El Regreso De Una Guerrera

Hace 11 años...

Una pequeña pelirroja de tan solo diez años correteaba alegremente por la hacienda de sus padres. El duque y la duquesa la observaban desde la distancia, cada uno con una reacción distinta. El duque sonreía al ver a su hija jugar con tanta libertad, pero la duquesa fruncía el ceño, descontenta.

—Una dama no debe ensuciarse ni corretear —refunfuñó la duquesa—. Una dama debe ser refinada y educada.

—Angela solo es una niña —replicó el duque con paciencia.

—Ya no es una niña —insistió la duquesa, negando con la cabeza—. Pronto tendrá que escoger esposo y, si no es educada adecuadamente, probablemente será solo una solterona del país.

Resignado, el duque suspiró.

—Tú nunca cambiarás. Un día terminarás sola en el mundo.

Luego se levantó y fue a reunirse con su pequeña. Mientras tanto, Angela, distraída por una mariposa dorada y brillante, se alejaba de sus padres. La mariposa era tan peculiar que la niña, movida por la curiosidad, la siguió sin darse cuenta de que delante suyo había un lago. Tropezó y cayó al agua.

Desesperada, Angela trató de salir a flote, pero solo se hundía más. Los padres de Angela disfrutaban de su día de campo cuando la comida fue servida y notaron que su hija no aparecía. El duque comenzó a llamarla, pero no obtuvo respuesta, hasta que el grito de una criada los alarmó. Al llegar al lago, encontraron el cuerpo de la pequeña flotando. El duque se lanzó de inmediato, tomándola en sus brazos y corrió hacia la casa. El pulso de Angela era muy débil, pero continuaba con vida.

Poco después, el médico les dijo que la pequeña no pasaría la noche. Ninguno de los esfuerzos que hacían funcionaba. Desesperado y enojado consigo mismo, el duque se encerró en su despacho. La duquesa, llena de reproches, llegó para culparlo por todo, alegando que Angela había sufrido esto por darle tanta libertad.

—¡Esto es tu culpa! —gritó la duquesa, con los ojos llenos de lágrimas—. ¡Si no le hubieras permitido tanta libertad, Angela no estaría en esta situación! Una niña necesita disciplina, no... no esta libertad sin sentido.

El duque, abatido, solo pudo responder en un susurro:

—Ella es solo una niña... No debería pagar el precio de nuestra negligencia.

La duquesa no estaba dispuesta a ceder.

—¡Negligencia tuya! Yo siempre dije que debíamos ser más estrictos con ella. Pero no, tú siempre la defendías, siempre la dejabas hacer lo que quisiera. ¡Y mira ahora dónde estamos!

El hombre, con lágrimas en los ojos, salió de la mansión y se sentó en una banca cerca de la fuente. Una criada, al verlo tan decaído, se acercó a él.

—Mi señor, sé que esto es difícil —dijo la criada con voz temblorosa—, pero hay una mujer... una sanadora. Algunos dicen que puede curar cualquier mal, incluso levantar a los muertos.

El duque levantó la cabeza, con una chispa de esperanza en sus ojos.

—¿Dónde puedo encontrarla? —preguntó, agarrando las manos de la criada.

—Vive en las afueras del pueblo, en una cabaña cerca del bosque. Puedo ir a buscarla de inmediato, si lo desea.

—Hazlo —ordenó el duque, con determinación—. Tráela aquí lo más pronto posible.

La criada asintió y se fue rápidamente en busca de la mujer. Poco después, la sanadora llegó y, al ver a Angela, les explicó las implicaciones de lo que estaba a punto de hacer.

—Esto despertará el poder oscuro de la niña —advirtió la sanadora, pero el duque no vaciló.

El duque cerró la habitación para que nadie, excepto la criada, supiera lo que estaba a punto de ocurrir. La brujería no era bien vista. La mujer preparó un líquido y se lo dio a la niña inconsciente, luego realizó un ritual, pronunciando palabras que el hombre no reconoció.

—Todo estará bien —dijo la sanadora—. La niña despertará pronto, pero es mejor que descanse.

A la mañana siguiente, Angela despertó, pero su padre notó que esos no eran los ojos de su pequeña. Esos ojos lo miraban con superioridad y soberbia. Sin embargo, días después, con el descanso adecuado, los dulces ojos de Angela volvieron a la normalidad, tranquilizando al duque. La duquesa nunca preguntó nada, suponiendo que había sido un milagro de los dioses que su hija siguiera con vida.

La actitud de Angela en esos primeros momentos eran un poco cambiantes, reaccionaba por impulso, las niñas con las que jugaba se empezaban a alejar de ella, pues Angela en ocasiones era un poco agresiva, hasta el punto de golpearlas, Pero lo que su madre no sabía era que estás siempre trataban de humillarla pero Ángelal se defendía de una manera fuerte. Por esto Angela era constantemente castigada, la duquesa la encerraba como castigo, sobre todo cuando su padre hacia largos viajes. Pero poco a poco esa llama empezó a apagarse, hasta casi perderse, Angela era sumisa, soñadora e ingenua.

Toda su vida fue criada para servir a su esposo, sin Derya la mujer que tiene en frente no hubiese llegado, si bien Angela poseía una fuerza oscura y poderosa, está no podía ante la gran fuerza que había tomado el carácter de Angela esos años, era como el agua y fuego. Pero desde que empezó a entrenar y fortalecerse, empezó a adquirir su potencial, sus estudios daban frutos y su poder crecía en su interior, para que llegado el momento salieran a flote y dieran todo su potencial. El principal objetivo era cuidar a Ángela ante cualquier ataque, fuera quien fuera la persona. No debían tener piedad.

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¡Hola, queridos lectores!

Espero que este capítulo del pasado de Angela haya sido tan revelador y emotivo como esperaba. este capitulo muestra un poco más a la duquesa en su rol como "madre" Su estricta forma de ser diseñadas y forjadas por la época. también vemos un padre cariñoso y complaciente. ¿Que creen que era el líquido dado? ¿para convertirla en loba?. Lo pasado es solo una revelación de como obtuvo sus poderes Angela.

Con cariño sincero,

Amilkar