Valeria Intriago y Esteban Miller son una pareja que parece perfecta, pero todo se derrumba cuando ella descubre que él la engaña con su mejor amiga, Camila García. Devastada, Valeria decide vengarse y comienza un juego peligroso de seducción con el hermano de Esteban, quien también tiene sus propios secretos oscuros.
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El día comienza con sospechas
Valeria despertó con el sonido del teléfono vibrando en la mesita de noche. Era temprano, y la luz del amanecer apenas comenzaba a filtrarse por las cortinas. Alargó la mano, tomó el dispositivo y vio un mensaje de Esteban:
"Tengo una reunión temprano. Nos vemos esta noche. Te amo."
Frunció el ceño. Esteban no solía tener reuniones tan temprano, y menos sin avisarle con anticipación. Se sentó en la cama, tratando de sacudirse la sensación de inquietud que la invadía. Las palabras de Camila y Damián seguían resonando en su mente, y ahora este mensaje solo añadía más leña al fuego.
Intentó restarle importancia. Después de todo, Esteban tenía un trabajo demandante y su horario podía cambiar sin previo aviso. Sin embargo, no pudo ignorar que, en las últimas semanas, sus rutinas se habían vuelto erráticas. Llegaba tarde, salía sin explicaciones y, a veces, parecía ausente, como si su mente estuviera en otro lugar.
Al revisar su teléfono mientras se preparaba, una notificación bancaria llamó su atención. Esteban había retirado una suma considerable de dinero el día anterior. No era algo común en él. Siempre habían llevado sus finanzas con transparencia, y cuando hacía movimientos grandes, al menos le mencionaba el motivo.
"¿Para qué necesitaba tanto dinero en efectivo?" pensó. "Y lo más preocupante... ¿por qué no me dijo nada?"
Más tarde, mientras trabajaba en su laptop, escuchó el sonido de un teléfono vibrando en la cocina.
Valeria se quedó inmóvil por un momento, tratando de procesar lo que veía. ¿De quién era ese celular? La idea la golpeó como un rayo: Esteban tenía otro teléfono. Esta revelación la dejó atónita. Hasta ahora, no tenía idea de su existencia.
El dispositivo seguía vibrando. Valeria dudó, pero la curiosidad fue más fuerte que su sentido de la privacidad. Se acercó y vio la pantalla encendida. El mensaje era de un número desconocido:
"No olvides lo que hablamos. Nos vemos a las 3."
El corazón de Valeria dio un vuelco. ¿Quién era esa persona? ¿Y qué asunto era tan importante que necesitaban verse en persona?
Dejó el teléfono en su lugar, sintiendo que su mente se llenaba de preguntas. Intentó convencerse de que no debía sacar conclusiones apresuradas. Sin embargo, la duda ya había echado raíces.
Esa tarde, decidió pasar por la oficina de Esteban para llevarle algo de comer. Sabía que tenía un día ocupado y quería sorprenderlo.
Pero al llegar, su secretaria la miró con sorpresa.
—Señorita Valeria… Esteban ya salió.
—¿Salió? preguntó ella, tratando de ocultar su desconcierto. ¿A qué hora?
—Hace unas dos horas. Dijo que tenía una reunión fuera de la oficina.
Valeria sonrió con cortesía, dejó la comida en su escritorio y se despidió, pero por dentro su mente no dejaba de analizar la situación.
"¿No dijo esta mañana que tenía una reunión temprano? Entonces, ¿qué era esta otra reunión? ¿Por qué no me dijo nada?"
No quería sacar conclusiones apresuradas, pero todo empezaba a parecer una red de mentiras.
Mientras volvía a casa, su teléfono sonó. Camila.
Dudó en contestar. Una parte de ella temía lo que su amiga pudiera decirle. Finalmente, deslizó el dedo por la pantalla.
—Hola, Cami dijo, intentando sonar normal.
—Hola, Val respondió su amiga, con un tono que no pasó desapercibido para ella. ¿Cómo estás? ¿Has hablado con Esteban?
Valeria sintió que su pulso se aceleraba.
—No mucho. ¿Por qué lo preguntas?
Hubo un silencio breve antes de que Camila hablara.
—Es solo que... he estado pensando en lo que te dije. No quiero que malinterpretes las cosas, pero creo que deberías estar atenta. Esteban no es quien crees que es.
Las palabras golpearon a Valeria como un balde de agua fría.
—¿Qué quieres decir con eso? preguntó, sintiendo que la ansiedad le apretaba el pecho.
Camila suspiró.
—No puedo decirte más por teléfono. Solo confía en mí, Val. Esteban no es la persona que tú crees.
El estómago de Valeria se encogió.
—Cami… si sabes algo, dime.
—Hablaremos pronto dijo Camila. Pero, por favor, mantente alerta.
La llamada terminó, dejando a Valeria con una sensación de vértigo.
"¿Qué demonios está pasando?"
Esa noche, cuando Esteban llegó a casa, Valeria lo esperaba en el sofá.
Él le sonrió y se acercó a besarla en la mejilla.
—Hola, amor. ¿Cómo estuvo tu día?
—Bien respondió ella, observándolo atentamente. ¿Y el tuyo? ¿Cómo fue la reunión?
Esteban se quitó la chaqueta y la colgó en el perchero antes de responder.
—Fue larga, pero productiva.
Valeria notó que evitó mirarla a los ojos.
—¿Por qué lo preguntas? añadió él.
Ella se encogió de hombros.
—Solo curiosidad. Pareces cansado.
Él le sonrió y se sentó a su lado.
—Es solo el trabajo. Pero estoy bien, no te preocupes.
Valeria asintió, pero su mente no descansaba.
Había demasiadas incongruencias. Su salida temprana,el celular ,el mensaje del número desconocido, el dinero en efectivo, la advertencia de Camila. Todo se acumulaba, formando un rompecabezas cuyas piezas no encajaban.
Mientras se acostaban esa noche, Esteban la abrazó como siempre. Pero por primera vez, Valeria sintió distancia en ese contacto.
Cerró los ojos, pero su mente no la dejaba en paz.
¿Realmente conozco al hombre con el que comparto mi vida?