Dylan, El Hijo De La Otra

Al ser aceptada por Dylan, Marcia le sonrió alegre al chico y luego tomó un lugar hasta atrás del grupo.

La clase de defensa personal continuó sin problemas. Todos los miembros que seguían la clase estaban muy atentos a los movimientos y ejercicios que el chico les mostraba en especial Marcia quien no perdía de vista un solo movimiento de este logrando ponerlo un poco nervioso al darse cuenta de la mirada fija de la chica puesta en él.

Y luego casi de dos horas el chico se detuvo y se dirigió hacia todos los presentes.

— Eso es todo por hoy, nos vemos en la siguiente clase, gracias a todos por venir.— Les agradece con una sonrisa.

Todos le agredecieron por su trabajo mientras se despedían y se comenzaban a ir.

— Gracias a tí Dylan, ahora si no habrá quien se meta conmigo ya que tengo al mejor maestro.— Dice Susuna lanzándo varios golpes al aire mientras el chico sonríe al verla.

— Ella tiene razón, eres muy bueno explicando esto.—

Se acerca María y lo toma del brazo con coquetería como siempre acostumbra hacer.

— Es tarde, dejen descansar a Dylan y vayámonos ya.— Les pide Celia la mayor de las tres quien se puede ver agotada por tanto ejercicio.— Además creo que alguien lo está esperando.— Les susurra mientras voltea a ver a Marcia la cual aún se encuentra ahí.

Susana y María al ver que de verdad aún se encontraba la chica ahí cada una tomó a Dylan de la mano mientras la veían fijamente lo que hizo que la chica se sorprendiera, bajara la cabeza y saliera de ahí.

Dylan al ver esto se soltó de las mujeres y fue tras ella bajo la mirada curiosa de estas y del mismo Tadeo quien sospechaba que ahí había algo cocinándose por las miradas que la chica le daba a Dylan.

El chico salió rápido del gimnasio y miró a Marcia la cual estaba solo a unos metros de él, por lo que se dirigió rápido hacia ella.

— Espera Marcia.— La detiene tomándola del brazo.

— ¿Se te ofrece algo?.— Le pregunta dándose media vuelta y mirando de reojo la mano del chico en su brazo.

— No, es solo que pensé que tú ocupabas algo.— Contesta el chico retirando su mano.

— No era nada… Bueno… Yo…— Dice nerviosa mientras esconde sus manos en las mangas de su suéter.

— Dime lo que sea, si yo te puedo ayudar lo haré con gusto.—

La chica al escucharlo lo voltea a ver a los ojos e inmediatamente baja la mirada mientras nerviosa comienza a morder la punta de la uña de su dedo índice, lo que provoca que el chico le tome la mano para que no lo haga.

— ¡No hagas eso!.—

— ¿Perdón?.— Pregunta confundida sin entender que le pasa al chico.

— Por favor disculpa mi atrevimiento.— Le dice el chico apenado soltándole la mano.— Esque eso que estabas haciendo le hace mal a tus dientes.—

— ¿Dientes?.— Pregunta ella aún más confundida que antes.

Dylan al verla cada vez más confundida le comenzó a explicar que él estudiaba la carrera de dentista pediátrico y sabía perfectamente que morderse las uñas le hace mucho daño a los dientes.

La chica sorprendida de saber que Dylan estudiaba para dentista pediátrico le dijo inocente que no tenía idea de que morderse las uñas era malo pero que apartir de ahora le prometía jamás volverlas la morder.

— Bueno ahora si dime, ¿qué me querías preguntar anteriormente?.—

— No es nada no te preocupes.— Le sonríe tímida.

— ¿Estás segura?.— Pregunta el chico sin estar convencido.

— Si, y perdón pero ya me tengo que ir se me hace tarde, hasta la próxima Dylan.— Le dice acercándose a él para darle un beso en la mejilla en forma de despedida, pero cuando vió que las tres señoras salen del gimnasio finge tropezarse y el beso se lo da en los labios.— Pe-perdón.— Dice avergonzada y antes de que el chico diga algo sale corriendo de ahí.

Dylan quien estaba en shock por haber recibido su primer beso de tal forma, solo veía como Marcia se alejaba totalmente avergonzada.

Él aún sintiendo la sensación fugaz que ese pequeño beso le había dejado, soltó un suspiro mientras sonreía.

Las tres mujeres al ver lo que había pasado de inmediato se acercaron a él para bombardearlo con un sinfín de preguntas de las cuales sobresalía la de si ella era su novia, algo que el chico les negó aunque dentro de él se preguntó, ¿qué pasaría si eso fuera cierto?.

Mientras Dylan era cuestionado por las tres mujeres. Marcia alejándose varias calles de ahí entró a un estacionamiento privado en el cual se montó sobre un automóvil de alta gama descapotable y salió directo hacia la mansión que comparte con sus padres al otro lado de la ciudad.

Cuando llegó y el portero le abrió el portón, Marcia divisó un Mercedes Benz negro frente a la puerta principal de la mansión y dejó escapar un suspiro de molestia.

— ¡Y ahora tener que soportar a este imbecil!.— Exclama furiosa golpeando el volante de su automóvil.

La chica estacionó su lujoso automóvil frente a la mansión y luego se dirigió hacia el interior de esta donde había una persona esperando impaciente por ella.

— Cariño ven y mira quien te vino a visitar.—

Escucha como la llama su madre desde la sala de estar.

La chica volteando los ojos y haciendo un gesto de desagrado caminó sin ánimos hacia allá.

— ¡Baby!, ¿Porqué no me dijiste que venías?. Mira que trazas traigo.— Hace puchero mirando al joven de anteojos que se acerca hacía ella con una orquídea rosa en una caja de cristal.

— Quise darte una sorpresa. Además lo que sea que traiga puesto mi prometida le queda genial.— Dice el chico dejándole un beso suave en la mejilla mientras le entrega la caja de cristal.

— Pero no seas tan cortes Harry. Marcia es tu prometida y pronto se van a casar así que siéntete libre de actuar como si estuvieras en tu propia casa.— Le dice Brian el padre de Marcia mientras saca un puro Montecristo No.4 del paquete que el chico le había traído de regalo.

— Gracias por buen recibimiento y amabilidad de su parte, pero debido a los valores que ha inculcado mis abuelos debo respetar a Marcia hasta el día que nos casemos, espero me comprendan.— Le explica el chico ya que es proveniente de una familia muy tradicional.

Una familia que solo consta de sus abuelos y él.

— Claro que sí baby. Es por eso me encantas, por que eres un caballero de los que ya no hay en el mundo y me hace feliz que solo seas para mí.— Le dice Marcia tomándolo cariñosamente de la mano mientras que Harry le sonríe feliz.

— Maldito mojigato, crees que si no fueras quien eres estaría contigo haciendo estas estupideces en lugar de estar pasándola bien en un hotel con algún cuero.— Piensa Marcia mientras le sonríe tiernamente a su prometido.

^^^Continuará…^^^

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