Irina ha amado con locura, hasta el punto de negarse a sí misma en pos de buscar el amor de ese hombre que ni siquiera se preocupa por ella.
Luego de tres largos y dolorosos años decide dar vuelta la página y continuar con su vida sin él. Llegó el momento de dejar de amarlo para amarse a sí misma.
_ Por favor regresa_ le dijo Louis postrado a sus pies.
_¿Te conozco?_ preguntó ella con burla en los ojos para luego continuar su camino ignorando al hombre que seguía postrado en ese lugar.
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Locura
Irina estaba como hipnotizada por la ardiente mirada de Vladimir. Sus ojos estaban fijos en los de ella y un rubor creció de manera contundente en su cara mientras que sentía que su cuerpo completo era un volcán en erupción. Esperaba, no esa no es la palabra correcta, ansiaba un beso su futuro marido. Ella ya había caído rendida en a los pies de este hombre misterioso que la seducía con tan solo una mirada.
Y después de unos segundos, lo que tanto habían ansiado los dos ocurrió. Los labios dulces y suaves de Irina fueron besados con vehemencia, poder y adoración por un increíblemente enamorado Vladimir.
A la distancia, eran observados por su mano derecha, quién estaba atónito al comprobar lo que su duro y su abstinente jefe estaba haciendo. Nunca en su vida imaginó ver a ese hombre impasible y sin sentimientos comportarse de esa manera con una mujer, o mejor dicho, con otro ser humano. Ahora estaba confundido, parecía que su jefe, después de todo, sí tenía sentimientos. Una pequeña sonrisa asomó a sus labios, eso era algo que la señora Vólkov nunca podría creerle, estaba seguro de que ella creía que moriría sin ver a su hijo compartir con alguna persona. Realmente a la señora no le importaba si era hombre o mujer, sólo quería que él supiera lo que era el amor, la calidez de un cuerpo humano junto al propio y, por qué no, que conociera los deliciosos placeres de la carne, cosa que todos sabían que su jefe jamás había disfrutado.
Con cuidado de no ser descubierto, tomó una foto con su celular y se la envió a su señora.
En otro lugar del mundo muy lejos de ahí una mujer madura y hermosa recibió un mensaje que la dejó helada, pero inmensamente feliz.
Dimitri haremos un viaje dijo de repente a su hijo que estaba sentado frente a ella bebiendo un café.
Encantado mamá ¿Adónde iremos? preguntó el rubio guapo con una gran sonrisa en los labios.
Ciudad Luz fue la simple respuesta.
Dimitri solo la miró en silencio y calló. Se preguntaba internamente qué era lo que había hecho Vlad para que su adorada madre estuviera tan feliz de repente.
Sin saber absolutamente nada de las redes que se tejían en otro lugar del mundo, Vladimir había sentado a Irina en sus piernas y de manera amorosa y sumamente tierna la alimentaba.
Ella estaba sorprendida, sonrojada, un poco incómoda y cada vez más enamorada por todos los mimos y atenciones que este hombre le estaba dando en tan poco tiempo. Louis estuvo dos años a su lado y jamás sonrió para ella en cambio Vladimir la trataba con amor desde el primer momento. Cuando levantó su cabeza para sacarla del agua le hablo de una manera increíble, sintió esa conexión que existía entre ellos de inmediato y ahora la reafirmaba con cada besito que daba en su pequeño cuello y cada pequeño bocado que era introducido en su boquita.
Un poquito más mi hermosa niña, un bocadito más le decía mientras introducía en su pequeña boquita una porción más de comida.
Irina se sentía en las nubes y realmente tenía miedo que de pronto esa burbuja se rompiera y ella cayera de manera estrepitosa, más aún que su primera caída.
Una vez que ya no comió más él se aferró aún más fuerte a su cintura. Vladimir estaba tan embobado con esa preciosa mujer que con tan solo una mirada le había robado el corazón. Estaba seguro de que si su madre lo ve en esa situación prepara una boda para el día siguiente, aunque si lo pensaba mejor esa no era una mala idea,
Los besos que se daban eran apasionados, la temperatura en el ambiente subía sin querer parar. La respiración de Irina se sentía entrecortada, y Vladimir no estaba mucho mejor. Su miembro duro parecía un cohete a punto de explotar y romper el pantalón para por fin volar a lo alto.
Mi mañosa hermosa, creo que es mejor que nos detengamos dijo el hombre con la cara completamente enrojecida por la excitación mientras recorría amorosamente la fina y delicada espalda de la mujer con su gran mano _ Tenemos algunos espectadores, aunque nosotros nos los veamos ellos están en las sombras protegiéndonos.
La cara de Irina era todo un poema, un gesto un tanto contrariado se dejaba ver mientras se apartaba de él y comenzaba a buscar por todos lados intentando encontrar a esas personas que había alrededor.
Es mi equipo de seguridad, ellos están entrenados para no dejarse ver, son como el sol… hizo una breve pausa dramática y con una sonrisa sumamente seductora la miró para explicar Aunque no los veamos están allí cerró finalmente.
Creo que es hora de irnos comento ella ahora un poco incómoda por saber que habían estado viéndolos mientras se daban muchos mimos entre los dos.
Está bien, es hora de ir a casa respondió él feliz, pero ella no estaba convencida.
¿A casa? ¿A qué se refería? ¿A qué casa irían? Ambos caminaron tomados de la mano. Vladimir acariciaba de manera delicada la mano de su mañosa con su gran dedo. La guio hasta el auto y amorosamente abrió la puerta trasera.
Ahora no conduciré dijo para aclarar las evidentes dudas en su mujer he bebido un poco de alcohol y no quiero arriesgarnos a tener un accidente. Ahora que te encontré no pienso arriesgarme a perderte por nada del mundo finalizó tomando el asiento junto a ella y atrayéndola nuevamente a sus piernas.
Una vez acomodada como él la quería comenzó a dejar tiernos besos en su cuello y a decirle palabras dulces en su oído. La tenía embobada con él y él estaba de la misma manera con ella.
Vladimir Vólkov tenía muchas cosas que decirle y no iba a dejar pasar ninguna oportunidad. Ella no lo conocía pero él no era del tipo de hombre que frecuentaba mujeres, ella era la única y lo sería siempre, claro estaba si lo aceptaba, porque nunca pensaría en obligarla ni en engañarla. Pero si Irina Ivanova le dama la más mínima chance él haría la pelea y se robaría su corazón. Él había dado el primer paso, el segundo y el tercero…ahora tocaba esperar para ver qué paso daría ella a continuación.
Al llegar a “Fénix”, su asistente bajó primero de la camioneta y abrió la puerta para que luego le siguiera él tomando delicadamente la mano de ella. Cada gesto, cada caricia cada mirada profunda y certera de amor hacían que el corazón de Irina se rindiera un poco más.
Ella nunca imaginó que llegaría a su vida un hombre que pondría de cabeza todo su mundo y que lo haría tan solo dos semanas después de su divorcio. Parecía que la vida había comenzado a sonreírle ni bien ella se liberó de esas pesadas cadenas que por voluntad propia la había aprisionado durante esos años.
Una vez dentro de la hermosa Villa Vladimir caminó hacia uno de los sofás arrastrando a Irina con él y sentándola nuevamente en sus piernas. Le encantaba tenerla así, en sus piernas, para poder consentirla y mimarla como ella se merecía. Pero antes de comenzar con los besos quería dejar algunas cosas en claro, en realidad debía comunicarle a ella algunas cosas que había decidido para bien de los dos, claro está.
Irina Ivanova quiero que sepas que, aunque suene loco, te amo y he decidido que serás mi mujer dijo como hablando del clima dejándola a ella con la boca abierta, pero se sentía un tanto curiosa y abrumada por las sensaciones que este hombre le hacía sentir.
Él la besaba de manera posesiva, demandante, pero también dulce y llena de amor. Era una mezcla de dominación y adoración que la había vuelto loca, sí, pero de amor. Estaba irracionalmente enamorada de un hombre del que apenas sabía el nombre.
Tranquila, te diré todo lo que quieras saber sobre mí dijo como leyendo su mente pero mañana, ahora tengo otros planes en mente
Con estas palabras se puso de pie y camino hacía las escaleras y por estas al primer piso donde se encontraba la habitación, que desde ese día, ambos compartirían. Ella estaba colgada a él con sus piernas rodeaba la cadera del hombre que la llevaba como si tan solo fuera un pequeño bebé, era tan ligera y hermosa y era absolutamente suya. Por ahora no quería pensar en el imbécil de su ex marido y si aún ella lo quería o no. En realidad estaba seguro de que ya no lo amaba, ella era una mujer que no se iría con un hombre amando a otro, de eso estaba seguro. Ella era transparente, tierna, cálida, un verdadero ángel al que ese hombre había perdido por idiota, por quedarse con una hiena malvada y codiciosa.
Jamás dejaría ir a Irina mientras ella lo quisiera en su vida.
“—“
Mientras ambos subían las escaleras dándose besos apasionados, en otro lugar una pareja yace abrazados en la cama luego de unos momentos de pasión. Louis está con los ojos cerrados, su mente es un caos y miles de recuerdos lo invaden a pesar de haberle hecho el amor a Sylvie o quizá por haberle hecho el amor a Sylvie.
Muchas imágenes revueltas cruzan por su mente. La expresión de deseo, el éxtasis en los ojos de Irina, cada uno de sus gemidos vuelve una y otra vez en un retorno infinito que lo carcome por dentro.
Te amo mi Louis, siempre te amé dice Sylvie con su natural dulzura te perdono por haberte casado con esa…mujer el tono de desprecio resonó de repente como una alarma sorda a los oídos del hombre que aún se encontraba desnudo con la mujer en la misma condición aferrada a su pecho.
A pesar de verse aún vulnerable Sylvie parecía haber superado de golpe todos sus traumas, incluso la había visto actuar de manera arrogante en algún momento, aunque solo fue un segundo él pudo captar de inmediato el cambio en su actitud. Y ahora ese sutil pero firme desprecio al referirse a la mujer que fue su esposa por el lapso de dos años.
Hubo una pequeña punzada en su pecho que volvió a doler, algo no estaba claro, algo de todo lo ocurrido no estaba nada claro.
jodido pero cierto