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Una Oportunidad Para Amar Por Última Vez

Una Oportunidad Para Amar Por Última Vez

Status: En proceso
Genre:CEO / Aventura de una noche / Arrogante / Malentendidos / Traiciones y engaños / Romance de oficina
Popularitas:31.8k
Nilai: 5
nombre de autor: Carmen C.

está es la historia de Betty una jovencita luchadora , positiva y humilde; que sin querer atrae la atención de un hombre que es lo opuesto a Betty.
Antoni Santino un hombre con cicatrices del pasado ,desconfiado y cerrado al amor.

NovelToon tiene autorización de Carmen C. para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 24: Retos y Refugios

En una zona oscura y desolada de bodegas abandonadas, el eco de una risa maliciosa resonaba entre las paredes sucias y agrietadas. Samira, con una copa de champaña en la mano, celebraba con Marcel y sus secuaces la supuesta desaparición de Betty. Para Samira, la desaparición de Betty significaba la eliminación de un obstáculo. A su lado, Marcel la observaba con una sonrisa torcida, satisfecho de ver a su nueva socia disfrutando del momento.

La vida de Samira había tomado un giro inesperado. Ya no era solicitada para modelar, y su estrellato había decaído drásticamente. Pero Marcel tenía otros planes para ella. Le había propuesto una sociedad en el oscuro y peligroso mundo del crimen, donde la belleza de Samira se convertiría en una herramienta para cerrar negocios turbios. Para él, ella no era más que una moneda de cambio, un atractivo envoltorio que facilitaba las negociaciones con los hombres poderosos que manejaban el bajo mundo. Y Samira, desesperada por mantener su estilo de vida lujoso, había aceptado el papel que le ofrecían, sin importarle el precio.

—Esto es solo el principio, querida —dijo Marcel, acercándose a ella—. Si jugamos bien nuestras cartas, podemos conseguir lo que queramos. El mundo está a nuestros pies.

Samira asintió con una sonrisa que no llegaba a sus ojos. Mientras Marcel hablaba de futuros planes y promesas, Samira no podía dejar de pensar en Antoni. El recuerdo de su esposo, de su rechazo y la humillación que le había hecho sentir, seguía ardiendo en su interior.

Unos días después, Samira recibió una llamada inesperada. Era Antoni, quien le pedía que se encontraran en su oficina para discutir un asunto importante. La voz de Antoni era seria y distante, pero Samira, en su habitual arrogancia, interpretó la llamada como una señal de reconciliación. Se convenció de que Antoni finalmente se había dado cuenta de lo mucho que la necesitaba y que estaba listo para dejar el pasado atrás.

—Es solo cuestión de tiempo —se dijo a sí misma mientras elegía un vestido rojo, corto y provocativo, para la ocasión—. Antoni no puede resistirse a mí.

Llegó a la empresa de Antoni con paso firme, segura de que recuperaría su lugar a su lado. Cuando entró en la oficina, se encontró no solo con Antoni, sino también con un abogado sentado a su lado, con una carpeta gruesa en las manos. La sorpresa fue evidente en su rostro, pero rápidamente la ocultó bajo una máscara de indiferencia.

—Samira, gracias por venir —dijo Antoni, con un tono frío y distante que cortaba como un cuchillo—. Lo que tengo que decirte es simple: quiero el divorcio.

La sonrisa de Samira se desvaneció, sustituida por una expresión de incredulidad. Intentó protestar, argumentar, pero el abogado la interrumpió antes de que pudiera comenzar.

—Si te niegas a firmar los papeles del divorcio, Samira, tenemos pruebas de tus múltiples infidelidades —dijo el abogado, abriendo la carpeta y mostrando fotos comprometedoras—. Podríamos usar estas pruebas en un juicio, lo que te dejaría sin un solo centavo. Sin embargo, Antoni está dispuesto a ofrecerte una suma considerable para que te vayas del país y comiences de nuevo. Es tu decisión.

Samira sintió como si el suelo se abriera bajo sus pies. Todo lo que había planeado, todo lo que había creído, se desmoronaba frente a sus ojos. La rabia la consumía, pero sabía que no tenía otra opción. Con las manos temblorosas, firmó los papeles del divorcio y, con un último vistazo lleno de odio hacia Antoni, salió de la oficina, tirando la puerta con fuerza.

Cuando llegó a su coche, las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas, arruinando el maquillaje cuidadosamente aplicado. Miró su reflejo en el espejo retrovisor, riendo y llorando al mismo tiempo, una mezcla de emociones que la hacía sentir al borde de la locura.

—No importa, Antoni —se dijo, ajustando el rímel corrido—. Si yo no puedo tenerte, tú tampoco serás feliz. Betty está desaparecida, posiblemente muerta. Eso le pasa a las personas que se interponen en mi camino.

Mientras Samira se hundía más en su odio y desesperación, Antoni se quedaba solo en su oficina, con una sensación de vacío en el pecho. A pesar de todo, su mente no podía dejar de pensar en Betty. Las noticias sobre su desaparición y la posible muerte no hacían más que incrementar su angustia, pero algo en su corazón le decía que Betty y su hija, Antonia, estaban vivas. Y él no iba a dejar de buscarlas.

Mientras tanto, en otro rincón de la ciudad, Betty tomaba una decisión que cambiaría su vida para siempre. Después de meses de esconderse y vivir con miedo a que le hicieran daño a su hija, decidió que era hora de alejarse de la ciudad y comenzar de nuevo en un lugar donde nadie las conociera a ella y a su pequeña Antonia. Con la ayuda de Berta, la anciana que la había acogido como a una hija, y su nieta Sam, Betty se preparó para dejar todo atrás. Después que pase un tiempo se comunicaría con sus padres , para hacerle saber que ella estaba bien.

Tomaron sus ahorros y compraron un coche usado, lo suficientemente modesto como para no llamar la atención, pero fiable para llevarlas a donde quisieran ir. Después de consultar varios mapas y hacer investigaciones discretas, eligieron un pequeño y pintoresco pueblo llamado New Paltz, un lugar lo suficientemente alejado y tranquilo como para que pudieran encontrar algo de paz.

Cuando llegaron a New Paltz, Betty sintió una mezcla de alivio y miedo. El pueblo era hermoso, con sus calles empedradas, casas de madera y el aire fresco de la montaña, pero las miradas de los lugareños eran frías y desconfiadas. No les resultó fácil encontrar un lugar para quedarse, ya que la comunidad local no tenía aprecio por los forasteros.

Sin embargo, su suerte cambió cuando se hicieron amigas de la secretaria del alcalde, una mujer amable que, al ver la vulnerabilidad de Betty y su hija, decidió ayudarlas. Con su ayuda, encontraron una pequeña casa a las afueras del pueblo, lo suficientemente cómoda para que pudieran empezar de nuevo. También les consiguió un local en la calle principal donde Betty pudiera montar una tiendita, vendiendo artículos locales de la zona a los turistas y productos traídos de la ciudad para los lugareños.

La tienda de Betty se convirtió en un pequeño oasis en medio del pueblo, un lugar donde la gente podía encontrar lo que necesitaba sin tener que viajar largas distancias. Mientras Berta cuidaba de la pequeña Antonia y Sam iba a la escuela, Betty se dedicaba a atender la tienda, construyendo poco a poco una nueva vida para ella y su hija.

Antonia, con su cabello castaño rizado y ojos verdes oliva, era la alegría de todos. Su parecido con su padre, Antoni, era innegable, y aunque Betty no podía evitar sentir un nudo en el corazón cada vez que la veía, también sentía que su hija era una bendición, la fuerza que la mantenía en pie.

Con el tiempo, los habitantes de New Paltz comenzaron a aceptar a Betty y su familia. El cariño que mostraban hacia Antonia ayudó a romper las barreras de desconfianza, y poco a poco, el pueblo se convirtió en su hogar.

Pero a pesar de la tranquilidad que había encontrado en New Paltz, Betty sabía que no podía bajar la guardia. No sabía quiénes habían causado el accidente que casi las mata ni si volverían a intentar hacerles daño. Cada día era un desafío, pero estaba decidida a proteger a su hija a toda costa.

Mientras tanto, lejos de allí, Antoni continuaba su búsqueda, negándose a aceptar la posibilidad de que Betty estuviera muerta. Algo en su corazón le decía que ella y su hija estaban vivas, y no iba a descansar hasta encontrarlas.

Los caminos de Betty y Antoni seguían separados, pero el destino no había terminado con ellos. Aunque la distancia y el peligro los mantenían alejados, sus corazones seguían conectados, luchando por encontrar el camino de regreso el uno al otro, en un mundo que parecía empeñado en mantenerlos apartados.

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1
Marina
No q no se muera
Laura Gonzalez
lindas la historia,pero porfas el final es muy importante para nosostros los sectores 🙏
Silvia Jaime
Hermosa novela, gracias autora por regalarnos tu talento. 💝
Yrias Matilde Solis
Excelente
Melisuga
Linda novela.
👏✍🏼💖✍🏼👏
Melisuga
Estás totalmente errado en el orden de prioridades. Lo primero y más que principal es divorciarte de la arpía aprovechada. Con eso tendrás resueltos ¾ partes de tus problemas.
Melisuga
Al parecer, Betty todavía no le cuenta a sus padres sobre el embarazo.
Melisuga
Y que se divorcie también.
Melisuga
Ella te puede decir la fecha exacta de la llegada del espermatozoide ganador al receptivo óvulo.
Melisuga
Quedó de encargo. ¡Qué mala pata!
Un hijo es una bendición, pero no nos llamemos a engaño este bebé no llegó por deseo sino por descuido en inconciencia de sus padres, sobre todo el padre.
Melisuga
Muy probablemente, la idea original de la historia en la cabeza de la estimada escritora es que Betty y Antoni terminen juntos. Pero si me puedo dar el pequeño gusto de imaginar el final,quisiera que Betty terminará siendo una super reconocida diseñadora, que encuentre un amor que la valore y respete desde el minuto 0 -obviamente que Antoni NO ES-, y que Samira termine revolcada en la inmundicia que la caracteriza.
Melisuga
No te conduelas por él, James. No vale la pena. Al final, le pasó como Chacumbele, que él solito se mató.
Melisuga
Lo dicho. Antoni no es más estúpido porque no practica.
Melisuga
Pero el imbécil de Antoni le va a seguir el juego a Samira. Ella es una arpía y él, un patético descerebrado.
Melisuga
¿Cómo se enteraron en la empresa que ellos dos tuvieron sexo?
Marina: Lo mismo me pregunto, hasta pensé que me había saltado un capítulo!!!
total 1 replies
Melisuga
Ya sabía que no debíamos confiarnos en la carita noble y mirada comprensiva de Antoni. Habrá sido muy delicado en el acto, pero acaba de tratarla peor que a una ramera de callejón. Solo espero dos cosas: que hayan usado protección o, en su defecto, Betty tome anticoncepción de emergencia; y que Betty abra de una vez los ojos y se dé cuenta cuál es su situación real y qué clase de persona es en realidad el presidente de la compañía donde trabaja.
Melisuga
Eres demasiado ingenua, Betty. Confiar en un tipo que ahora se emociona por tu cambio de fachada pero no tuvo ni intención de defenderte cuando su amante de turno te humilló es minimo infantil. Tú eres y vales muchísimo más que esa frase y esas miradas de reciente adquisición.
Melisuga
Sabio consejo.
Melisuga
Entonces, lo mejor que puedes hacer es mantenerte al margen y no incordiar.
Melisuga
Eso, chiquita, cuentas claras y palabras simples pero firmes. Espero que Antoni ni necesite un dibujito o un diagrama de flujo para entender que todos somos tributarios de dar y recibir respeto, y ser un buen jefe implica tener muy claro esos conceptos y aplicarlos de manera permanente.
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