Gia Giordani es hija del general de las Fuerzas especiales de defensa Mundial, esta es una organización paralela a varios ejércitos unidos, que se encargan de misiones encubiertas y clasificadas, existen varias sedes de estas élites, las cuales se encuentran en varios lugares del mundo.
Gia es la única mujer y la menor de cuatro hermanos, todos pertenecientes a la elite con diferentes rangos, mientras ella solo es la princesa de la casa.
La joven ha estado enamorada desde siempre del hijo del general de división de la elite, el capitán Tomás Decker aunque este no quiere nada con ella, la ve como una Barbie sin cerebro.
El capitán Decker humilla frente a todos a la joven y ella tomará la decisión de cambiar su vida, ya que por aquellas palabras piensa que todos la ven como alguien inútil y sin cerebro.
Podrá esta joven demostrarle a un mundo machista que, si puede, podrá olvidar a este hombre tan ingrato.
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Misión
Andrew Harrintong de tan solo 25 años, era un coronel de la elite muy condecorado, ha trabajado para la CIA, es un excelente espía, muy buen luchador, un francotirador experimentado, es piloto de avión, es abogado graduado con honores, es dueño de una gran compañía de armas y automotriz.
Su padre es Andrés Harrington, General de la Élite con cuatro estrellas, es el segundo al mando después del Capitán General Enzo Giordani, padre de Gia.
Arrogante, déspota, creído, Frío, calculador, pero magnífico elemento de la Elite, ha trabajado en varias sedes por lo excepcional que es.
El hombre siguió delegando órdenes y tampoco le quitaba la mirada de encima a la joven, ella lo tenía intrigado, él se preguntaba, ¿en dónde estaban las sonrisas y los coqueteos? Normalmente, eso encontraba a su alrededor y ya estaba acostumbrado, por eso era como era nadie, le decía que no, pero eso también acarreaba mucho drama, aunque a él no le interesaba.
—Eso es todo, se pueden retirar. —Dijo al terminar de hablar, ya les había dado la orden de que hacer y la dirección donde se encontraba el ruso kuznestov.
—Sí coronel, dijeron a una sola voz. —Gia se retiró y el capitán Neithan Müller y Santiago Brown, se le acercaron.
—Capitana Giordani, creo que deberíamos reunirnos para tratar lo de la misión. —Habló Brown.
—Estoy de acuerdo, según lo que dijo, no tenemos mucho tiempo, cuando nos reunimos. —Preguntó Gia, hoy mismo.
—Acompañamos al salón de reuniones. —habla Müller y la rubia asiente, los otros dos le siguen, en esta operación serán cuatro hombres y solamente La chica, todos se dirigen por un pasillo lleno de cuadros hermosos y muchos diplomas y reconocimientos, la cara del padre de Gia está en uno de los reconocimientos.
Al llegar al lugar, es muy grande, parece una sala de juntas, hay una mesa de color negra ovalada y enorme, las sillas de cuero negro, una gran pantalla en la pared, una biblioteca con montones de libros y más reconocimientos en las paredes.
—Ustedes dirán. — Habla Gia.
—Primero que nada me presento, Capitán Adams Lanz y soy el líder de esta misión.
Él es El capitán Bruno Lebranch. —Dice el hombre, piel bronceada, cabello marrón y ojos miel, tiene buen físico y aunque es atractivo es otro idiota más.
—Lo primero que te diré es que no voy a recibir reprimendas por las malas acciones de nadie. — El hombre estaba levemente inclinado en la mesa y tocaba la mesa con el dedo señalándole, otro machista arrogante
—Si no nos estorbas, no pasa nada, solo limítate a mantener ocupado al ruso. —Gia respira y se lo queda mirando, pues a él le dieron en liderazgo de la misión.
—Eres el líder de la misión, pero yo tengo mis órdenes también, así que no interfiera. — le dice manteniéndole la mirada.
Gia se levanta hacia uno de los ordenadores y lo lleva hasta donde ella estaba sentada, y comienza a teclear, ignorando por completo al individuo.
Todos la miran y el hombre con desde hace un gesto como para que no le presten atención y sigue hablando con los demás.
—Ya sabemos dónde se encuentra el ruso, ahora debemos identificar a donde llegará el camión. —Mientras el habla la joven saca su celular y escribe en él, su teléfono suena con un código y lo conecta no por nada es la hacker preferida de sus hermanos.
—La dirección de Kuznestov, es errónea, solo está allí dos veces cada quince días. —Todos la miran sorprendidos.
Suena si teléfono y ella sonríe.
—Listo, hoy mismo me puedo infiltrar en su casa. Dice mirando con arrogancia al capitán idiota.
—Se puede saber, como sabes eso. —Pregunta él.
—Solo limítate a hacer tu trabajo y no interfieras con el mío. — Les muestra la ubicación del ruso.
—Ahora me retiro, tengo trabajo que hacer.
Gia se levanta y sale, va directo a su habitación, toma un par de cosas y se viste con un jeans negro y un suéter del mismo tono y unos botines negros, se coloca unos lentes y sale.
Justo cuando lo hace se cruza con la mirada del coronel, viene algo lejos, así que solo baja sus gafas y conecta miradas para luego salir.
Gia, no es ninguna novata, no está en el cargo que tiene por ser hija de Capitán General y Máxima autoridad de la Élite.
Ella ya ha hecho este tipo de misiones, de hecho se hace llamar escorpión, luce un tatuaje de uno en su espalda baja con tinta semipermanente cada vez que tiene alguna misión.
La joven sale directo al apartamento que mandó a habilitar, allí tiene casi que un centro de operaciones, hace algunas llamadas y toma algunas cosas, cambia de auto para dirigirse al antro en Sicilia, según su investigación allí se la pasa el sujeto, es el dueño de ese lugar.
La joven le notifica a Brown que va a actuar, por el teléfono que le entregaron al entrar en la Elite de Italia.
⇉Nosotros vamos a estar cerca de donde llegara el camión con las chicas, avisa si necesitas apoyo.
⇇Copiado, cuando esté dentro te informo.
Gia no tenía el deber de informarles a ellos, pero igual lo haría, la joven tiene órdenes directas del coronel de la Élite de infiltrarse y capturar al ruso.
El capitán idiota tenía razón, él era el líder de la misión y ella tenía su parte fuera de la de ellos, pero la manera despectiva en que lo dijo fue lo que causó molestia en Gia.
La joven Luego de unas horas en carretera llegó al antro Star Ad con un vestido negro corto, unos tacones de aguja y su cabello suelto.
La joven llegó al lugar y pidió hablar con Alekséi, ella le dijo a su contacto que necesitaba trabajo de bailarina y este la dirigió aquí.
Gia caminó con toda la sensualidad que tenía hasta la barra mientras esperaba al sujeto en cuestión, no podía preguntar directamente por el ruso, debía llegar como bailarina primero, aunque estaba segura de que no duraría mucho trabajando allí.
—Me imagino que tú eres Luna… —Habló un hombre tatuado de un metro noventa y cinco y los ojos verdes, su cabello era rubio y su piel estaba bronceada.
—Si así me llaman…
—Supongo que no es el real cierto.
—Supones bien el mío apesta. —Responde la chica.
—Bueno, tienes dos opciones, una es hacer tu prueba ahora en la oficina, pero con el jefe y otros socios o vuelves luego. —Dice comiéndosela con los ojos.
—Y no se supone que si están hablando de negocios yo pueda intervenir en eso. —Habla segura la joven.
—Tvoy razgovorchivyy rotik pomozhet mne dostavit' udovol'stviye moyemu tverdomu chlenu. (Esa boquita tuya habladora, me serviría para darle placer a mi dura poya).
—Me acabas de recordar a mi abuela o algo así. —Dice haciéndose la idiota.
—No, dije que no siquiera sabrás de lo que se esté hablando. —La chica asiente y lo sigue por un pasillo hasta la lujosa oficina del ruso y está un hombre muy guapo que por lo que investigo es el objetivo, otro de cabello castaño también ruso y… ¿Tomás?
*¿Qué demonios hace Tomás aquí?* Piensa Gia, pero actúa como si no lo conociera.
—Esta belleza es una aspirante a bailarina. —Anuncia Alekséi.
—Mueve tu dulce trasero belleza y demuéstrame que tienes. —El rostro de Tomás se pone algo pálido, no deja de mirarla, pero ella ni lo determina.