Bruna, una joven de 18 años, vive con sus padres en la ciudad de Río de Janeiro. Son una familia humilde y sencilla, pero de corazón generoso. Bruna y sus padres deciden mudarse a Betim, en Minas Gerais, en busca de mejores condiciones de vida. Con lo poco que lograron ahorrar de sus trabajos, alquilan una casa y se preparan para esta nueva etapa.
Víctor, un viudo de 32 años y empresario exitoso, pierde a su esposa en un trágico accidente automovilístico. Se siente culpable por lo ocurrido, sin darse cuenta de que su esposa nunca fue la persona virtuosa que él imaginaba. Es dueño de la mayor productora de aviones del país, Embraer, empresa en la que también ejerce como CEO.
Víctor busca una asistente personal. Bruna, por su parte, busca un trabajo en una gran ciudad, mientras él necesita una empleada. Bruna es muy inteligente, dulce, tierna y pura, mientras que Víctor, viudo despiadado, no muestra una sonrisa a nadie.
¿Pero será que seguirá siendo así?
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Capítulo 19
— Al llegar frente a la casa de Bruna, toca el timbre y espera a que ella salga. Ella no tarda en salir y se sorprende al verlo allí, especialmente con un lindo ramo de rosas.
Bruna: ¿Victor?
Victor: — Él se acerca a ella y dice — Buenas tardes, mi princesa. Estas rosas son para la flor más bella que Dios ha hecho florecer en el jardín de mi vida.
— Él habla todo enamorado, haciendo que Bruna casi tenga un infarto con tales palabras. Ella recibe las flores y dice:
Bruna: "Victor, quieres revolver todo de una vez, ¿no?"
Victor: "No, mi princesa, no quiero crear confusión, solo quiero resolver todo entre nosotros dos." Necesitamos conversar, Bruna. Tengo mucho que compartir sobre quién fui, quién soy y lo que estoy sintiendo por ti. Por miedo y falta de coraje, ya evité esta conversación por demasiado tiempo, pero no quiero más ignorar lo que mi corazón y mi alma piden que enfrente. Ven conmigo, tengo un lugar donde podemos conversar tranquilos, no te voy a secuestrar, jejeje — ríe.
Bruna: Nuestra, Victor, estoy sin palabras. Y tal vez ni siquiera tomando esto en serio.
— Él sujeta el rostro de ella y ellos quedan bien próximos, jadeantes. Él no duda; simplemente habla y actúa.
Victor: Todo es muy nuevo para mí también, pero todo lo que más quiero eres tú.
— Él no habla más nada y la besa con un beso intenso, esperado, deseado, un beso amoroso, un beso apasionado. Las bocas se encajan perfectamente en el primer beso de Bruna, en una entrega total, en que el corazón se manifiesta, el alma vibra y los cuerpos se entregan, pues es una intensidad singular, un deseo surreal, con los cuerpos floreciendo y rindiéndose. En aquel instante, todo se desveló y el verdadero amor fue proclamado, pues no son necesarias palabras, sino acciones y sentimientos, y eso está claramente presente. Ellos se alejan por dificultad en respirar y, con las frentes unidas, Victor afirma:
Victor: Ven conmigo, por favor. Realmente necesito conversar contigo y explicarle a mi secretaria por qué no fui a la empresa hoy, exactamente el día anterior a la fiesta, jajaja. Creo que te vas a reír de mí cuando te lo cuente.
Bruna: Jaja. ¿Qué hiciste?
Victor: Ven conmigo que te explico. ¿Tus padres están en casa?
Bruna: No, ellos salieron un rato.
Victor: Qué bien, ¿no? Si ellos me pillan aquí en frente de la casa de ellos besando a su hija, me va a ir mal, jajaja — todo feliz — ¿Hiciste curso para besar también? Jaja.
Bruna: Jajaja, no sabía que Victor era tan graciosito, jaja.
Victor: Tal vez porque este Victor acaba de nacer.
Bruna: "Pero, para responder a tu pregunta, no, no hice curso para besar, hasta porque ese fue mi primer beso."
— Victor queda bastante sorprendido, llega a abrir los ojos y sonríe.
Victor: ¿Estás hablando en serio? ¿Quién te dio tu primer beso fui yo?
Bruna: Sí, estoy hablando en serio. Mi primer beso fue ahora y me encantó. Y, para ser sincera, Victor, además de mi primer beso, tú eres el primer hombre por quien desarrollé sentimientos, para ser más específica, por quien me enamoré.
— Ella fue bien directa y clara. Victor la besa nuevamente y solo pararon por falta de aire. De esa vez, el beso fue más envolvente, y las lenguas hicieron la rica fiesta.
Victor: ¿Vamos, mi amor? Necesito dar muchos y muchos besos en esa boquita.
Bruna: Jajajaja, ¿mi amor? Vamos, solo necesito agarrar mi llave.
Victor: "Sí, mi ángel, tú eres mi amor, yo iré a expresarme mejor."
— Ella entra, agarra el celular y la llave, cierra la puerta y sale con Victor, para el lugar que él citó. Los dos van todos bobos y enamorados. Él la observa a lo largo del camino, siempre exhibiendo una sonrisa encantadora.
