Atada A Mí (Bilogía)

-Vamos señorita, no haga enojar al señor, es por su bien.

-No quiero Gisell, no quiero saber nada, no me importa saber el sexo ni nada del embarazo.

-¿Señorita de verdad no siente pesar de lo que pueda pasar con su hijo luego de nacer?

Olivia no quería flaquear aceptando que se sentía aterrada de llevar su embarazo a terminó para que Brian la apartara de su hijo solo por hacerla sufrir.

¿De dónde le nació tal obsesión con ella no lo comprendía? A pesar de los años era un hombre de muy buen ver y bastante conservado que lograba mirar que era capaz de alterar los sentidos de muchas jovencitas, pero en ella no era el caso.

La imposición de ser ofrecida como un trozo de carne a la venta sin elección la odiaba.

Su tío fue el único que respecto sus derechos, deseos y ahora se encontraba muerto por su culpa...

Ella se negaba en cada control en saber algún tipo de información de su embarazo, pero era ya el cuarto mes y por exigencia de Brian sabría el sexo y todo lo relacionado con su embarazo.

Hasta se negó en controles a escuchar su corazón latir, tenía tanto miedo y sin oportunidad de escapar.

Cuatro meses encerrada.

Agradecia no tener que mirar a Brian que se mantenía distante por su embarazo, pero no sería así para siempre.

-No quiero ir, no me interesa nada de este embarazo.

Hablo decidida sin mostrar un apice de dolor o arrepiento. Al recordar el cuerpo irreconocible de su tío, sin vida, se llenaba de ese coraje que a veces se iba de su ser, su objetivo era escapar...

¿Dónde se encontraba Denny o que había pasado con su amigo?

Ahora debía agradecer que Brian protegía a Carlota y a ella de los enemigos de su tío que se creía con derecho de cobrarle a ellas sus deudas...

Palpadeo con su cara firme como piedra.

Resultó peor el remedió que la enfermedad, si fuera aceptado su destino talvez su tío estaría vivo, se encontraba hecha un caos...

-Señorita, si no sale conmigo vendrá el señor Brian por usted.

Olivia se hundió de hombros cruzándose de brazo, desafiante.

Se mantuvo observando fijo a la puerta que se abrió con un Brian en suéter negro su boca apretada de la molestia.

Todo su aroma inmundo la habitación, no era la colonia repugnante de siempre. Tenía un toque suave, pero bastante hipnotizante.

Trago grueso apretando las sábanas.

Brian, camino hasta su cama agarrándola de su brazo fuerte.

-¡Levantate!

-No quiero ir.

Hablo Olivia, ojerosa, descompuesta, demacrada entre el encierro y las penas que la acarreaba.

Brian, la levanto apretándola fuerte de su brazos llevándola a tropieza pies con él, pasó de largo por el lado de Gisell, ignorando su presencia por completo.

Bajo a Olivia por las escaleras con tanto impacto que en algunos escalones le tocó sostenerla fuerte para que no cayera.

-Brian me lastimas, para por favor.

Llegó hasta el carro abriendo la puerta del pasajero la introdujo a la fuerza entrando detrás de ella.

-¡Arranca!

Exigió

-No traigo zapatos, animal.

Se giro agarrándola fuerte de la quijada

-Ese es tu maldito problema, no el mío. Te di el suficiente tiempo para que estuvieras lista. Deja de jugar con mi paciencia porque he sido demasiado consecuente contigo.

-Matame. No, quiero este embarazo.

La soltó de golpe, alejándose como si su sola presencia quemará.

-No soy un maldito mounstro.

Olivia entre cerro su ceño mirándolo de hito a hito.

-Si, porque eres un santo.

Provocó Olivia desafiante con un tono sarcástico...

Luego de minutos tortuosos llegaron a la clínica donde Brian, no espero por Olivia, continúo sacándola arrastra de su brazo.

-¡Ahhhh!

Se quejo Oliva jalando su agarré, del brazo de Brian, con sus pies descalzo, sangrando.

Brian cerro sus cejas en su dirección observando su pies descalzo, la alzó para llevarla en brazos...

-¡Lup! ¡Dup! ¡Lup! ¡Dup! ¡Lup! ¡Dup!

A cada latido de los corazones de sus hijos, el corazón de Olivia se descongelaba. enterarse que dentro de ella crecía no una vida, si no dos, sus hijos, un pedacito de ella de su amor puro, sus mellizos.

Eran inocentes en todo aquello solo quería cuidarlos y protegerlos de toda la maldad del mundo.

-¡Felicidades señorita Olivia! Sus bebés están en perfecto estado.

Su rostro rojo con un sin fin de emociones indecifrable para Brian, que no comprendía si eran lágrimas de felicidad o de desdicha. Estaba conciente que se culpaba de la muerte de su tío en manos de Damián de eso se había encargado Carlota.

Quiso alguna vez tenerla, pero no planeaba hacerlo a la fuerza, cada desplante y malos gestos endurecía su corazón en su contra.

Ella le recordaba tanto a su Hilary, su difunta esposa por la cual estuvo dispuesto a dar hasta su propia vida, la cual murió por protegerlo a el, un desgraciado mounstro que no tenía nada bueno que ofrecerle al mundo, en cambio, ella, sí, estaba embarazada de su hijo y nunca lo supo. Murió sin saberlo.

Olivia con su cabello rojo gengibre, sus ojos profundo verde, esa peca que cubrían todo su rostro le recordaban tanto a su amada y de hay su obsesión con ella.