Diana León, una joven de 24 años que lucha día a día por sus sueños. Ilusionada con el amor.
Marcus Smith, un joven de 27 años, hijo de familia adinerada, trabajador, mujeriego y odia el compromiso.
Sus caminos se verán cruzados con una incómoda situación, alguien los ha casado por error y los jóvenes deberán asumir esa responsabilidad sin ninguna otra opción.
Podrán Marcus y Diana sobrellevar la situación sin involucrarse sentimentalmente?
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Capítulo 10
Diana
Diana
Luego del funeral del señor Samuel, regresamos a la casa. Todos estaban devastados, pero la señora Eva lo estaba aún más.
Marcus ha tenido que llamar al médico de la familia, para que le inyectara un sedante y la señora pudiese descansar.
Yo me encerré en mi cuarto, realmente no sabía como sentirme. Aunque no tenía mucho tiempo de conocerlo él ha sido bueno conmigo.
Ya casi es medianoche, y tengo sed, decido ir a la cocina por agua.
Al regresar al cuarto por la sala, pude ver la figura de una persona sentada en una de las bancas del jardín de espaldas a la casa.
Decido salir y dirigirme hacia él, al acercarme cada vez mas su parecido con Mauricio hace que mi corazón estremezca.
Sin decir una palabra, me siento junto a él. Lo observo de costado, sus ojos brillan con la luz de la noche, sé que ha estado llorando.
- Qué haces aquí? - su voz suena débil.
- Si quieres que me vaya lo haré, pero estuve en tu lugar cuando murió mi madre, y sé lo que se sufre en soledad, por eso quiero que sepas que si quieres hablar o desahogarte de alguna manera, cuentas conmigo - digo sin mirarlo.
- Quiero estar solo - dice él y quedamos unos minutos en silencio.
- Si eso es lo que quieres me iré a descansar, pero si me necesitas sabes donde encontrarme - digo levantándome lentamente.
Voy a dar el primer paso para retirarme pero un frío agarre en mi muñeca me detiene.
- Cómo se hace Diana? Cómo se sale de un dolor así? Estoy destrozado, he intentando hacerme el fuerte por mi madre, pero no puedo mas - dice soltando un sollozo y de golpe me abraza.
Su abrazo me toma por sorpresa, tardo unos segundos en reaccionar y lo abrazo lentamente, mi corazón late con fuerzas, y las lágrimas caen de mis ojos al oír su llanto desgarrador.
Luego de un instante Marcus se aparta de mi abrazo pero queda solo a unos pocos centímetros de mí.
Su mirada se posa en la mía, sus ojos están mas oscuros al parecer. Su mirada baja a mis labios, él lentamente toma mi rostro en sus manos y comienza a acercarme a él. Es mucho mas alto que yo, por lo que inclina un poco su rostro para quedar junto al mío.
Y sin yo esperarlo, une sus labios a los míos.
Su beso era suave, poco a poco sentí como mi alma dejaba mi cuerpo por un instante.
El beso comenzó a volverse desesperado, de pronto introdujo su lengua en mi boca y apretaba mi cuerpo contra el suyo.
Él se apartó de golpe, nos miramos a los ojos un instante .
- Lo siento - susurró, para luego darse la vuelta e ir casi corriendo hacia la casa.
Yo hice lo mismo, fui corriendo hasta mi cuarto, mi pulso aún estaba acelerado.
Cerré la puerta y me quedé recargada sobre ella. Mis piernas temblaban, todo mi cuerpo estaba revolucionado. Pero lo que más rara me hacía sentir era como mi intimidad latía y me sentía húmeda.
He besado antes a otros hombres, pero nunca, nunca me había sentido así, ni siquiera con Mauricio.
Luego de dar muchas vueltas en la cama, por fin pude conciliar el sueño.
Al día siguiente...
Desperté, mi ventana daba justo al jardín de enfrente, y pude ver el coche de Marcus estacionado allí.
Unos toques en la puerta de mi cuarto me hicieron sobresaltar.
Me pongo de pie y abro, el calor corrió por mis mejillas haciendo que se sonrojen.
- Hola - digo, viendo Marcus de pie frente a mí.
- Diana, puedo hablar contigo? - dice él casi en un susurro.
- Claro, adelante - digo invitándolo a pasar.
- Mira, seré directo. Lamento mucho lo de anoche, te juro que lo hice de manera inconsciente, yo... - intenta decirme algo pero lo interrumpo.
- No te preocupes, yo lo entiendo. Estabas mal, hagamos borrón y cuenta nueva - digo regalando una sonrisa.
- Estoy muy apenado, no creas que intenté aprovecharme de ti - dice él viendo mis ojos.
- De verdad, no te preocupes, está todo bien - digo calmada.
- Te lo agradezco mucho. Ah, y otra cosa, quiero que sepas que estuve consultando con un juez amigo de la familia, existe una posibilidad de anular el contrato de matrimonio. Le expliqué bien la situación y dijo que podrá ayudarnos pero debemos pagar una suma de dinero - dice Marcus .
- Oh, que bien. Bueno, si quieres podemos dividirnos y pagar juntos - propongo.
- No te preocupes, yo me encargaré de hacerlo. Ahora debo irme, por favor, cualquier cosa que se le ofrece a mi madre, solo dile a Rebeca que me llame - dice él antes de irse, yo lo quedo viendo hasta que desaparece por el pasillo.