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Conquistando El Paraíso

Conquistando El Paraíso

Status: En proceso
Genre:Acción / Amor prohibido / Amor-odio
Popularitas:1.8k
Nilai: 5
nombre de autor: J. Dylan Smith

¿Romperías las reglas que cambiaron tu estilo de vida?

La aparición de un virus mortal ha condenado al mundo a una cuarentena obligatoria. Por desgracia, Gabriel es uno de los tantos seres humanos que debe cumplir con las estrictas normas de permanecer en la cárcel que tiene por casa, sin salidas a la calle y peor aún, con la sola compañía de su madre maniática.

Ofuscado por sus ansias y limitado por sus escasas opciones, Gabriel se enrollará, sin querer queriendo, en los planes de una rebelión para descifrar enigmas, liberar supuestos dioses y desafiar la autoridad militar con el objetivo de conquistar toda una ciudad. A cambio, por supuesto, recibirá su anhelo más grande: romper con la cuarentena.

¿Valdrá la pena pagar el precio?

NovelToon tiene autorización de J. Dylan Smith para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Antes del edén

Asha es la peor dando instrucciones, ¿por qué? Porque ni se digna a dictármelas. Solo se abre entre la multitud de la Nube, desinteresada por el hecho de que la sigo apenas; es que tropiezo con los enmascarados que alrededor preparan lo que, al parecer, será usado como maquinaria de batalla: autos y motocicletas adornadas con púas y lanzallamas, algunas con ametralladoras... ¡Carajo! Según lo que veo, el supuesto dios que liberaremos en bastante importante.

La gemela se me pierde entre el río de gente. Sin embargo, apresurando mis pasos, soy capaz de volver a  alcanzarla. La ropa negra incomoda mi pellejo por la mezcla del agua, el sudor y el frío.  ¡Y Asha que camina como para que pierda su rastro a propósito! Ella se detiene frente a una moto, una demasiado cool. O sea, es grande y cromada, con un asiento de cuero bien pulido. Del manillar caen cuerdas  con cabezas de peluche cercenadas, muy parecidas a las que vi en su habitación.

Sin duda esta chica tiene algo en contra de los peluches.

Asha enciende la moto y la pone a roncar al tono de los vehículos restantes. Miro al horizonte y me encuentro con Héctor. Él sube a un Jeep monstruoso junto a Iván, Carla, Francisco y Brilla, y Marcos, que decide trepar a la cubierta con un arpón en sus brazos. El auto arranca, veloz, deslizando las ruedas sobre la tierra solo para provocar una cortina de humo y polvo. Y así se marchan todos los vehículos, todas las motos, y el resto de locos que aseguran ser ángeles. La patrulla que le robamos al militar sigue estacionada al pie de la colina, o bueno, lo que pudo quedar de ella porque a mis oídos llega una explosión muy fuerte.

Miro a Asha, esperando sus señales en el granero solitario: la nube, como le dicen, ahora alberga dos gotas de agua. Ella se pone un casco y sube a la motocicleta, ¿será que me va a dejar aquí? Porque parece tener intenciones de marcharse y abandonarme como a los ilusos. Sin embargo, me sigue ojeando sin poner a funcionar el motor, vale, también la miro incapaz de descifrar sus intenciones. Viéndolo bien, la máscara de águila combina mucho con su casco de motociclista.

—¿¡Qué haces ahí parado!? —habla, o más bien grita.

—Espero tus instrucciones —le respondo con toda la calma.

—Solo sube y no te caigas. —Su instrucción es tan clara y dura.

Me subo como el peor de los torpes, vale, nunca monté una moto. Lo mío son los monopatines, aunque Asha se niega a entenderme, y a mis pies demasiado enredados para subir al vehículo de dos ruedas, y a mis manos que no saben a qué sostenerse. Cuando más o menos estoy sobre la moto, ella acelera y casi pierdo mi máscara de coala en el aumento de la rapidez. Flaqueo y aunque no lo quería, me encadeno a la cintura de la gemela.

 O sea, ¡qué incómodo!

Estoy vibrando, creo que es por el gran salto que la motocicleta describió más allá de la colina, y podría decir que nos parecemos a esa escena de ET el extraterrestre. Volamos, pero no por la magia de un ovni, solo por la locura de una chica dispuesta a matarme y no solo del susto.

Cuando caemos al pie de la loma, corroboro que la patrulla del militar está hecha una bola de fuego. La miro rápido porque demasiado rápido la dejamos atrás. La carretera sin asfalto pone a temblar mi sangre, y la menea tanto solo para que me besen las náuseas. Pero no pienso vomitar a Asha, o sea, sería como suicidarme. En vez de eso, decido abrazarla más fuerte, ignorando por completo las reglas de los abrazos y las amenazas de muerte que ella tanto se esmera por recordarme.

La brisa no me permite ver nada más que imágenes distorsionadas. ¿Un bosque? ¿Luces de lámparas? ¿Carreteras pavimentadas? ¿Más autos y motos? ¿Personas montadas en las cubiertas de los vehículos con arpones y frascos molotov? Un sí, a todas las dudas, porque al abrir los ojos estoy frente a la legión, y todos seguimos el Jeep monstruoso que monta Héctor.

De pronto, el auto de Héctor hecha un frenazo y el resto de los vehículos se detienen. Asha conduce la moto hasta estacionarla frente al jeep de su hermano. Ella de mala gana quita mis brazos de su cintura y me da un empujón para que, con la ayuda de la caída, descienda de su trasporte de dos ruedas. Okay Asha, gracias a ti medio mundo se ríe de mí. La próxima vez la abrazaré más fuerte.

—Lo sacarán a las  dos de la mañana —Informa Héctor a Asha desde el copiloto. Creo que Carla es la que conduce—. Fue la orden del dragón.

—¿Qué hora es? —Asha quiso que su hermano le diera la hora, pero el vidrio del asiento trasero desciende y Brilla, su hermana, es la que responde.

—Es apenas la una —dice con toda alegría. Luego me ve levantarme del suelo, y comienza a saludarme. Las luces en su máscara de águila guiñan demasiado rápido—¡Hola Gabriel! —Brilla agita sus manos y hasta me manda bezos.

—¡Hola Gabriel! —repite Marcos tras quitarse su máscara de perro para saludarme. El idiota sigue en la cubierta del auto, apuntando con su arpón al horizonte.

—Entonces, obviando a los idiotas —Asha habla amargamente para dejar a un lado las tonterías de Marcos y su hermana, y tal vez, para dejarme como un tonto también—, ¿Seré la Barrera?

—Y nosotros la ráfaga. —Su hermano le da su aprobación.

—La ráfaga necesita tomar mucho vuelo antes del impacto —Asha codifica algún plan a su hermano.

—Procura que la barrera sea lo suficientemente fuerte para causar algunas explosiones. —Héctor lleva el brazo por delante de la puerta, y da algunos toques—. Nos vemos cuando los carroñeros se detengan.

Héctor da un golpe a la puerta y el Jeep se pone en marcha, junto al montón de vehículos restantes. Desaparecen en línea recta, invisibles en la madrugada que, sin duda alguna, huele a que todos terminaremos muertos.

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Aracelys Maria
Estoy enamorada de esta historia, espero con ansias la próxima actualización ☺️.
Aracelys Maria
Me recuerda muchísimo a la época de pandemia. Muchos jóvenes se sentían igual. Fue duro.
Aracelys Maria
Que alivio, se salvó por poco jejeje.
Aracelys Maria
Ay Dios, corre jajaja 🤣
Aracelys Maria
OMG jajaja 😅
Aracelys Maria
Soy madre, pero no soy así con mis hijos 🤭
Aracelys Maria
jajajaja me encanta Asha
ᴍᴏᴛʜᴇʀ ᴍᴏᴛʜᴇʀ🖤
Esto será adictivo 🤩
Diamond
Cada vez que veo que no hay actualizaciones nuevas, ¡siento un vacío en mi corazón! 😩💔
J.Dylan Smith: Te comprendo, por eso, la actualización de esta obra será más recurrente. Abrazos ☺️.
total 1 replies
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