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Fuego En La Tormenta

Fuego En La Tormenta

Status: En proceso
Genre:Mafia / Traiciones y engaños / Secretos de la alta sociedad / Romance oscuro
Popularitas:8.1k
Nilai: 5
nombre de autor: America Blancas

El destino de los Ling vuelve a ponerse a prueba.

Mientras Lina y Luzbel aprenden a sostener su amor en la vida de casados, surge una nueva historia que arde con intensidad: la de Daniela Ling y Alexander Meg.

Lo que comenzó como una amistad se transforma en un amor prohibido, lleno de pasión y decisiones difíciles. Pero en medio de ese fuego, una traición inesperada amenaza con convertirlo todo en cenizas.

Entre muertes, secretos y la llegada de nuevos personajes, Daniela deberá enfrentar el dolor más profundo y descubrir si el amor puede sobrevivir incluso a la tormenta más feroz.

Fuego en la Tormenta es una novela de acción, romance y segundas oportunidades, donde cada página te llevará al límite de la emoción.

NovelToon tiene autorización de America Blancas para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

La debilidad que no puedo nombrar

**Capítulo 16:**La debilidad que no puedo nombrar

Desde la perspectiva de Alexander.

Estaba frustrado.

No, frustrado no era suficiente palabra.

Lo que sentía quemaba más hondo, como ácido derramado directo en las venas.

Estaba al borde de estallar.

Mis pasos resonaban pesados contra la madera pulida de los pasillos de la cabaña, como si cada pisada fuera un recordatorio del desastre que acababa de ocurrir.

Caminaba de un lado a otro como un león enjaulado, mordiéndome la lengua para no gritar lo que me devoraba por dentro.

Tan cerca.

Tan maldita y jodidamente cerca de besarla.

Mi corazón seguía palpitando como si hubiera corrido cinco kilómetros bajo la lluvia.

Mis dedos todavía temblaban.

La sensación de tenerla atrapada contra mí, de rozar su respiración, de ver sus labios a un suspiro de distancia… estaba grabada en mi piel como una marca que no se borraba.

Y todo…

Todo se fue al carajo en un segundo.

Por culpa de Lina.

La maldita abrió la ventana y gritó como si la estuvieran torturando, inventando que Luzbel hacía ruidos raros.

Yo sabía lo que había hecho.

Lo supe en cuanto la vi, con su cara de hermana sobreprotectora en modo francotirador.

Había interrumpido a propósito.

Había disparado directo al momento más vulnerable que Daniela y yo habíamos tenido en meses.

Tragué saliva, apreté la mandíbula.

—Maldición… —murmuré, pateando el marco de una puerta con rabia. El ruido seco retumbó en el pasillo.

Pero lo peor no fue Lina.

Lo peor fue Daniela.

La muy maldita, hermosa, sensual y jodidamente peligrosa Daniela Ling.

Ella.

La mujer que me había quitado el aire desde el primer día.

La única que podía encenderme con una mirada… y destrozarme con una sola palabra.

Lo peor fue lo que dijo.

Con toda la tranquilidad del mundo, me soltó que tal vez invitaría a Luis mañana temprano.

Luis.

El idiota de sonrisa impecable, de frases de Pinterest, de voz demasiado pulida para ser real.

Ese tipo sin un gramo de peligro en la sangre, perfecto para que las madres lo presenten en las cenas familiares.

Y aún así… ella lo consideraba una opción.

El estómago me dio un vuelco.

No me lo dijo con enojo.

Ni siquiera con sarcasmo.

Me lo dijo sonriendo.

Con esa expresión dulce que me vuelve loco, que me desarma, que me arranca las defensas sin esfuerzo.

Me lo dijo como si no fuera nada.

Y eso fue lo que más me jodió.

Porque para ella… no era nada.

Yo.

Alexander Meg.

El hombre que había puesto el mundo patas arriba solo por verla sonreír… era nada.

Me ardía.

Caminé hasta la terraza, cerrando los puños hasta sentir los nudillos crujir.

El aire marino golpeaba mi rostro, fresco, húmedo, pero no lograba apagar el incendio que llevaba dentro.

—¿Por qué demonios le hago caso a Luzbel? —escupí hacia la nada.

Era la segunda vez que me hacía esa pregunta en el día.

La primera había sido en la playa, cuando Luzbel apareció con Belian en una cangurera de ositos, arrastrándome a su plan estúpido de “marca territorio”.

Un plan de mierda.

Un plan que, increíblemente, había funcionado.

Porque Daniela me miró con celos.

Lo vi.

Lo sentí.

Sus ojos ardían de rabia contenida, sus palabras estaban afiladas como cuchillas.

Y cada frase que lanzó me hizo sonreír como un imbécil por dentro, porque sí, me deseaba.

Pero, claro… me lo regresó con creces.

Luis.

Ese maldito nombre que ahora estaba atravesado en mis costillas como una espina imposible de arrancar.

—Bien, Meg. Muy bien —me murmuré, con ironía amarga, mientras regresaba hacia la cabaña—. Sigues los consejos de un lunático como Luzbel, te haces el galán con una mujer que no soportas y terminas mordiendo tu propia trampa.

Bufé.

Quizás me lo merecía.

Quizás.

Pero eso no borraba la realidad: Daniela me había destrozado sin levantar la voz, sin un insulto, sin un reclamo.

Lo hizo con esa sonrisa tranquila, con ese tono dulce, como si yo fuera un recuerdo viejo, una herida cerrada.

Como si mi existencia ya no le importara.

Y eso…

Eso me dolía más que cualquier bala que haya recibido.

Pasé frente a varias puertas cerradas.

El silencio de la cabaña era engañoso, cargado de secretos que se escondían entre paredes demasiado pulidas.

De pronto, me detuve.

Había algo.

La puerta de Rita.

Su voz.

—No… aún no. Pero está funcionando. Solo necesito un poco más de tiempo… no seas impaciente.

Me tensé.

Me acerqué despacio, sin hacer ruido.

Su voz era baja, como si no quisiera que nadie la oyera.

Pegado a la pared, aguanté la respiración para escuchar mejor.

—Sí. Te dije que lo tendría cerca. No te preocupes por eso…

Mi ceño se frunció.

¿A quién diablos le estaba hablando?

No había señal de teléfono en esta zona.

¿Un comunicador? ¿Un mensaje grabado?

El tono de su voz me erizó la piel.

No sonaba como la mujer risueña y fastidiosa que se había pegado a mi brazo en todo momento.

Sonaba calculadora.

Falsa.

Retrocedí, con cuidado, para que no me descubriera.

Me fui directo a mi habitación, pero ya no tenía sueño.

Ni siquiera podía fingirlo.

Me senté en el borde de la cama, los codos apoyados en las rodillas, la cabeza dando vueltas.

Rita.

Luis.

Lina.

Luzbel.

Todos girando alrededor de mí como piezas de un ajedrez envenenado.

Y en el centro de todo, atrapada entre esas piezas, estaba Daniela.

La única que no jugaba con estrategias… pero que tenía el poder de hacerme pedazos sin levantar un dedo.

No sabía en qué momento mi vida se convirtió en una novela de traiciones, celos y hermanas metiches disfrazadas de mafiosos.

Lo único que sabía era que ella, Daniela Ling, me había desarmado.

Y que por más que intentara endurecerme, por más que me jurara que podía con esto… ella seguía siendo mi debilidad.

Mi condena.

Mi tentación.

La herida que jamás dejaría de sangrar.

Y mientras mis pensamientos me carcomían, lo supe con una certeza brutal:

Si Rita escondía un plan…

Si Luis representaba una amenaza real…

Si Lina y Luzbel seguían metiendo sus narices en lo que no les correspondía…

Entonces iba a arder todo.

Porque a Daniela no la iba a perder.

No de nuevo.

No por nadie.

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Stella Romero
linda muy misteriosa
Stella Romero
esta novela es maravillosa tiene todo hasta el menú de comernos las uñas de hacer un río de lagrimas😭😭😭
Stella Romero
ayyy que miedo verraco miedo senti g/Sob//Sob//Sob//Sob//Sob//Sob//Sob/
Stella Romero
no no muera porque aca terminó de leer
Stella Romero
vaya que aburrida pensar en lo que le dijo amara y no estar pendiente de la misión....
Stella Romero
el cómplice de Emiliano será el padre de Alexander?
Stella Romero
porque no decirle la verdad que vio a Emiliano
Stella Romero
curvas del destino es linda ahora voy por la segunda temporada fuego en la tormenta
America Blancas: Espero que te guste hermosa❤️
total 1 replies
Romy Sinner
espectacular
Romy Sinner
súper atrapante la novela! te felicito y espero ansiosamente más capitulos
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