A veces, la vida nos juega una mala pasada. Nos hace probar el dulce néctar del amor, para luego arrebatárnoslo como si fuera una burla. Ésta historia le pertenece a ellos, aquéllas dos almas condenadas a amarse eternamente, Ace e Isabella.
—¿Seguirás amándome en la mañana?.
—Toda la vida, mi amor...
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Capítulo 4
Ésto no está pasando.
Es una pesadilla, una broma de mal gusto.
Corrí sin parar, quería llegar a la casa de mis padres, necesitaba que me dijeran que ésto era una broma.
Mientras corría, noté ese mismo puesto del día anterior.
El puesto de la gitana.
Me detuve de inmediato y me acerqué al lugar.
—¿Disculpe? ¡Necesito que alguien me atienda, urgente! –Hablé tocando la campanita de la mesa sin parar–.
Luego de unos minutos, la gitana salió.
—Veo que ha vuelto, señora. ¿Qué le pareció el reloj?.
Mi mente se detuvo.
—¿El reloj? –Busqué el reloj en mi bolsillo–.
Mi mente fue al día anterior, recordando.
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Observé el reloj, y ahora daba la fecha exacta.
La fecha del pasado.
<<21 de agosto de 2004>>
—Ésto no puede estar pasando... No, no está pasando. Es... Es una broma. Te estás burlando de mi porque me burlé de los gitanos, ¿Verdad? Por favor dime que es eso. –Supliqué, pero la mujer negó–.
—No, no es una broma. –Observa el reloj–. Se lo dije, es un reloj mágico que posee el poder del dragón legendario y el fénix. El reloj te eligió, quizás por la angustia de tu corazón.
—No... No puede ser, no puede ser... –Murmuré, apoyándome en una pared buscando equilibrio–.
—Tienes una oportunidad única, cómo dije, el destino no puede ser remediado, pero puedes lograr cambiar algunas cositas que afectarán a la larga, todo depende de lo que hagas.
La gitana observa el reloj.
—Ya veo, es 21 de agosto de 2004. Retrocediste veinte años en el pasado. ¿Por qué el reloj te trajo a ésta fecha? –Pregunta observándome–.
La observé, aún respirando con dificultad.
—¿Qué...? No lo sé, yo no... –Me detuve al recordar–. Mi esposo... –Susurré–.
—¿Qué? –Cuestiona la gitana, observándome–.
—Hace 20 años en el pasado, o sea ahora mismo, conocí por primera vez a mi esposo... –La observé con incredulidad–.
Sujeté los hombros de la mujer.
—Si ésto es el pasado, y significa que tengo 20 años. –La observo–. Entonces mi Ace... Mi esposo, ¿Está vivo? –Pregunté con esperanza–.
—Pues sí, aún está vivo. No sé que edad tiene él ahora...–
—¡20! ¡Tiene 20! –Dije interrumpiéndola–.
—Bien, tiene 20. Y si, está vivo.
—¡Tengo que ir a verlo! –Iba a alejarme, pero la gitana me detuvo–.
—Antes de irte, déjame explicarte cómo funciona el reloj. Tu línea temporal ha cambiado, ya no estás en tu tiempo. Por lo qué el futuro dónde estabas casada con Ace, ya no existe. Nunca te casaste con él y nunca quedaste viuda. –Explica–. Ahora éste pasado es tu presente, lo hagas aquí, es lo que decidirá que clase de futuro tendrás. ¿Entiendes?
—Sí, sí... ¡Ya déjame ir a buscar a mi esposo! –Exclamé y salí corriendo hacia la universidad–.
La primera vez que conocí a Ace, fue en la universidad. En éste mismo día.
Corrí tan rápido, que dudaba que mis pies tocaran el suelo.
En la primer línea temporal, Ace y yo nos conocimos en la biblioteca.
Y ahí es exactamente dónde me dirijo.
Corrí rápidamente adentrándome en la biblioteca, en busca de mi esposo.
Y ahí estaba él, buscando un libro en la repisa. Igual que la primera vez que lo conocí.
Se veía tan joven, con su hermoso cabello rubio claro y sus perfectos rasgos y, sus preciosos ojos color miel que tanto amo, tal y como lo recordaba.
Las lágrimas comenzaban a llenar mis ojos, estaba tan feliz de verlo.
Corrí directamente a sus brazos y lo abracé con fuerza, mientras lloraba.
—Eres tú... –Murmuré entre lágrimas–. Eres tú...
Su aroma... Dios, había extrañado a mi esposo por tres años. Anhelaba el día que nos volviéramos a ver, y ahora, aquí estaba, en mís brazos una vez más.
Se siente irreal.
Si ésto es un sueño, entonces no quiero despertar.
Puedo sentir cómo las manos de mi esposo se posan en mis hombros, y me aparta, observándome con confusión.
—Perdón, ¿Nos conocemos? –Cuestionó con desconfianza, apartándome–.
Diablos, estaba tan emocionada de verlo, que olvidé que en éste tiempo aún no nos conocíamos.
—Ah... No, no... –Sonreí, secando mis lágrimas–. Por favor, perdóname, te confundí con alguien más.
Puedo jurar que vió a través de mi mentira, ¿Quién no se daría cuenta de que estaba mintiendo? Lo observaba con tanto amor y devoción que la mentira era demasiado obvia.
Mi esposo me observó unos segundos, aún con la desconfianza a flor de piel.
—Claro... –Respondió fríamente pero, incluso con su frialdad, yo sólo podía sonreír mientras intentaba detener mis lágrimas–.
—¿Cariño? ¿Quién es ella? –Una dulce voz llamó nuestra atención, volteó y veo a una hermosa joven de cabello rubio y ojos azules–.
Mi corazón se hunde, la reconozco, es la ex novia de mi esposo, Angélica.
Observó rápidamente a Ace, quién la observa con el mayor amor y devoción que jamás he visto.
—Mi amor... –Respondió él, abrazando a Angélica–.
Ella sonrió y le devolvió el abrazo.
Las lágrimas que hace apenas segundos caían de felicidad, pronto se convirtieron en dolor.
Angélica me observó con preocupación.
—¿Estás bien? Aquí tengo un pañuelo... –Dijo mientras sacaba un pañuelo en su bolso y me lo entregaba–.
—Estoy bien... –Seco mis lágrimas y mí naríz–. Estoy bien, sólo... –Observo a mi esposo un momento antes de volver a observar a Angélica–. Me confundí de persona, por favor, discúlpenme... –Dije mirando al suelo un momento, sintiéndome una idiota–.
Mi esposo nota ésto.
—Está bien, no importa. ¿Te sientes bien? Estás llorando mucho. –Dijo observándome–.
—Sí, estoy bien. Lo siento una vez más –Digo evitando su mirada–. Y gracias por el pañuelo. –Sonreí forzadamente y huí del lugar–.
¿Qué está pasando? Cuándo conocí a mi esposo por primera vez, él y Angélica estaban separados entonces, ¿Por qué ahora siguen juntos?
No pude evitar recordar cómo mi esposo la miró, cómo si fuera la única mujer en el mundo.
Mi corazón duele, y mis lágrimas vuelven a caer.
Maldita sea...