Enamorar A Un Vampiro

Daemon se apresura a correr por el bosque, el aroma de Rhett es débil, pero sigue allí, mezclado con un rastro de magia.

No logra entender cómo es que pudo pasar esto, en qué momento Rhett perdió la conciencia de sí mismo. No debió de haber interferido con el orden de las cosas, aunque intente convencerse de que era lo mejor.

Ahora podían estar seguros de que hacer un lazo era posible, ya que ambos son criaturas de la noche. Eso es lo único bueno que sacaron de esto.

Esquivó árboles, el camino cada vez se volvía más y más largo. ¿Cuánto pudo haber corrido Rhett estando transformado en lobo? Pronto descubriría la respuesta.

El sol se asomó en la lejanía, Daemon aceleró el paso, pronto los rayos caerían sobre ellos y sería el fin. Rhett no puede volver a ser tocado por el sol cuando está transformado, debe volver a la normalidad antes de que sea demasiado tarde.

Ha llegado a una zona de sembradíos y es allí cuando lo entiende, Rhett pertenece al campo, su hogar debe estar cerca.

El olor se hace cada vez más fuerte, Daemon abre los ojos buscando el pelaje blanco del lobo, hasta que lo divisa en la lejanía.

Rasguña, araña y gruñe contra la puerta de una linda casa blanca. Daemon casi lo alcanza, está tan cerca que ya casi puede saborear el momento en que tocará el cuerpo de Rhett para detenerlo, la fuerza que tendrá que aplicar.

"¡Rhett!", grita, los rayos del sol empiezan a asomarse sobre las plantas y Daemon teme no alcanzarlo.

Sus manos se estiran para tomar a Rhett entre ellas cuando la puerta que el lobo había estado molestando se abre. Una mujer hermosa sale por ella, Daemon se detiene antes de golpear a Rhett por la espalda en un accidente.

La mujer abre los ojos en sobre manera cuando mira al lobo blanco frente a ella, que aúlla una vez que la ve.

Es muy obvio de quién se trata, sería un ciego si no lo viera, la madre de Rhett abraza el cuerpo de Rhett entre sus brazos y suelta un gran sollozo que rompe por completo el corazón de cualquiera.

"¿Qué te ha pasado, Rhett?", pregunta ella en la oreja de su hijo.

El cuerpo de Rhett empieza a cambiar, al vampiro casi le da un escalofrío al escuchar los huesos moldearse y acomodarse de nuevo.

Daemon se queda quieto, todavía no ha sido visto por ninguno de los dos. Por un momento se siente como el invasor de un momento íntimo entre madre e hijo.

Trata de hacerse el ciego ante la desnudes de Rhett, quita su propio saco de su cuerpo, sin importarle si está manchado de sangre por la pelea, y lo coloca sobre los hombros de Rhett para intentar cubrir su desnudes.

La mujer lo mira, Daemon no dice nada mientras el sol golpea una parte de su rostro, causándole quemaduras que volvían. Con un gesto lo invita a pasar mientras Rhett, anonadado, camina tras de ella.

"Puedo ver que pasaron por muchas cosas" dice la mujer mientras cierra las cortinas lo más rápido que puede. "Seguro eres alguien que mi hijo conoce, mi nombre es Sirelle".

Lucía como una persona común y corriente que trabajaba en el campo, la casa también era pequeña, pero había algo particular en ella, su olor era la de un cambia formas.

El aroma era tan bajo que por un momento creyó que se lo había imaginado, ¿cuánto tiempo llevará sin transformarse para ocultar la verdad a su hijo? Esa pregunta rondó por la cabeza de Daemon.

Cuando dirigió su atención a Rhett, él estaba sentado, quieto y perdido, miraba las manos en su regazo y no apartaba la vista de allí a pesar de tener su hogar justo frente a él. El vampiro sabía que lo sucedido sería un nuevo trauma para él y deseaba tanto poder ayudarlo, hacerlo menos doloroso.

"No queríamos llegar de esta forma, tampoco estaba en nuestros planes" confiesa Daemon, tomando entre sus brazos con un gesto gentil el cuerpo de Rhett para darle un poco de seguridad.

La madre de Rhett, Sirelle, ve el gesto con una mirada extraña. Cuando la casa se encontró completamente cerrada, se dirigió hacia su hijo, que seguía atrapado inmóvil entre los brazos del vampiro.

Se inclinó sobre sus pies y analizó su rostro, lucía demacrado, cansado, triste. Sirelle se lamentó por no haber estado cuando su transformación sucedió, nunca creyó que fuera posible.

"Rhett, es mi culpa. Perdóname", la mujer empezó a soltar lágrimas pequeñas que poco a poco se convirtieron en un sollozo incontrolable.

Daemon no sabía si consolar a Sirelle sería lo que necesitaba, se debatió entre soltar a Rhett y apoyarla o mantenerse en su lugar. Afortunadamente no tuvo que tomar una decisión porque lo único que hizo entrar en razón a Rhett fue escuchar los lamentos de su madre, el cambia formas se liberó del agarre de Daemon y se lanzó a los brazos de su madre.

"Dolió mucho", dijo Rhett aferrándose.

El vampiro sintió que su pecho se cayó cuando lo escuchó.

El momento duró un rato, hasta que ambos se separaron y Sirelle les dijo que podían pasar el día allí sin problemas. Ni Rhett, ni Daemon sabían si volver al castillo sería lo correcto, mucho menos sabiendo que Azael le informaría de todo lo que pasó a Ran sin dudarlo.

El vampiro siguió por las escaleras a Rhett, evitaba que su mirada terminará en alguna parte de su piel expuesta a toda costa. Fue de las cosas más difíciles que hizo en su vida.