Roselin sufrió a causa de su primer amor, por una infidelidad por parte de su pareja decide separarse de forma inmediata, sin embargo, su corazón roto no dejaba de doler, por esto decide ir a un bar y beber un poco. A causa del alcohol Roselin termina pasando la noche con un desconocido que resulta ser un atractivo CEO, está intenta ignorarlo, pero ¿Podrá resistirse a los encantos de aquel hombre tan encantador y directo?
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Un niño extraordinario
Luego de estar otra vez en la empresa, Roselin volvió a su oficina y continuo con su trabajo, como había dicho Sebastián, justamente a las tres llego un hombre de traje cargando a Santiago, cuando lo bajo el niño corrió a los brazos de Roselin.
—Hola, hice todas mis tareas ¿Podemos jugar?
—Hola, claro que sí, los niños buenos pueden jugar mucho, espera que recoja mis cosas y nos iremos.
Cuando Roselin termino fue a la oficina de Sebastián para notificarle que se iba.
—Ya llego su hijo.
—Si vas a llevarlo a algún lado debes notificarme primero, si le vas a dar algo de comer fuera de sus horarios también debes notificarme, si tiene sueño solo déjalo dormir de tres y media a cuatro o de cuatro a cuatro y media, no más, lo demás ya lo saben los empleados ¿OK?
—Si.
En realidad Roselin sentía que eran demasiadas reglas para un niño de seis años, ¿cómo podía soportar tantas reglas sin romper al menos una?, y Roselin estaba segura de que había muchas más reglas, cada una peor o más fuerte que la otra.
—Antes de irte, ¿Podrías decirle a mi hijo que venga a despedirse de mí?
—Claro que sí.
Roselin iba a salir hasta que vio a Sebastián levantarse de si asiento, este camino con mucha tranquilidad hasta estar frente a Roselin, solo después de eso se acercó mucho al rostro de esta, Roselin casi podía sentir la tranquila respiración de aquel hombre. Lo que sí puso distinguir rápidamente fue nada más que el encantador y suave olor del perfume de Sebastián, era un olor embriagante, Roselin no se movió ni un segundo en espera del siguiente movimiento de Sebastián.
Luego de unos breves segundos Sebastián se acercó a los labios de Roselin y acto seguido la beso, esta correspondió de forma inmediata y enredo sus dedos en el cabello de Sebastián, era difícil no ceder ante aquel hombre tan imponente y atractivo, era como un imán.
Cuando no pudieron soportar más, terminaron separándose entre jadeos, la respiración de ambos estaba muy agitada, pero estos no dejaban de verse directamente a los ojos, esto causo que hubiera más deseo entre ellos. Cuando ambos tomaron compostura Roselin acomodo levemente su falda y salió para pedirle a Santiago que entrará a ver a su padre.
Era la primera vez que su corazón latía con tal intensidad, era asombroso como el calor continuaba en sus labios.
Minutos después el pequeño salió con una gran sonrisa en sus labios y le pidió a Roselin que lo cargará, esta lo cargó, sin embargo, notó que el niño todavía sentía vergüenza al estar con ella, era normal, no se conocían desde hacía mucho.
Fueron en el auto de Roselin, Santiago se sentó en la parte trasera y se puso por sí mismo el cinturón de seguridad, estuvo tranquilo todo el camino, Roselin volteaba a ver de vez en cuando, ella mejor que nadie sabía que el silencio en los niños no era bueno. Extrañamente, Santiago solo miraba hacia el frente y sonreía mientras movía sus pies de adelante hacia atrás. Cuando llegaron, el pequeño no se movió hasta que Roselin abrió su puerta, únicamente después de que Roselin abriera la puerta se quitó el cinturón de seguridad y bajo del auto.
Al entrar fueron recibidos por las sirvientas, estas guiaron a Roselin hasta la habitación de Santiago, este saco un par de juguetes de una gran caja a los pies de cama.
Santiago y Roselin jugaron alrededor de una hora, de repente una sirvienta entró pidiendo que mandaran a Santiago a la sala.
Al bajar Roselin vio a un joven de aproximadamente veinte siete años o treinta, el pequeño camino rápidamente hacia él y ambos se sentaron frente a un piano, Roselin se sorprendió por la habilidad de Santiago y procedió a hablar con una sirvienta.
“¿Desde cuándo sabe tocar?”
“El joven amo toma clases de piano desde los cuatro años, también tiene otras clases”
No podía negar que Santiago era un niño inteligente, pero con tantas cosas que hacer, clases y quehaceres en la mente de Roselin solo rondaba una pregunta, ¿Cuándo tenía tiempo de ser un niño como cualquier otro?. Aunque este estilo de vida no molestaba al niño para nada, a pesar de que era mucha presión para un niño, Santiago se veía como un niño alegre que no estaba para nada presionado, era un niño inteligente, hábil, talentoso e increíble, era casi un genio.
Pero aun así Roselin no pudo evitar pensar en que Santiago merecía y necesitaba estar más tranquilo, no debía ser presionado de tal manera, ella pensaba así, pero no podía intervenir en la crianza de un niño que ni era suyo o con el que no guardaba parentesco alguno.
Luego de aproximadamente una hora el niño se levantó del piano y camino hacia Roselin.
—¿Cómo lo hice?
—Lo hiciste perfectamente bien, nunca imagine que llegaras a tocar tan bien.
En realidad no eran piezas muy complejas, pero el niño las tocaba con gran habilidad, era simplemente un sonido agradable y bien estructurado.
El resto de la tarde fue muy tranquila, Sebastián llegó justamente a la hora de la cena, Roselin iba a irse, sin embargo, Sebastián insistió en que se quedará a cenar, luego de cenar Santiago fue a lavarse y bajó rápidamente para pedirle a Roselin que le leyera un cuento.
—¿Podrías leer un cuento para mí?
—Claro que sí, no debes sentir pena en preguntar.
Santiago sonrió dulcemente y camino junto a Roselin hasta su habitación, él no estaba acostumbrado a escuchar cuentos, pero quería que Roselin leyera uno para él, Roselin lo ayudó a acomodarse en la cama y comenzó a leer en voz alta. Justo cuando estaba terminando de leer el pequeño no soportaba el peso de sus ojos y estos se cerraban por sí solos.
Cuando el pequeño se durmió está se dirigió a la sala donde Sebastián la esperaba, él aún estaba usando su traje, se veía calmado y atractivo como siempre, el corazón de Roselin no quería calmarse, eso no era conveniente, pero era imposible poder calmarlo.