En Sus Brazos

Abbi

Volví a la vida, tengo que agradecer a Dios por enviarme la ayuda aunque no recuerdo nada de lo que pasó luego del ataque...

Lo único cierto es que me estoy recuperando satisfactoriamente y más con todas estas personas que no me dejan hacer nada, pero absolutamente nada en casa. Sebastián, mi mamá y mi suegra prácticamente se mudaron a mi casa desde el ataque... Miguel en las tardes duerme la siesta conmigo.

- Abbi que crees que haces? --yo iba hacia la cocina con la bandeja del desayuno-- Porque no me llamaste? --mientras me quita la bandeja de las manos--

- Sebastián, yo puedo hacerlo...

- Nada de eso! Debes descansar para que te recuperes satisfactoriamente y esa herida termine de cicatrizar...

- Solo llevaba la bandeja...

- Y después a lavar los platos... No señora, vamos de regreso a la habitación.

- Sebastián! Ya estoy cansada de estar en esas 4 paredes, me siento presa...

- Bueno! Entiendo, vamos a la sala, te voy a acomodar los cojines para que te sientas bien...

- Gracias... --él me guía con mucho cuidado hasta el mueble de la sala y me ayudó a sentar, mientras acomodo detrás de mí los cojines--

- Estás cómoda así?

- Si, muchas gracias Sebastián...

Está semana me he sentido como una verdadera princesa en un cuento de Hadas, Sebastián me ha cuidado tan bien que hasta duerme a mi lado y está sensación de estar así a pocos centímetros y a nada de él no la quiero perder... ¿Esta será la oportunidad que no le quería dar y la vida se encargó de ello?

- Abbi! Amor te sientes bien? --dice al abrir los ojos y verme despierta, realmente no he podido dormir está noche y me quedé admirando al amor de mi vida dormir, se ve agotado--

- No te preocupes! --le regalo una sonrisa--

- ¿Te duele algo? ¿Estás incómoda? ¿Te coloco otra almohada? --mientras se levanta y me revisa, ve la hora-- Me quedé dormido, ya te doy la medicina.

- Sebastián tranquilo! Ya me la tomé... Te vi tan tranquilo dormido, no te quise molestar.

- Amor! Bien sabes que no me molestas.

Los días han pasado y nosotros parecemos una pareja nuevamente. Sebastián me llevo para la consulta y días después para el retiro de los puntos. Pasamos a visitar en la panadería...

- Abbi, amiga que haces aquí? --Alice me abraza como que si no me hubiese visto el día anterior--

- Voy a pensar que no me quieres aquí --le digo con una media sonrisa--

- Me ofendes, como crees eso? --Sebastian me ayuda a acomodar la silla para que no me lastime--

- Señora Abbi como se siente, que bueno verla fuera del hospital?

- Estoy bastante mejor, gracias Gregorio por preocuparte, mejor dicho gracias a todos por estar al pendiente, Alice siempre me da sus saludos...

- Abbi estás segura de quedarte aquí?

- Sí, Sebastián ve tranquilo a la oficina, yo de aquí no me voy a mover.

- Voy a tratar de no demorarme mucho, Alice cuídala muy bien.

- No te preocupes Sebastián, Abbi queda en buenas manos.

Sebastián se fue, él en realidad no me quería dejar sola, pero yo no quería ir a su oficina y le pedí que me dejara en la panadería con Alice pues así salía de las cuatro paredes de la casa y de lo aburrida que estaba de no hacer nada, por lo menos aquí puedo revisar las facturas, no sé tal vez tratar con algún proveedor, lo que sea con tal de salir de la rutina de estos últimos días…

- Abbi, amiga de verdad te sientes bien? --dice mientras me entrega un vaso contentivo de un rico jugo de fresa--

- Gracias, Si Alice ya me siento bastante mejor... Ya quería salir de casa, no me puedo quejar de los cuidados de mi mamá, de la señora Marina...

- Ah! ¿Y que paso con los de Sebastián? Desde el accidente no se había despegado de ti.

- Sí, es muy cierto... Amiga la verdad es que me siento muy bien a su lado, vamos a ver qué pasa después de que me termine de recuperar... --Alice me dio un abrazo de lado--

- Lo que realmente importa amiga es que tomes la mejor decisión para ti, yo sé que tú aún amas inmensamente a ese hombre, pero tampoco te puedo decir que sigas...

- Amiga sabes que el corazón cuando se enamora es ciego... Me gustaría intentarlo --digo mientras me levanto a mirar por la ventana hacia el estacionamiento-- Esta vez no voy a dejar que nada, ni nadie me robe mi familia, pero sobre todo mi felicidad...

Lo cierto es que mientras estaba sola sentada mirando hacia la calle, tuve como un pequeño recuerdo de la noche de mi ataque y lo más desagradable fue ver la cara de Lisbeth en esas imágenes de mi cabeza... Unas tres horas después Sebastián regreso con Miguel por mí, lo que significa que no quiere que me canse demasiado en el trayecto a casa...

- Voy a llevar a este campeón a su cama --me dice Sebastián después de regresar de darse una ducha y ver a nuestro hijo dormido a mi lado--

- Déjame darle su beso de buenas noches --él ya lo había levantado en sus brazos y lo acercó para poderlo besar-- Buenas noches mi príncipe.

- No tardó mucho Abbi.

- Está bien!

Desde la noche que me atacaron y no sé, pero no recuerdo nada de ese momento, solo sé que cuando Sebastián me encontró ya estaba herida de gravedad...

- Amor te compré algo. --dice al regresar con una bolsa de regalo--

- Hoy no es mi cumpleaños, ni nada por el estilo.

- Pero estás viva y lo más importante es que estamos juntos... Ábrelo, espero que te guste.

- Gracias.

- Bueno! Cómo tu teléfono quedó inservible y sé que necesitas estar comunicada...

- Gracias, no tenías que molestarte, ya estaba pensando que cuando me recupera por completo y pueda salir sola, pasaría a comprarme uno, pero te adelantaste muchas gracias.

- No hay de qué... --había otra pequeña cajita con una delicada cadena de oro con un dije de una ramita como con un capullito--

- Y esto? --mientras la detallo en mi mano-- Está muy bonito...

- Es el inicio de nuestra nueva historia, sé que no podemos empezar de cero Abbi...

- Si quiero --lo abrace muy fuerte, pues no quiero soltar al hombre que mi corazón escogió como mi amor--

Lo que ya está roto no se puede reparar y quedar como nuevo, estoy muy conciente de eso, pero si ambos ponemos de nuestra parte estoy muy segura de que podemos ser feliz...

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