No todo puede ser color de rosa, ¿O si?
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Penas.
El hombre no pudo soportar el dolor en su corazón, mucho menos la presión de saber que su hija, su preciada hija, era una amante muy orgullosa de sí misma por haber destruido una familia.
Soltó el teléfono, dejándolo caer en la mesa y, sin decir una sola palabra, abrió la puerta de la panadería, abandonando el lugar.
Tenía muchas cosas en su cabeza, pero, la principal era, ¿Por qué? ¿Por qué su hija hacia algo tan denigrante? Porque era evidente que lo hacía por gusto, pues todos sabían que el profesor Lucas era un hombre casado y con un hijo.
¿Cómo pudo ella meterse con aquel hombre? ¿Cómo pudo hacerle daño a otra mujer? Y, lo que es peor aún, ¿Cómo es posible que ella se sienta tan orgullosa?
Aquella noche, como las recientes, tanto Lucas como Tania, no habían regresado a sus hogares. Para María y su hijo, eso ya era costumbre, pero para Octavio no.
El policía se encontraba bebiendo con uno de sus mejores amigos, ahogándose en su miseria.
—No sé que hice mal, trabajé como un burro para que a mí hija no le faltara nada. Pagué las mejores escuelas para que pudiera estudiar y ser una niña decente, ¿Y qué me entero? Que mí niña, la princesa de mis ojos, tiene una aventura con su maestro, quien está casado y tiene un hijo. ¿En qué momento todo salió mal?
Su amigo simplemente lo escuchaba en silencio, pues también estaba en shock por esta nueva información. Él creía que la hija de Octavio era una chica decente, jamás hubiera imaginado que era ese tipo de persona.
—Tal vez hay una buena explicación, Octavio. Quizás ambos se enamoraron y por eso hicieron lo que hicieron.
—No, no hay justificación para lo que ambos hicieron. Mí hija sabía que ese hombre tenía familia y aún así se metió con él. Joder, Joshua, si hubieras visto el rostro de la esposa, se veía completamente destrozada... Y todo por culpa de mí hija, porque ella aceptó ser la amante de ese maldito pedófilo.
Luego de haber regresado a casa, Octavio comenzó a repasar una y otra vez todas las veces que su hija le dijo que simplemente haría "pijamadas" con sus amigas, pero ahora dudaba de todas sus palabras. Porque estaba seguro de que cada palabra que salía de la boca de Tania, era nada más y nada menos que una cruel mentira.
¿Por qué su hija le mintió de ese modo? ¿Por qué se metió en la cama de un hombre casado? ¿Acaso es porque la crió siendo un padre soltero? Ahora el hombre no podía evitar sentir culpa, creía que él era el detonante de las acciones de su hija.
—Esto no puede estar pasándome...
Esa noche su hija no había ido a casa. Su excusa fue que se quedaría en casa de su amiga para poder "estudiar", ya que tenía un exámen pronto. Pero claro que él sabía que ella mentía, maldita sea, ¿Cómo iba a verla a la cara ahora?
Y, lo que era peor, no podía dejar de pensar en la pobre mujer que tenía el corazón destrozado.
Los días pasaron y, como era de esperarse, María continuó con su vida como si nada hubiera pasado. Para el mundo ella era la honorable señora Wytt, pero en su corazón estar relacionada a ese nombre era una humillación.
¿Cómo se lo diría a sus padres? ¿Ellos la aceptarán de regreso? Y, más importante aún, ¿Le pediría el divorcio al padre de hijo? Cualquier persona cuerda diría que sí, pero ella aún no estaba lista para dar ese enorme paso, pues seguía amando a Lucas.
Su corazón sabía que, si él viniera ahora mismo y le pidiera perdón, ella lo perdonaría y actuaría como si nada hubiera pasado.
Pero eso no pasó, él no vino. ¿Y ella? Ella se cansó de esperar.
Maria es una mujer que jamás bebía alcohol, pero luego de haber pasado el duelo de la ruptura de su matrimonio, creyó que sería correcto beber al menos una copa, por todos los años, las promesas rotas y la falta de amor que recibió.
Fue a un bar, sola. Su hijo, Daniel, ahora mismo estaba en la casa de sus abuelos, ¿Y su esposo? Bueno, con su amada Tania.
Ella no conocía de tragos, por lo que sólo ordenó lo que conocía; cerveza. Una trás otra, cuando llegó al sexto vaso de cerveza, llamó a sus amigas, pero tristemente sólo Laura contestó.
Su amiga notó que ella no se sentía bien, pidió la dirección del lugar y directo a su encuentro. Al llegar, pudo ver a una muy triste María, completamente ebria mientras le hablaba de su dolor a todo el que veía.
—Mari, es hora de irnos... –Dijo, tratando de sujetar a su amiga, pero ella sonrió y la abrazó–.
—¡Laurita! –exclamó con entusiasmo–, ¡Ven, ven, bebe una copa conmigo!
—No, ya has bebido demasiado, tenemos que llevarte a casa.
Pero María no escuchaba, se sentó cómodamente mientras bebía su cerveza, al no poder obligarla a salir del lugar, su amiga suspiró derrotada y se sentó a su lado.
Ella no sabía que decir, pues se encontraba en la misma situación que María, ambas habían decidido hacer la vista gorda, pero no era nada sencillo.
—Yo lo hubiera perdonado, Lauri... –murmuró, mirando su bebida, mientras sus lágrimas comenzaban a caer–. Te juro que yo lo hubiera perdonado si él me buscaba y me pedía perdón.
—Mari...
—Pero no lo hizo, desde que supe de su infidelidad, ¿Sabes cuántas veces a venido a casa? Cero. No ha venido, sólo se la pasa de "viaje". El pequeño Daniel ya dejó de preguntar por su padre, es como si Lucas nunca hubiera existido en nuestras vidas.
—Mari, vamos... Te llevaré a casa.
Pero justo antes de lograr poner a su amiga de pie, un hombre de aspecto abatido la detuvo, era nada más y nada menos que Octavio.
—Está bien, dejala, yo la cuidaré.
—¡¿Estás loco?! ¡¿Quién eres tú?! –la mujer intentó apartarlo, pero Joshua tomó su muñeca, no permitiendo que golpeara a su amigo–.
—Soy Octavio, el padre de... –cerró los ojos con dolor–, el padre de la amante del esposo de la señora.
quiero ver la reacción de tanta, que pasará con Alexander y camila y la.otra pareja .....
lo tienes bien merecido
siempre se sale adelante 🫣🫢🤫👋🇵🇦