En un pequeño pueblo donde los sueños y la realidad a menudo se entrelazan, Valeria es una joven de 19 años que vive atrapada entre la inocencia de su corazón y las sombras de lo desconocido. Soñadora y curiosa, su vida da un giro inesperado cuando un misterioso desconocido se obsesiona con ella, llevándola a una encrucijada peligrosa. Atrapada en un matrimonio forzado, Valeria descubre que el amor que anhelaba no era más que una ilusión.
En medio de esta nueva vida, se encuentra con su esposo, un hombre de carácter difícil y secretos ocultos. A medida que Valeria navega por las tormentas de su nueva realidad, comienza a desentrañar capas de su propio ser y, poco a poco, descubre que el amor puede surgir en los lugares más inesperados.
Con giros inesperados y emociones intensas, esta historia es un viaje sobre el descubrimiento personal, la lucha por la libertad y la búsqueda del verdadero amor. ¿Podrá Valeria encontrar su voz en un mundo que intenta silenciarla?
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Capitulo XII Una noche maravillosa
Punto de vista de Valeria
He estado en esta casa por más de un mes, mi salud ha mejorado mucho, aunque sigo siendo una prisionera de Leonardo. Hace un par de semanas me obligo a casarme con él, según así no habría problema cuando reclamé mi cuerpo, me siento utilizada, siento que solo soy un objeto de deseo. No poder tener el control sobre mí, me estaba volviendo loca.
“Vístete que vamos a salir”. Entro Leonardo a la habitación de mal humor.
“¿A dónde iremos?”. Pregunte nerviosa.
“Tienes un chequeo médico, son exámenes de rutina”. Me explico Leonardo buscando algo en el armario.
Hice lo que él me pidió, en media hora estuve lista, así que salimos de la casa, este tiempo que he estado viviendo con él muy pocas veces había salido a la calle y siempre que lo hacía, era para ir al doctor.
Llegamos a la clínica, el doctor Gustavo pidió una serie de exámenes para mí, no entendía nada de lo que estaba diciendo. Leonardo me pidió salir del consultorio, ya que tenía algo que hablar con el doctor. Tardó aproximadamente media hora hasta que finalmente salió del consultorio. Me tomo de la mano sin decir nada y subimos al auto. Empezó a conducir, pero no íbamos por el camino de regreso a casa.
“¿A dónde vamos?”. Pregunte curiosa.
“Es una sorpresa, espero que te guste”. Dijo tranquilamente.
Yo mientras me dediqué a ver por la ventana, Leonardo estaciono frente a supermercado e hizo algunas compras de comida y otras cosas, parecía como si fuera a salir de la ciudad. Volvimos al auto después de pagar y el continuo el viaje, subimos por una montaña, el frío empezaba a casarse dentro del auto, aunque iba abrigada, podía sentir la frialdad del lugar. Después de varias horas llegamos a una especie de cabaña, no podía negar que el sitio era muy hermoso, el verde predominaba, no se escuchaba nada más que el sonido de la naturaleza. Era el paraje idóneo para cometer un crimen. Entonces una idea algo sombría llegó a mi mente; seguramente va a terminar conmigo. Me sentí una idiota al pensar algo así, si Leonardo quisiera acabar con mi vida, pues no lo haría el mismo, seguramente contrataría a un matón para que lo hiciera. Sacudí esos pensamientos de mi cabeza, había empezado a fantasear con las novelas que tanto me gustaban leer. Lo más probable fue que me llevo a ese lugar por órdenes del doctor.
“¿Te gusta el lugar?”. Me pregunto a lo que conteste emocionada que sí.
“Ok, entonces bajemos del auto, está haciendo mucho frío.”. Dijo el muy serio.
Sentí que algo no andaba bien, Leonardo estaba muy frío, parecía como si tuviera una lucha interna. Baje del auto con dudas, el miedo se apoderó de mí mientras caminaba al interior de la cabaña. Entramos y enseguida sentí el calor invadir mi cuerpo. Se sentía muy bien después de soportar el frío que estaba haciendo en esa montaña, y es que cuando llegamos ya era de noche y por eso la temperatura había bajado tanto.
Empecé a mirar a mi alrededor, el lugar no era tan pequeño como parecía, era una cabaña bastante amplia y cómoda.
“Voy a preparar algo de cenar, ponte cómoda mientras termino”. Leonardo estaba actuando muy extraño, sentía que esa noche él reclamaría por lo que pago, aunque yo aún estaba algo débil, imaginé que esperaría al menos que me hubiera recuperado por completo.
Me senté en el sillón pensando en lo que pasaría esa noche. Estaba muy nerviosa, pero y quería que todo terminara rápido, no quería sufrir y ojalá que después de esa noche él me dejara libre.
Salió al rato de la cocina con dos platos en las manos, la cena era muy ligera, solo verduras y frutas, que fue lo que el doctor me había recomendado. Ingerí mis alimentos muy despacio, estaba nerviosa y sentía que todo me caía como una piedra en el estómago. Al terminar levante los platos y limpio que se había ensuciado, estaba lavando la losa cuando sentí a Leonardo abrazarme por la espalda. Sus manos empezaron a recorrer mi cuerpo, mientras que sus labios acariciaban mi cuello, sentí como que le dio un ligero mordisco al lóbulo de mi oreja, algo que me hizo sentir una presión en mis partes íntimas. Me puso frente a él y empezó a soltar los botones de mi camisa. Estaba aterrada, estaba confundida, pensé que Leonardo había recapacitado y que nunca me obligaría a esto. Cerré mis ojos y dejé que él siguiera con lo que estaba haciendo, había momentos en los que me gustaba, pero recordaba que él solo lo estaba haciendo porque me había comprado y eso me convertía en su zxxxx esposa.
Después de quitarme la camisa, se apartó de mí para mirar mi desnudez, al parecer eso le gustó, ya que empezó a tocarme mucho más.
“Esta noche serás mía, quiero borrar cualquier huella que haya dejado otro hombre sobre ti”.
Quise contestarle, quise decirle que nadie me había tocado antes, al menos no así, pero él se adueñó de mi boca y nos fundimos en un apasionadamente beso. Haciéndome olvidar todo. Me llevo a la habitación, y sobre la cama me arrebato lo que quedaba de mi ropa, él precedió a hacer lo mismo. Se quedó mirando fijamente a mis ojos y me sentí segura, volvió a besarme con ternura y poco a poco se fue abriendo paso entre mis piernas. Se detuvo por un momento y me miró confundido, creo que se dio cuenta de algo.
“¿Es tu primera vez?”. Su voz sonaba ronca y sus ojos suavizaron su expresión fría.
Asentí con la cabeza y el me dedico una sonrisa, volvió a besarme, pero esta vez lo hizo con delicadeza. Lo que pensé sería la peor noche de mi vida, se había vuelto la más maravillosa, Leonardo me trató con delicadeza y al final me quedé dormida entre sus brazos.