Isela es una mujer que desde muy pequeña tuvo que trabajar, tuvo un matrimonio aparentemente perfecto, pero todo se derrumba cuando sufre la peor traición y aún más después de la muerte de su esposo tiene que salir adelante sola, mientras se enfrenta a los obstáculos impuestos por la sociedad.
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17
Camino por más de una hora, dejó su mente en blanco, así disfruto de los placeres de la naturaleza, el aire revolviendo su cabello y brisa del mar en su rostro.
Ahí dejo por completo su pasado atrás, salió con sus energías renovadas, lista para comerse al mundo si es posible.
Ya en la noche sus hijos y Sam la llevaron a comer a un hermoso restaurante, pidieron vino para brindar por el cierre de un ciclo y el inicio de otro.
Entre anécdotas y risas pasaron una noche muy agradable.
Al día siguiente Isela despertó feliz, iba a trabajar, pero hoy era diferente sentía que podía comerse al mundo si quería, que nada era imposible mientras se esforzara por lograrlo.
Al llegar al trabajo rápidamente se puso al día con sus obligaciones, pese a que casi no lo hacía hoy le tocó atender a varios clientes y todo iba muy bien, las ventas iban en aumento y eso significaría un bono a fin de mes.
Los clientes entraban y salían del lugar, los niños se entretenía en aquella área adecuada mientras sus padres los observaban después de hacer sus compras, algunos dibujaban y otros utilizando los juegos del lugar.
El lugar era muy seguro la vigilancia no les permitía salir una vez ingresarán, los padres llenaban un pequeño formulario para evitar así posibles secuestros aunque el lugar era seguro siempre se prevenían posibles sucesos.
Así mientras Isela acomodaba unos productos que estaban fuera de lugar se fio cuenta que el que tenía en su mano era el último lote en exhibición, se extraño que no hubiese más, ahora le tocaba ir a boda y preguntar si aún había en el local o darlo por agotado, se quedó perdida en sus pensamientos con el producto en la mano hasta que escucho una voz que muy cerca de ella mientras le quitaban de la mano el producto.
- Disculpe señorita, pero este producto lo necesito y veo que es el último así que me lo llevaré.
Isela se perdió en aquellos ojos verdes, su sola presencia intimidaba a cualquiera, pero ella estaba hipnotizada, no recuerda si alguna vez se sintió así. Tanto que no pronunció palabra algunas y solo asintió.
Él le dio una sonrisa y se fue a cancelar. Ella se quedó observándolo hasta que salió del lugar, su mente en blanco no podía olvidar que no solo era muy guapo, también tenía una voz muy sensual, su actitud varonil realmente le llamó mucho la atención y se obligó a salir de ese ensueño y seguir con sus labores.
Desde ese día, aquel misterioso hombre empezó a hacer un cliente frecuente en el local, buscando la forma de intercambiar unas palabras con Isela. Algunos trabajadores se dieron cuenta de el interés del hombre por ella y cada que llegaba le hacían señas a Isela, estas eran como ahí viene tu amor, míralo ahí está tu bombón, llego tu pretendiente.
Isela se sonrojaba ante de estos comentarios aunque intentaba ser lo más formal posible ante su presencia, hasta que un día él finalmente se presentó como Adrián.
Adrián le pidió que si podía ayudarle con un regalo para su hija, mientras empezó a contarle algo de su vida, estaba divorciado y su hija vivía con él, le dijo que la llevaría para que la conozca, aunque Isela no entendía o mejor dicho. No quería entender que el sí estaba interesado en ella y quería presentarle a su hija.
Dos días después le pidió que le aceptará una salida y aunque lo dudo mucho, acepto ante los gestos de sus compañeras, Keyla mientras fue informada de la situación y no dudo en ponerse de lado de su madre, animándola a asistir.
Keyla le decía que era un buen momento para conocer a nuevas personas, dejar fluir las cosas y que si el amor tocaba su puerta que la dejase entrar.
Diferencia de otros hijos Keyla no se metía en los asuntos del corazón de su mamá, tenía claro que ella tenía la última palabra, su objetivo era cuidarla, apoyarla y desearle lo mejor.
Adrián eligió cuidadosamente el lugar para llevar a Isela, y este sería en un bar recién inaugurado, música suave y artistas en vivo, podías cenar o bailar, beber algo o disfrutar del espectáculo que brindaban un ambiente tranquilo ideal para conocerla mejor.
El día llego y el puntualmente paso a recogerla, al llegar pudieron una cena y luego bebieron ella una sangría y él un whisky, su conversación fluía naturalmente y eso les permitió conocerse más a fondo, tenían muchas cosas en común. Entre risas y anécdotas pasaron más tres horas y dieron por terminada la salida.
Adrián le pidió que aceptará salir nuevamente con él y ella acepto, se sentía cómoda a su lado, Adrián tenía un aura muy atrayente y emanaba tranquilidad, lo que le permitía sentirse segura.
Adrián le pidió una salida dos días después, en la cual le dijo que llevaría a su hija, para él la aprobación de su bebé era muy importante él no saldría con una mujer que no tratará buen a su niña.
Isela estaba muy contenta porque ella amaba a los niños así que esperaba que se llevaran bien.
Al llegar el día el presento oficialmente a su hija Cristina a Isela, ambas aunque con un poco de temor se fueron acercando y al finalizar el día ya eran muy amigas, Cristina Le dijo a su papá que aprobaba que el cortejara a Isela y que si comería un error con ella, entonces ella lo iba a castigar.
Isela se reía, aunque en el fondo se sentía muy bien por ganarse el cariño de ella, pues el miedo a ser rechazada por la pequeña le causaba nervios, Adrián era muy romántico y estaba, segura que si él seguía insistiendo fácilmente se enamoraría de él. Y no quería hacerlo si entre ellos hubiera peros o su relación fuera mal vista.
Ya en casa Isela le contaba a keyla todo lo ocurrido y esta una vez más le dio ánimo a seguir adelante, la gente siempre te criticara hagas lo que hagas, sin importar tus sentimientos. Y si ella quería iniciar una relación con alguien estaba en su derecho de hacerlo. Jefferson por su parte no opino nada excepto que estaría ahí para ella siempre.