía que no tenía excusas–.
—Abandonaste a nuestra madre mucho antes de que Frannie y yo nacieramos, por ende, nos abandonaste también. No soy estúpido, los demás niños hablan y siempre dicen lo mismo, ¡La verdad! ¡Y la única verdad que conozco es que nos abandonaste cuando estábamos en la panza de mamá!
Me dolía, lo peor es que no podía defenderme, porque todo lo que decía era cierto. Abandoné a Evangeline cuando estaba embarazada, sí, yo no sabía que estaba gestando a mis bebés, pero tampoco me molesté en preguntar.
Estaba tan confundido en aquél entonces que sólo pensé en mí.
Ahora me doy cuenta de lo grave que fueron mis acciones, no sólo lastimé a Evangeline, lastimé a mis hijos.
—Hijo, entiendo cómo te sientes, no he sido el mejor hombre en la tierra. Le hice mucho daño a tu mamá y, por culpa de mis acciones, ella se vió en la obligación de alejarlos de mí –Lo observé a los ojos–. No puedo arreglar el pasado, pero quiero cambiar el presente, para mejorar nuestro futuro.
Tomé su pequeña mano entre las mías, ahora estaba hablando desde lo más profundo de mí corazón.
—Te amo hijo, a ti y a tu hermana. Los amo mucho a ambos, y sólo quiero poder ser un padre para ustedes.
Sentía las lágrimas nublar mí visión, mientras esperaba la respuesta de mí pequeño.
—Mi único papá, es el tío James. –Sentenció, apartando su mano de la mía–.
Mis lágrimas cayeron, pero las limpié rápidamente. Evangeline tenía razón, iba a ser más difícil de lo que creí.
Evangeline.
Llegué al restaurante con el señor Velasco, acercándonos a la mesa en la que nos estaban esperando. Nuestros clientes eran nada más y nada menos que, Leonard Cooper y sus asistentes.
Mientras mí jefe comenzaba una conversación con los acompañantes, Leonard se sentó a mí lado, ofreciéndome una copa de vino.
—Te ves hermosa, señorita. –Dijo, mientras sus ojos me recorrían sin pudor alguno–.
—¿Acaso hoy no vas a preguntarme cuánto cobro por mis servicios? –Pregunté sarcástica, mientras él dejaba salir una leve risita–.
—Quiero disculparme por ese malentendido, fuí un completo...
—Imbécil. –Completé su oración, haciéndolo reír nuevamente–.
—Sí, ciertamente fui un cabrón de mierda –admitió, mientras bebía un sorbo de su bebida–. No sabía que eras una empleada de la empresa de Velasco, mucho menos sabía que estabas casada, si lo hubiera sabido nunca te habría faltado al respeto de tal manera.
—Por favor, no te arrepientes en absoluto –musité, mientras rodeaba los ojos ante su falda disculpa–.
Él volvió a reír, ciertamente estaba en lo correcto. Leonard Cooper no se arrepentía de haberme insultado al suponer que era una amante.
La noche transcurrió sin problemas, pero no podía evitar pensar en como estaban Daven y los niños. Supongo que todo estaba bien entre ellos, ¿Verdad? Quiero creer que no destruyó mí casa.
Al terminar, el señor Velasco se ofreció a llevarme a casa, pero me negué ya que tenía que ir a otro lugar antes.
Tomé un taxi y fui a un hotel al otro lado de la ciudad, caminé hacia la habitación correspondiente y entré.
—Llegas tarde, hermosa. –Su voz resonó en mis oídos, me acerqué a él y lo besé al instante, no lo había visto hace varios días y, debo admitir que lo extrañaba–.
—Perdón por tardar, James...
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...Ese Plot twist no se lo esperaban JAJAJAJAJAJA...