Alma Rota: El Despertar De Aria

Punto de vista de Ethan

Subí a mi habitación y una vez ahí me acerqué a la ventana queriendo ver por última vez a mi amada Aria, esto era una paradoja del destino, pues se supone que un ser como yo no puede tener sentimientos humanos; sin embargo, aquí estoy enamorado de la única persona que estaba prohibida para mí: Aria una cazadora de mi especie.

Suspiré profundo sintiendo el peso de un pacto que no era mío oprimir mis pulmones.

Flashback

No llegue a este mundo como un "sin almas". Era un joven común, lleno de vida y con un corazón bondadoso, ajeno por completo a los oscuros tratos que mi madre, quien consumida por la ambición, cocinaba a mis espaldas. Ella, una mujer que siempre sintió que merecía más de lo que la vida le había dado, buscaba poder, riqueza y la inmortalidad a cualquier costo. No le importaba el precio. No le importaba su hijo, ni lo que sus acciones pudieran dañarme.

​Un día, después de años buscando, mi madre finalmente encontró lo que deseaba: un antiguo espíritu de la naturaleza, un ser sin nombre ni forma, que le prometió la fuerza que ella anhelaba. Pero la promesa venía con una condición. El pacto no era con ella, sino a través de su sangre, un sacrificio que sería sellado con la vida del que ella más amaba: su hijo.

​No supe lo que le pasaba hasta que fue demasiado tarde. La ceremonia, un oscuro ritual, fue una pesadilla de la que no pude escapar. El espíritu, un ser de oscuridad, se aferró a mi alma y la devoró, dejando un vacío en su lugar. Mi cuerpo físico no cambió, pero mi esencia, mi humanidad, mi alma... se desvaneció.

​Desde ese momento, me convertí en un "sin almas". Perdí la capacidad de sentir emociones humanas, de amar o de odiar, de ser feliz o de estar triste. Me convertí en un cascarón vacío, un ser condenado a proteger a su especie, a la cual ahora estaba atado. Todo por la ambición de mi madre, la misma mujer que ahora lo miraba con ojos posesivos, la mujer que siempre estaría atada a él.

​El dolor que sentía no era físico, sino un vacío constante, un anhelo por algo que ya no tenía. Por la calidez que alguna vez sintió, por la paz que solo se logra con un alma. Y aunque lo intentaba, no podía volver a ser el de antes.

Fin del flashback

El dolor de un corazón que no late me hacía sentir que todos estos siglos de vida solo fueron una perdida de tiempo, ya que al final nunca he vivido realmente.

Solo al estar al lado de Aria fue que volví a sentir, ella llenaba de alguna manera ese vacío dentro de mí, el miedo a lo desconocido hizo que reaccionara de esa forma, dejándola atrás y alejándola de mí, y ahora el anhelo de estar a su lado me estaba consumiendo. —¿Quién eres realmente Aria Estrada? ¿Por qué me siento vivo estando a tu lado? — Susurré al aire como si ella me pudiera escuchar.

La puerta de mi habitación se abrió y por el umbral entro mi madre, la mujer que más debió amarme y protegerme, la causante de mi desgracia.

—No debes hablarle así a Caleb, sabes bien quien es él. — Dijo como si le debiera algo a ese sujeto.

—No me interesa quien sea él, no podemos permitir que se inmiscuya en nuestras vidas como si el fuera nuestro dueño. — Respondí con determinación.

—Le debemos a nuestro creador, así que solo trata de ser amable la próxima vez. — El miedo en su voz era notorio.

—Yo no les pedí ser así, por lo que no les debo nada. Ahora sí es todo lo que viniste a decir puedes irte.

Ella miró por la ventana con expresión extraña. —Es raro que los vecinos no hayan aparecido durante todo el día. — Comento. —Salieron en la mañana temprano y desde entonces no han regresado.

Mire en dirección a la casa de Aria con la respuesta a las inquietudes de mi madre, pero no diría nada sobre Aria, ella no merecía que la cazáramos y le quitáramos su alma.

—Aria dijo que irían de vacaciones, por algo del trabajo de sus padres. — Mentí tratando de mantener mi estado inmutable.

—Es lo mejor que nos ha pasado, así te olvidas de esa humana y te centras en nuestra misión. — Comento mi mamá pensativa. —Me hubiera gustado probar esa dulce alma.

Gire en su dirección y le lance una mirada de advertencia. ¿Qué acabas de decir? — Pregunté furioso.

—Vamos hijo, ¿A caso no sentiste ganas de arrebatarle esa dulzura?.. Yo desde aquí podía oler la pureza de su alma.

—¡Calla! En tu vida vuelvas a decir algo así de ella, Aria es un ser humano especial y ni tú ni yo ni nadie le quitará su humanidad.

—Tranquilo, no la tocaré esa humana es tuya y cuando te aburras de jugar con ella sé que harás lo que tienes que hacer. Igual por cada humano que desaparece; aparecen cuatro más.

—Sal de mi habitación, no quiero seguir escuchando tus estupideces.

—Nunca te había visto así, hasta parece que estás molesto. Una sonrisa cínica apareció en sus labios. —No olvides lo que eres.

Tras decir esas últimas palabras salió de mi habitación dejándome finalmente solo. ¿Cómo podría olvidar mi horrible naturaleza?, si día a día tenía que luchar con mis instintos y no quitarle sus almas a los humanos.

Una luz proveniete de la casa de Aria llamo mi atención, pensé que ella había vuelto, pero para mí sorpresa quien estaba ahí era Caleb. Camino hasta la habitación de Aria tomand una de sus prendas, miró en mi dirección olfateando con una sonrisa siniestra la prenda en sus manos. Lamió las comisuras de sus labios como diciendo lo delicioso que era ese olor.

Sin poder morir, sin poder vivir estaba viviendo en un infierno que nunca pedí. Ahora tenía que buscar a Aria y protegerla de Caleb. Estaba seguro que en cualquier momento sabrá quién es esa humana que tanto han buscado y no se detendra hasta acabar con ella. Ahora sabía cómo era su olor y la rastrearia hasta encontrarla.