Alexander Williams, es obligado a casarse con Valentina, la chica Curvy, para así el obtener el puesto de jefe en las constructora familiar.
Valentina no sabía quién era su prometido hasta el día de la boda, para ella fue el hombre más guapo, varonil, que ha visto en su vida, y fue amor a primera vista.
Para Alexander, fue lo peor del mundo, la miro con desprecio, incluso la tocó solamente en su noche de bodas, y eso porque estaba ebrio.
Valentina descubre la infidelidad de su esposo, y eso le causo un profundo dolor porque apesar de su indiferencia ella lo ama. Sabe que su esposo le pedirá el divorcio y aunque su corazón roto, está preparada para poner las cartas sobre la mesa, porque Alexander no se puede divorciar, al menos que ella lo quiera, fue algo estipulado en el contrato que el cabecilla les hizo firmar.
Valentina, le impone reglas a Alexander para así firmarle el divorcio ¿qué reglas serán?
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El testamento
—¡Eso no puede ser posible!— exclamó Alexander, porque su padre no tiene enemigos, así que no tolera el hecho de que hayan asesinado a un hombre tan bueno como su padre.
—señor, cuando hay dinero de por medio, todo es posible ¿Usted es...?— el agente voltea a mirar a Valentina
Ella se gira para mirarlo —soy Valentina Williams— se presenta y el agente observa como Valentina sostiene la rosa.
—le pido por favor que tomé distancia del difunto— aconseja el agente
—mire agente, mi padre sufría del corazón, aquí nadie lo mató, déjenlo en paz, mi madre no necesita más tormentos, queremos darle sagrada sepultura en paz, a mi padre— la voz molesta de Alexander hace llorar a Valentina
—señor agente, la familia Williams quiere privacidad— interviene Milán
—Señor Williams, estoy haciendo mi trabajo, quiero llegar al punto de esta situación ¿Y si a su padre lo asesinaron? ¿Acaso no le gustaría a usted saber quién fue el culpable?— el agente de acercó a Valentina —¿Tan rápido y ya le trajo rosas al difunto?— el sarcasmos del agente enojo a Valentina
—¡Cómo se atreve a hablar de esa forma! ¡Por Dios respeten la muerte de papá Williams!— Valentina coloca la rosa dónde estaba
—revise las cámara de seguridad, resulta que la de este pasillo fue desconectada, estoy investigando a cada auxiliar y médico que cruzó antes de pasar por este pasillo, porque no pasó nadie en particular
—¿Entonces según usted el que asesinó a mi padre estaba vestido de médico?— Alexander ingresa a la habitación
—¡Exacto! Y llegaré al fondo de esto, porque lo que es más curioso, que la persona que estaba vestido de médico, tenía entre sus manos una rosa blanca, la misma que la señora Williams, estaba sosteniendo, eso me hace pensar muchas cosas
—¿Qué mierdas estás diciendo? observé como mi esposa la tomó— interviene Alexander
—mire señor agente, averigüe todo lo que quiera, pero por favor retirarse y déjenos en paz— pidió Valentina y le dio la espalda
El agente Rous, asiente, los deja solos.
—¿Qué putada es esa?— Milan, no lo puede creer
—¡Imposible que alguien le haya hecho daño a mi viejo!— se acerca Alexander al señor Williams y luego al colocar su mano sobre la de él puede sentir lo frío que se está poniendo
—de verdad lo lamento mucho— se acerca Milán a Alexander y lo abraza dándole leves golpes en su espalda y luego se acerca a Valentina, pero automáticamente Valentina se hace a un lado, llamando la atención de su esposo
Milán tensa su mandíbula por el rechazo de Valentina. —saldré un momento— los deja solos Milán para calmar su irá.
En la habitación solo se puede escuchar el llanto de Valentina, porque Alexander llora en silencio.
—¿Y si fue verdad Alexander? No es justo que papá Williams haya pasado por eso, no se lo merece— Valentina está inquietante
—si es así, yo me encargare de que él asesinó no vea la luz del día— esas palabras causaron escalofríos por todo el cuerpo de Valentina
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Es muy lamentable la situación, porque la pequeña familia Williams, está con un dolor tan duro que arde el corazón, en aquel frío y solitario cementerio, está la señora Williams, aquella mujer que aunque está destrozada, mantiene su elegancia.
Valentina que apenas llega, trae en sus manos un ramo grande de rosas blancas como símbolo de pureza y paz, porque eso le transmitía el señor Williams, por lo que Alexander al percibir su acercamiento la mira con extrañeza.
Las pocas personas que lo acompañan, son aquellos ancianos viejos amigos del señor Williams, y aquellos empresarios que llegaron a hacer negocios con ese honorable hombre.
Valentina deja su ramo de rosas sobre el cajón de madera fina y suspira profundamente, un suspiro de dolor.
—mi amor— se acerca Lore a Alexander, ella lo estuvo llamando, pero este no le contestaba
—¿Lore qué haces aquí?— se mantiene firme Alexander
—mi amor, vengo a darte mi apoyo, sé lo importante que es tu padre para ti— lo abraza ella y Valentina lastimosamente, vió aquel abrazó, pero nuevamente se concentró en el señor Williams y la señora Williams se acerca
Alexander hace a un lado a Lore, siendo sutil —no me abraces, está mi madre Lore, lo mejor es que te vayas
—¿Qué? Deberías decirme de una buena vez lo que sucede en nuestra relación, ya no quieres mi compañía, que te bese, que te abrace, hace días que no hacemos el amor
—Lore no es el momento por favor, hablemos en otro momento
—¿Cuándo?— preguntó ella enojada, pero mantiene su tono de voz baja
—deberías tener un poco de respeto, estamos sepultando a mi padre... mira Lore no quiero ser grosero contigo, estos últimos días he estado atravesado por diferentes situaciones, dame tiempo
—¿Tiempo Alexander? Eso no lo acepto, tu eres mío y me amas, solo estás estresado con toda situación y más la muerte de tu querido padre, y lo lamento muchísimo Alex, pero no puedes pedirme un tiempo
—¿Dónde está lo comprensiva que eres?
Lore hace silencio.
—esta bien, perdona mi alteración, por favor búscame si, te echo de menos cariño
—está bien— responde Alexander y luego Lore se marcha, él camina hacia el cajón porque es el momento de enterrar a su padre
Valentina no quiere discutir, pero está sulfurada con Alexander.
Siendo las horas de la noche, Alexander, Valentina y la señora Williams, están en la sala de estar tomando té.
—me alegra que hayas aceptado quedarte en casa unos días— sonríe forzadamente Valentina
—Gracias mi niña, tu eres un amor, y tu hijo, se que tienes un corazón muy bueno, solo estás cometiendo errores, y aunque... A mi querido esposo no le gustaría verme sufrir, por eso, se que la vida continúa lastimosamente.
Suena el timbre y Valentina se apresuró en abrir la puerta, pues es extraño, ya que ella no espera a nadie.
—buenas noches señora Williams— la saluda el abogado
—¿Abogado usted por acá?— Valentina se hace a un lado y este ingresa muy educado
—por favor, siga— pide la señora Williams y Valentina cierra la puerta
Ambos llegan a la sala de estar.
—el abogado ha venido porque yo lo mandé a llamar— la señora Williams pasa saliva y no es capaz de seguir hablando
—señor y señora Williams, el motivo por el que estoy aquí, es para hablar el testamento
—abogado no es el momento, papá Williams acaba de fallecer— interviene Valentina
—y de verdad, mi sentido pésame, pero es mi trabajo, y si no acató órdenes, sería incumplir con mi palabra
—si es para firmar la herencia que mi padre me dejó, lo podemos dejar para otro momento— Alexander no tiene ánimos
—señor Williams, usted no es el heredero
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