En "Lazos de Fuego y Hielo", el príncipe Patrick, marcado por una trágica invalidez, y la sirvienta Amber, recién llegada al reino de Helvard junto a sus hermanos para escapar de un pasado tormentoso, se ven atrapados en una relación prohibida.
En un inicio, Patrick, frío y arrogante, le hace la vida imposible a Amber, pero conforme pasa el tiempo, entre los muros del castillo, surge una conexión inesperada.
Mientras Patrick lucha con su creciente obsesión y los celos hacia Amber, ella se debate entre su deber hacia su familia y los peligros que acarrea su amor por el príncipe.
Con un reino al borde del conflicto y un enemigo poderoso como Ethan acechando, la pareja de su hermana Jessica, enfrenta los desafíos de un amor que podría destruirlos a ambos o salvarlos.
(Historia basada en la época medieval)
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Capitulo 12 y 13
El silencio en la habitación se rompió con la suave voz de la madre del príncipe Patrick, quien se acercó a él con una ternura inusual.
Ella, ahora mostraba una faceta más cálida, algo que raramente veía. Me retiré de la habitación lo más rápido que pude, pero no pude evitar escuchar su conversación antes de cerrar la puerta detrás de mí.
—Patrick —su voz era suave, casi maternal—, los maestres tienen buenas noticias. Parece que están viendo ciertos avances en tus piernas. Cada vez que las mueven para mejorar la circulación, notan más respuestas de lo esperado.
Patrick, que siempre había llevado su incapacidad con una mezcla de arrogancia y resentimiento, la miró con incredulidad.
Durante años, había aceptado que nunca volvería a caminar, y ahora su madre venía con una posibilidad que nunca había considerado real.
—¿Qué quieres decir? —preguntó con cautela, su tono aún escéptico.
Ella se sentó a su lado y tomó su mano, algo que me sorprendió. Había escuchado rumores de su relación distante, pero en ese momento, parecía que la mujer realmente estaba mostrándole afecto.
—Los maestres creen que hay una pequeña posibilidad de que, con tiempo y tratamiento, podrías volver a caminar. No hay garantías —agregó rápidamente—, pero creen que podrías tener alguna mejoría. No quiero darte falsas esperanzas, pero me parece que deberías saberlo.
Patrick se quedó en silencio, procesando la información. Sus ojos, siempre llenos de orgullo y desafío, ahora brillaban con una mezcla de confusión y, quizás, esperanza. Aunque no lo mostrara abiertamente, esa noticia debía significar mucho para él.
—¿De verdad creen eso? —su voz salió más baja, casi insegura, algo que nunca había escuchado en él.
Su madre asintió, apretando suavemente su mano. Durante unos momentos, ambos se quedaron en silencio, compartiendo una conexión que parecía sanar viejas heridas, al menos temporalmente.
—Si esto es cierto… —Patrick comenzó a hablar, pero se detuvo, como si no supiera cómo expresar lo que sentía.
—No hay que precipitarse —lo tranquilizó su madre—, pero lo importante es que no pierdas la esperanza. Si los maestres lo creen posible, entonces es algo que debemos intentar.
Patrick asintió lentamente, aunque la expresión de su rostro aún estaba llena de pensamientos y emociones contradictorias. Durante tanto tiempo, había usado su condición como una barrera, una excusa para su comportamiento áspero y distante.
Si ahora existía la posibilidad de que su vida pudiera cambiar, eso también traería consigo nuevas responsabilidades y expectativas.
Yo, desde el otro lado de la puerta, sentí cómo el peso de sus palabras caía sobre mí también. ¿Qué significaría todo esto para la relación con Patrick? Si recuperaba la movilidad, ¿sería más fuerte, más arrogante… o cambiaría algo en su interior?
Las posibilidades me daban vueltas en la cabeza mientras me alejaba de la habitación, consciente de que algo importante había cambiado en su vida y, posiblemente, también en la mía.
Capitulo 13
Cuando llegué a casa, aún podía sentir el eco de la conversación con Patrick resonando en mi mente. Hice como si nada hubiera pasado, ignorando la tensión que había llenado la habitación.
La imagen de su mirada intensa y el momento de vulnerabilidad que habíamos compartido se mantenía en mis pensamientos, pero rápidamente intenté alejarme de esos recuerdos.
Era evidente que Patrick había vuelto a su habitual arrogancia. Me despidió de manera casi despectiva, como si mi presencia ya no fuera necesaria, y eso me hizo sentir un nudo en el estómago.
¿Qué pasaría si realmente comenzaba a mejorar? El pensamiento me llenó de inseguridad. La idea de que ya no me necesitaría me pesaba, pero también había algo en su mirada que me decía que no todo estaba perdido.
La cena con mis hermanos fue un torbellino de emociones. Al sentarnos, noté que Jessica se movía de manera extraña, como si intentara ocultar algo.
Sin pensarlo, estiré la mano para tocar su cuello y, al hacerlo, sentí una pequeña marca bajo mis dedos.
—¿Qué te pasó? —pregunté, la preocupación surgiendo instantáneamente. A pesar de ser su hermana menor, la idea de que alguien pudiera lastimarla me llenó de temor.
Jessica se apartó de inmediato, su rostro enrojecido de vergüenza y quizás de algo más.
—No es nada, Amber. Estoy bien —respondió, tratando de restarle importancia.
Sin embargo, mi instinto de protegerla se activó y no pude evitar cuestionarla.
—¿Te hizo algo tu novio? —inquirí, la angustia en mi voz haciéndose evidente.
Jessica frunció el ceño, su mirada desafiando la preocupación que sentía por ella.
—No, ¡no es eso! No seas tonta, Amber. Ethan no me haría daño.
Pero David, quien había estado observando la conversación desde un rincón de la mesa, se enderezó con una mirada intensa.
—Escucha, Jessica, si alguien te lastima, yo seré quien les dé una lección. Solo yo tengo el derecho de golpearlas —declaró, su tono imponente.
A pesar de que tenía solo unos años más que nosotras, había asumido un papel protector, como una figura paternal que nunca tuvimos desde que nuestros padres nos abandonaron.
Jessica miró a David con frustración, pero él se levantó de la mesa, decidido a ir tras Ethan, su novio.
—¡David, no hagas un escándalo! —suplicó Jessica, intentando detenerlo.
Mientras tanto, yo trataba de sujetarla, sintiendo que la situación se tornaba tensa. A pesar de que estaba molesta con su novio, el deseo de protegerla y de no agravar las cosas me hacía actuar de manera instintiva.
—¡Tranquila! —le decía mientras caminábamos detrás de David.
Cuando David finalmente encontró a Ethan en la calle, el aire se volvió denso con la anticipación de lo que iba a suceder.
David no perdió tiempo; fue directo hacia él y le propinó un golpe. La escena se desarrolló como en una tormenta: gritos, empujones y la confusión que envolvía a Jessica, quien seguía defendiendo a su novio.
—¡David, basta! —gritó ella, desesperada por salvar a Ethan de una paliza que claramente se lo merecía.
Pero David no retrocedió. Se mantuvo firme, protegiendo a su hermana, y le lanzó a Ethan una advertencia clara.
—Si vuelves a tocarla, te aseguro que no será solo un golpe. Lo haré por tu propio bien —dijo, su voz baja y amenazante, pero llena de determinación.
Mientras tanto, Ethan se mantenía en pie con una expresión de desprecio en su rostro, como si no entendiera la gravedad de la situación.
La escena se tornó caótica, con Jessica entre ellos, tratando de ser un escudo para el chico que claramente no merecía su protección.
Todo esto sucedía mientras mi corazón latía con fuerza, sintiendo que el lazo entre mis hermanos se hacía más fuerte, y al mismo tiempo, una preocupación profunda por la seguridad de Jessica me invadía.
¿Por qué se aferraba a alguien que le hacía daño?
Mientras la pelea continuaba, supe que el amor entre hermanos siempre encontraría la manera de prevalecer, pero también comprendí que no podía protegerlas de todo.
Cuando David vio la incredulidad en el rostro de Ethan, no dudó un segundo más. Con un movimiento rápido, lo lanzó al suelo y comenzó a golpearlo sin piedad.
Los impactos resonaban en la calle, y pronto, el bullicio de la pelea atrajo la atención de los transeúntes. Gente del pueblo se detuvo, formando un círculo alrededor de nosotros, murmurando y señalando, como si estuviéramos en medio de un espectáculo.
Jessica, desesperada, gritaba su nombre mientras yo intentaba sujetarla, forzándola a alejarse del conflicto.
—¡David, por favor! ¡Para! —su voz era un torbellino de emociones, pero él estaba ciego por la rabia y la determinación de protegerla.
No pasó mucho tiempo antes de que los guardias del pueblo llegaran, alertados por el alboroto.
Con una autoridad palpable, se lanzaron al centro de la pelea y separaron a David de Ethan.
—¡Basta! —gritó uno de los guardias, sujetando a David con firmeza.
Mientras los guardias separaban a los dos hombres, David, aún lleno de furia, fue soltado, pero no sin antes lanzar una última mirada desafiante a Ethan.
Jessica, tocando las heridas de su novio con preocupación, se llevó a Ethan lejos de la escena, quien, a lo lejos, lanzó una mirada amenazante hacia David.
—Esto no se ha terminado, David —dijo Ethan, su voz baja y llena de desdén, antes de alejarse con Jessica, que parecía abrumada por la situación.
David, por su parte, se dio la vuelta y se dirigió hacia casa, su furia palpable mientras marchaba con pasos decididos.
No podía evitar sentir que, aunque había defendido a Jessica, el conflicto no había terminado. Rumores de la pelea comenzaron a esparcirse rápidamente por el pueblo, y sabía que todo el mundo hablaría de ello.
Yo lo seguí de cerca, sintiendo la tensión en el aire.
—¿Estás bien? —pregunté, tratando de romper el silencio que nos rodeaba.
David apenas me miró, su ceño fruncido y su mirada fija en el camino.
—Estoy bien, solo… no puedo creer que Jessica se aferre a un tipo así. —Su voz era dura, pero había un toque de preocupación que no podía ocultar.
Mientras avanzábamos, la gente que se cruzaba con nosotros lanzaba miradas curiosas, y las susurradas conversaciones se hacían más fuertes, alimentando la intriga en torno al incidente.
Era como si todo el pueblo se hubiera detenido por un momento para ser testigo de nuestra historia familiar.
El sol comenzaba a ocultarse en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos naranja y púrpura, pero mi mente estaba llena de pensamientos oscuros. ¿Qué pasaría con Jessica y Ethan ahora?
¿Podría David mantenerla a salvo, o estaba perdiendo la lucha en su intento de protegerla?
Finalmente, al llegar a casa, la tensión seguía presente en el aire. Sabía que teníamos que hablar sobre lo que había sucedido, sobre la relación de Jessica con Ethan, pero también había un mar de sentimientos que necesitábamos enfrentar como familia.
David, en su papel de protector, había actuado por impulso, pero el camino hacia adelante se tornaba incierto.