Jonathan Wind ha vivido toda su vida con los humanos sin siquiera imaginarse de su verdadero origen, todo cambiará cuando una loba de cabellos rojos violáceos, aparezca frente a él, ocasionando el despertar de un poder oculto en su interior, de su lobo quien reclamará a esa linda loba como La Luna de Ares.
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Al país del Norte
Jonathan y Xavier estaban terminando de deshacerse de los cadáveres de los lobos que Xavier se había encargado de matar. Para Jonathan, era sorprendente ver tantos cuerpos sin vida; no podía creer que Xavier hubiera acabado con ellos.
—Era el último —dijo Xavier, dejando el último lobo sobre la pila de cadáveres.
—¿Está bien esto? —preguntó Jonathan, mirando a los lados. Los habían llevado a las afueras de la ciudad.
—Bueno, seguimos en territorio humano, así que está bien. Si estuviéramos en el territorio de alguno de los tres países, tendríamos serios problemas —respondió Xavier mientras sacaba un encendedor.
Jonathan cerró los ojos al ver cómo los cuerpos eran consumidos por el fuego. Xavier solo sonrió; criarlo con humanos no fue la mejor opción, pero era la única que tenían.
—¿Qué haremos ahora? —preguntó Jonathan una vez que los cuerpos se volvieron ceniza.
—Irnos de aquí —comentó Xavier. Jonathan lo miró con sorpresa. —No podemos quedarnos. A estas alturas, Caspian ya debe saber que Hazel está aquí y que tú existes. Enviará a sus hombres de nuevo y no podemos arriesgar a los humanos —explicó con una leve sonrisa, mirando de reojo a Jonathan, quien asintió desanimado.
—¿A dónde iremos? —volvió a preguntar Jonathan, pasando una mano por su cuello.
—Al país del Norte —respondió.
Al llegar, Jonathan se sorprendió al ver a Max corriendo por todo el jardín. Al verlo, el perro corrió hacia él.
—Max, amigo... —Jonathan abrazó a su fiel compañero. —Gracias —susurró, pues incluso Max había protegido a Hazel.
—Dani lo curó —comentó Hazel, acercándose.
Jonathan dirigió su mirada a Dani y sonrió. Le era difícil creer que tampoco fuera un humano.
—¿Eres un lobo? —preguntó Jonathan.
Xavier cruzó los brazos y miró a Dani, esperando que respondiera la pregunta de Jonathan.
—Sin ofender, pero prefiero ser un Max que un lobo —respondió encogiendo sus hombros.
—¿Un perro? —preguntó Jonathan, confuso.
Dani puso los ojos en blanco.
—Max es más que un simple perro —soltó con molestia.
—Ok, ok, no entraré en discusión con eso —comentó Jonathan—. Entonces, ¿qué eres? —volvió a preguntar.
Dani suspiró. Sabía que a esas alturas no era buena idea seguir ocultando su apariencia. Empezó a quitarse la camisa; tenía todo el torso vendado, y también se lo quitó. Xavier frunció el ceño, mientras que Jonathan abrió los ojos como platos, llevándose una gran revelación.
—Eres... eres... —trataba de formar la frase.
—¿Qué carajos le ves? —gruñó Xavier—. ¿Las tetas o las alas? —siseó.
—¿Eres una mujer? —soltó Jonathan sin poder dejar de mirar a Dani.
—Algo así —comentó Dani, despreocupada.
—Deja de mirarla o Hazel te los cortará —soltó Xavier.
Jonathan miró a Xavier y luego dirigió la mirada a Hazel. Ella tenía los brazos cruzados, con las mejillas infladas y el ceño fruncido.
—Es que todos estos años pensé que era hombre —dijo con una sonrisa nerviosa.
—Bueno, no es que las hadas tengamos un género en específico —explicó Dani, cruzando los brazos.
—Debemos preparar todo para irnos —cambió el tema Xavier.
—¿A dónde vamos? —preguntó Hazel con cierto temor; no quería volver al Clan.
—Al País del Norte. Ya no podemos seguir aquí y poner en peligro a los humanos —respondió él.
—Además, Jonathan debe aprender a controlar esa ira. Si no hubiéramos llegado a tiempo, pudo haber sido una masacre —agregó Dani.
—Bien, vayan a cambiarse. Lleven solo una mochila ligera —ordenó Xavier.
Jonathan tomó la mano de Hazel y entraron a la casa. Xavier se acercó a Dani y recogió la playera del suelo. Sus miradas se encontraron y Dani encogió los hombros ante esa tierna mirada que él le dedicaba.
—¿Lo sabías? —preguntó ella.
—Sí, hace unas noches te descuidaste y liberaste tu esencia —contestó él.
Dani asintió, tomó la playera y se dio la vuelta. En su espalda, del lado izquierdo, debajo del hombro, tenía una extraña marca negra en forma de beso.
—En la próxima Luna Llena borraré esa maldita marca —gruñó él.
Dani no dijo nada. Ni siquiera se dio la vuelta, solo sonrió ante esas palabras, pues esa marca era tan despreciada por ella, ya que se la había hecho su anterior pareja, un ser despreciable.
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Hazel miraba a Jonathan guardar dos mudas de ropa, una para él y otra para ella. Recordó la forma en que peleó contra los lobos que su padre había enviado. Todavía seguía sorprendida de que les hubiera dado una paliza a todos, y sobre todo a Marcos, quien era considerado uno de los alfas más fuertes del Clan Windsor.
—Bueno, tenemos todo —dijo él, mientras cerraba la cremallera de la mochila.
Hazel se acercó a él. Jonathan no dudó en rodear su cintura y atraerla hacia él.
—Me encantas —susurró—. Nadie nos va a separar, Hazel —agregó.
Ella suspiró; solo esas palabras eran suficientes para calmar su corazón. Confiaba plenamente en Jonathan y, por supuesto, en Ares.
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Jonathan, Hazel, Xavier y Dani emprendieron su viaje al País del Norte. El destino era claro: Jonathan se enfrentaría a Caspian. Lo hacía para proteger a Hazel, sin imaginar la tiranía que se sufre en el Clan Windsor.
Jonathan miraba asombrado cómo, al atravesar el bosque cercano al jardín de su casa, llegaban a un lugar totalmente diferente. Era un gran valle montañoso con una vegetación exuberante. A lo lejos se veían imponentes montañas rocosas con cumbres nevadas que se elevaban majestuosamente bajo un cielo azul claro con nubes blancas y esponjosas.
—¿Esto es el País del Norte? —preguntó asombrado.
—Sí, precisamente estamos cerca de los territorios del reino Greyson y el reino Rouss —respondió Dani. Sus alas se habían liberado al atravesar la línea y desgarraron su playera.
—¿Max? —Jonathan miró a su fiel amigo, cuya cola se había dividido en tres y su pelaje era más espeso y largo. Pero lo que más llamaba la atención eran sus cuernos, que se asemejaban a ramas de árboles con múltiples puntas.
—Max es un espíritu guía. Normalmente, suelen ser guías de las hadas o elfos, así que cuando lo vi contigo me sorprendí —explicó Dani. Jonathan miraba a su querido amigo correr alegremente.
—Mis padres sí eran totalmente lobos, ¿verdad? —le preguntó Jonathan a Xavier.
—Sí, lo eran. Lo más probable es que Max haya tenido un elfo o un hada malvada. Recuerda que lo encontraste herido en el bosque —habló Xavier.
—¿Fue así? —Dani se detuvo y lo miró—. Qué crueldad. Dañar a un espíritu guía es un tabú para las hadas y los elfos. Ellos son considerados los tesoros de la Madre Naturaleza —continuó, dirigiendo su mirada a Max y esperando que quien lo hubiera dañado ya hubiera sido castigado.
—¿Madre Naturaleza? —preguntó Jonathan.
—Así como los lobos tenemos a nuestra Diosa Luna, las hadas y los elfos tienen a la Madre Naturaleza —dijo Hazel con una sonrisa. Le gustaba ver esa expresión de confusión en Jonathan, le daba un toque de inocencia.
—Oh, ya —dijo, todavía confuso. Tenía mucho que aprender.
—Pero, ¿no había desaparecido? Escuché ese rumor hace más de... —se calló Xavier—. Muchos años —terminó.
—Eres muy viejo, viejo —dijo Dani—. Sí, desapareció, pero muchas hadas y elfos aún tenemos la esperanza de que vuelva. Sin ella, el reino de los elfos y hadas está en peligro —dijo con cierta tristeza en su mirada.
—Bueno, esperemos solo se haya tomado unas vacaciones —comentó Xavier mientras ayudaba a Dani a hacer una blusa con los restos de su playera.
—¿Ustedes son algo? —volvió a preguntar Jonathan al ver la cercanía entre ellos.
—Es mi pareja destinada —respondió Xavier.
Jonathan abrió la boca de sorpresa.
—Vaya, y yo que me sentía incómodo porque Hazel es menor —susurró.
—Aquí la diferencia de edad entre parejas no es importante —comentó Dani, ocultando la marca en forma de beso con una tira de su antigua playera.
—Bien, vamos a darnos prisa, no podemos continuar tanto tiempo aquí. Podríamos tener problemas con los reinos Rouss o Greyson —Xavier miró a todos.
—¿Cuál de los dos crees que es más seguro? —preguntó Dani refiriéndose a los reinos.
—Sin duda Greyson. Además, hay un alfa amigo que podría ayudarnos un poco —respondió y sonrió.
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...Clan Windsor...
Marcos estaba despierto. A pesar de tener una sanación rápida, seguía en el hospital, dado que Jonathan le había roto varias costillas y otras extremidades de su cuerpo.
—Despertaste —dijo Caspian, entrando con su imponente aura de alfa—. Tus hombres ya me dijeron todo, pero quiero que tú me lo corrobores —añadió con autoridad.
—Alfa, ese hombre se presentó como Jonathan Windsor. Su aura de alfa superó la mía, hubo un momento en que sentí que me doblegaba ante él, como lo hace un Alfa de Alfas —comentó con seriedad.
—Maldición, es el hijo de Marina y Joel —siseó Caspian, apretando los puños con coraje.
—Hazel es su pareja destinada, ya fue marcada por él —agregó Marcos, recordando a la chica.
Caspian pasó una mano por su barbilla y sonrió ante esas palabras.
—Excelente, entonces hay posibilidades de que ella quede embarazada pronto —dijo—. Si es así, ese niño será mi sucesor —comentó, mirando a Marcos—. Y tu hijo —agregó con autoridad.
Marcos se tragó sus palabras. Él no quería a un niño que no llevara su sangre. Aunque sí deseaba a Hazel, prefería tener sus propios hijos y que uno de ellos fuera su heredero, pero contradecir a Caspian no era una opción, y mucho menos estando en ese estado.
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...Reino Greyson...
Para el anochecer, el grupo de Jonathan decidió acampar, adentrándose de nuevo en el bosque, ya que no era conveniente viajar durante la noche y tampoco querían arriesgarse en ningún pueblo por seguridad.
—¿Dormir a la intemperie es seguro? —preguntó Jonathan mientras ayudaba a Xavier a preparar la fogata.
—No, pero si somos atacados no arriesgamos a gente indefensa. Además, si la gente de Greyson es herida, los reyes actuarán de inmediato, y esta guerra contra Caspian es solo tuya —lo miró con seriedad.
Jonathan bajó la mirada.
—Sé que solo lo haces por Hazel, pero créeme, Jonathan, cuando acabes con Caspian, liberarás a todo el Clan Windsor, incluso hay alfas que son obligados a seguir sus órdenes —agregó, dirigiendo su mirada a Hazel y Dani, que llegaban con unas ramas para la fogata acompañadas por Max.
—Esto servirá para pasar la noche —dijo Dani.
—Tengo hambre —comentó Hazel con las mejillas sonrojadas.
—Bien, hay que cazar la cena —comentó Xavier y miró a Jonathan—. Joel te enseñó a pescar, ¿no? —le preguntó.
—Sí, yo me encargo —se levantó y miró a su alrededor.
—Yo sé cómo ir al lago —Hazel dejó las ramas en el suelo y tomó la mano de Jonathan—. También sé cómo regresar —agregó. Jonathan asintió ante la dulce mirada de ella.
—Cuídalo, Hazel —habló Xavier mientras avivaba el fuego.
Dani miró cómo la pareja se alejaba muy alegre. Suspiró, imaginándose que ese par se tardaría más de lo debido.
—Hey, Max —llamó al can, que se acercó emocionado—. Encárgate de la protección de la zona. Es lo que has hecho con Jonathan todos estos años, ¿no? —le dijo mientras le hacía cariños.
Xavier miró cómo Max salió corriendo para obedecer las órdenes de Dani.
—¿Protección? —preguntó.
—Sí, son habilidades de los guías espirituales. Max hacía eso cada vez que salía al bosque para que seres malvados no se atrevieran a dañar a Jonathan, y si superaban su protección, como los Windsor, entonces su amo sería avisado. Supongo que, debido a eso, Ares se percató de la llegada de los alfas —explicó.
Xavier asintió, y eso explicaba por qué, desde que llegó Max, Jonathan pasaba desapercibido para seres inferiores que a veces atravesaban la línea.
—Perfecto —se acercó a ella y la rodeó de la cintura—. Vamos a divertirnos un poco... —sonrió.
—No es el momento. Jonathan y Hazel volverán en cualquier momento —siseó Dani, colocando ambas manos sobre el firme torso de Xavier.
—¿En serio? Hasta tú te diste cuenta de que Hazel tenía hambre de otra cosa —dijo con ironía.
Dani suspiró.
—¿No quieres? —le preguntó.
—Sabes que sí, solo que... viste la marca que tengo, ¿no? Es una marca de pareja... —comentó con tristeza.
—Pero ahora yo soy tu pareja y ya dije que borraré esa marca en la próxima Luna Llena —comentó con firmeza.
—Xavier... lo tuve que matar para ser libre. Maté a mi pareja y por eso la marca no desapareció —soltó con los ojos llenos de lágrimas.
—No importa. Si no lo hubieras hecho, no serías mía ahora... —besó su frente.
—Me hizo mucho daño... Tú eres diferente, me siento protegida contigo —susurró Dani con ternura.
—Porque soy tuyo y solo vivo para ti —respondió Xavier y la besó apasionadamente en los labios.
Xavier desabotonó los pantalones de Dani. Sabía que aquella joven pareja también se tomaría su tiempo, pero estaba tan ansioso de estar dentro de ella ahora que había confesado que era su pareja destinada, y que ella confesó lo que es realmente. Su pasado no era importante, porque su presente y futuro era estar juntos.
—Xavier, te amo mucho —susurró.
Xavier sonrió ante esa confesión y miró el par de alas en forma de libélula. Eran bonitas. Entendía por qué Dani las ocultaba, dado su pasado, pero eso ya no sería necesario.
La cargó y ella envolvió sus piernas alrededor de él. Xavier sacó su dureza y la penetró. Dani se aferró a su cuello mientras ambos se movían en sincronía sin apartar sus miradas. Ella soltaba gemidos que a Xavier le encantaba escuchar.
—Soy tuyo —susurró con su voz ronca, sabiendo que a Dani le gustaba escuchar esas palabras.
Directo, fuerte y claro jaja 😂
¡Respete a su Tío! jajaja 😂😂😂
Ya está preocupada por esa última noche en el bosque con los hombres de Marcos acechando 😓😞
Hubiera sido mejor padre y pareja..mel.clan no estaría en dónde está ahora 😔
¡Qué gran revelación! 😳
Pero sí o sí debe decírselo a Hazel antes de que se entere por otro lado, ahí si será peor 🤦🏻♀️