Continuación de la novela La esposa del emperador...
Marcos ha conocido a la mujer que va a ser su emperatriz y hará todo para tenerla a su lado.
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17
Capítulo 17
Cuando Marcos terminó de decir esas palabras, el guardia que estaba con él asintió y fue a hacer lo que le pidió. Como ya tenía suficiente con ese tipo, Marcos se acercó a su familia y les dijo.
-Hay un asunto urgente en la sala del trono, por lo que hay que ir allí en este momento.
Sus padres al verlo tan serio asintieron de inmediato. Ema por su parte, lo miró extrañada, pues habían quedado que primero verían todo lo que tenían, antes de exponer a Víctor a los nobles de la corte, por lo que no comprendía cuál era ese asunto tan importante que tiene que ver ahora en la sala del trono.
Marcos, al entender su cara de confusión, le susurra muy cerca de su oído para que ella entendiera que era lo que sucedía.
-Es por Víctor.
Ella, al saber que se trata de él, se sorprende, pero asiente, sabe en su corazón que él no haría nada que pudiera herirla, por lo que se dice que seguramente él tiene asegurado el juicio que se esta por venir.
Al llegar los cuatro al lado de toda la corte, Marcos no se anda por las ramas y es firme con ellos.
-¡Majestad!
Dijeron todos mientras se inclinaban dando una reverencia.
-Que bueno que están todos aquí, tenemos un asunto muy importante que tratar en la sala del trono, por favor síganme.
Sin dejar que ellos respondieran, Marcos tomo cordialmente el brazo de Ema y con mucha elegancia, ellos fueron rumbo al salón, seguidos rápidamente de David e Iris. Como no les quedó de otra, los nobles fueron también detrás de ellos, aunque un poco lejos, ya que ellos iban más adelantados.
Al ingresar al salón, Marcos guía a Ema hasta un lugar especial dedicado para personas relevantes de la familia imperial, donde los padres de él también se sientan. Cuando él la termina de dejar ahí, se va a sentar al trono, esperando a la corte. Desde allí mira como ingresan todos los nobles apurados.
Con un solo movimiento de la mano, Marcos les indica que tomen asiento en sus puestos, por lo que sin pensarlos todos se sientan en sus lugares habituales, de inmediato.
-Majestad, ¿cuál es ese asunto tan importante que hay para tratar el día de hoy?
Pregunta uno de los nobles con cierto temor de quedar como un metiche con el emperador, pero la intriga lo estaba matando.
-Ahora lo verán.
Dijo Marcos mientras hacía una seña al hombre que estaba ya parado en la puerta, quien era el guardia que él había mandado por Víctor y su madre. El hombre asintió y salió de la habitación, al poco tiempo ingresó de nuevo.
Con él traía a dos personas esposadas, nadie podía ver quienes eran, pues, venían con las caras cubiertas con unas bolsas de tela. Obviamente, a todos los presentes les dio intriga saber qué pasaba, quienes eran ese hombre y esa mujer allí, pero no dijeron nada.
El guardia, en compañía de otros dos, llevaron a los prisioneros delante del emperador y los hicieron arrodillar en el suelo. Rápidamente, unieron las esposas que tenían en sus manos con otra más y los encadenaron al suelo para que no se pudieran levantar de allí.
Cuando ya habían hecho aquello, Marcos les dio una señal y los guardias les destaparon las cabezas dejando ver sus identidades.