Isabella, tras ser traicionada y asesinada, reencarna en un universo que creyó solo existir en las páginas de un libro. Ahora, en un cuerpo ajeno, sus poderes mágicos comienzan a despertar mientras enfrenta pruebas arcanas y oscuros secretos que amenazan con destruirla.
Rodeada de criaturas míticas y antiguos grimorios, deberá descubrir la verdad de su nuevo mundo. En esta segunda vida, la batalla por su destino apenas comienza.
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Capítulo 24: La primera pista
Un cristal azul con forma esférica; dentro de él se podían ver olas y un mar. Isabella se preguntaba qué podía significar, también tenía dudas de cómo utilizaría ese objeto.
—Será que la próxima prueba es en el mar. Necesito aprender un hechizo para sobrevivir bajo el agua y aguantar mi respiración en caso de que lo necesite.
Isabella estaba en su dormitorio con la pista en la mano; la observaba curiosa. Algo que debía admirar era la belleza de aquel cristal, el contraste del blanco y el azul era hipnótico. De pronto, Isabella se levanta y sale de su habitación, camina con prisas por los pasillos hasta llegar a la biblioteca de la academia.
La joven busca entre los grandes estantes y encuentra varios libros que pudieran ser de utilidad para ella. Después de revisar por un rato, va hasta una mesa y coloca con cuidado todos los libros que había tomado. Empieza a recolectar la información que necesitaba y finalmente la encuentra.
Se asombra y lee con detenimiento cada palabra. Esta vez estaría más preparada para enfrentarse al entorno y ganar con mayor libertad. Ya era tarde en la noche, y debía regresar; se suponía que ya debería estar en su cama descansando para el día siguiente de sus clases. Decide cerrar los ojos por un momento, pero cae dormida en uno de esos sueños:
Isabella estaba reunida con sus superiores en la agencia; les comentaba que habían tenido una fuga de información y que había sido alguien de dentro de la institución, por lo que debían ser muy cuidadosos y vigilar a todos. Isabella formaba parte del consejo, por eso estaba en esa oficina. Después de concluir, todos se marchan, pero ella necesitaba despejar su cabeza y pensar con calma.
La azabache va hasta un lugar ya conocido en la playa, apartado del resto y solitario, o al menos eso pensaba hasta que lo ve. El chico se gira al sentirla y suspira:
—Hola —la saluda él—. Ha pasado algún tiempo, ¿cómo estás?
Isabella no podía creerlo, ahí estaba él con su gran sonrisa y sus ojos soñadores que la miraban como si el tiempo no hubiese pasado y todo estuviera igual entre ellos. Isabella se sienta a su lado, en la arena, y mira al frente:
—Estoy bien —le dice cortante la chica.
—Me alegro, Bella. Espero que les esté yendo mejor ahora —Isabella no entendía a qué se refería; creía que hablaba de los superiores de la agencia.
—Sí, todo marcha como debe ser. ¿Cómo estás tú?
Se hace un silencio largo. L quería hablarle y decirle que la extrañaba, que había cometido un error al no haberla escuchado y confiado en ella. Desde aquella última misión, el chico había pedido que lo reasignaran y ahora trabajaba para otro departamento:
—Bella, yo estuve muy dolido, me sentí traicionado. Espero que me perdones, pero creo que actué precipitadamente.
—L, está bien. Si tomaste la decisión que tomaste, debió ser por algo. No te guardo rencor. Quizás fue duro para mí superarlo —la chica hace una pausa—. Puede que aún no lo haya hecho por completo, pero no te preocupes. Estaré bien.
—¿Crees que tengamos una segunda oportunidad?
El chico pensaba en reconquistarla, en hacer que olvidara ese mal rato. Había descubierto que, después de su ruptura, ella seguía sola. A veces se le veía con Drake, pero no parecía que fueran pareja; aunque después de lo que él había visto, pensaba que ellos estarían juntos.
Isabella no responde. Aunque había amado mucho a L, todavía le dolía por las cosas que le había hecho pasar. Cuando se separaron, Isabella había intentado hablar con el chico; lo había buscado insistentemente y él jamás le dio la oportunidad, siempre la rechazaba y la ignoraba. ¿Por qué ahora, que ya ella estaba olvidando todo y podía seguir adelante?
—L, yo no sé qué decir. No diré que no, pero tampoco es un sí. Pasemos un poco más de tiempo juntos y, si las cosas mejoran, te doy una respuesta. ¿Te parece bien?
L asiente con la cabeza y le toma la mano; le pasa los dedos por la palma y le sonríe. Isabella podía jurar que estaba sintiendo ese toque muy real, hasta que siente cómo alguien la llama:
—Isa, despierta, es tarde, debes ir a tu habitación —Liam le acariciaba la mano, de la misma forma que en su recuerdo. Eso no podía ser una coincidencia o una casualidad, aunque no estaba segura. Se levanta.
—Gracias. ¿Qué haces aquí también tan tarde? —La pregunta toma por sorpresa a Liam, quien intenta inventar una excusa, pero no suena convincente.
—Yo… este… —se rasca la cabeza— estaba buscando una tarea que tengo pendiente.
Isabella lo mira extrañada; algo estaba escondiendo Liam. La chica mira sus manos y le pregunta:
—Liam, no veo tus apuntes. ¿Dónde los dejaste? —El rubio abre mucho los ojos y asiente.
—Cierto, déjame ir a buscarlos. Mejor ve tú antes. Nos vemos mañana, descansa —le sonríe y se va.
Isabella camina por los corredores oscuros de regreso a su habitación, entra y va hasta su balcón. Mira arriba y piensa por un momento. Estaba a punto de hacer algo que no estaba permitido, pero sentía que debía hacerlo. Con su magia, vuela hasta el balcón que quería y toca. La puerta se abre rápido, como si la otra parte supiera que ella iría a verlo.
—¿Ahora me sigues hasta aquí? —Ethan levanta una ceja y la mira mientras cruza los brazos en el pecho.
—No quería molestarte, pero necesito contarte algo que descubrí.
—¿Ah, sí? —dice con sarcasmo—. ¿Cómo sé que puedo confiar en ti si me utilizaste y te fuiste sola para ganar? —le dice con recelo.
—Lo sé, pero lo que tengo que decir tiene que ver con eso. Créeme, te interesa lo que te voy a contar.
—Está bien —Ethan se corre para un lado y la deja pasar. Isabella entra, el emperador mira afuera en busca de ojos curiosos. Al no sentir nada extraño, entra y cierra la puerta tras él. El chico va hasta su cama y se sienta despreocupadamente; le hace una seña a Isabella para que se siente en la silla de su escritorio. Ella le agradece.
Isabella miraba todo con curiosidad. La chica pensaba que la habitación de Ethan, al ser el emperador, sería distinta, pero no, estaba equivocada. El dormitorio era exactamente como el de ella; incluso compartían los mismos gustos por los colores en la decoración del espacio, por lo que le comenta:
—Pensaba que tu habitación sería distinta, quizás más grande y lujosa.
—El hecho de ser el emperador no me hace distinto ante los ojos de la directora Hortensia. Por el contrario, mi comportamiento y rendimiento deben estar acorde a mi estatus.
—Sí, de hecho, es algo a resaltar, pues si estás utilizando una de estas habitaciones, significa una cosa —lo mira con admiración—: has sabido cumplir las exigencias más grandes y, por tus propios méritos, te lo has ganado. Eso da confianza; seguro serás un gran emperador en el futuro.
—Vaya, me estás halagando, eso no me lo esperaba, pero no creas que por eso dejaré de estar molesto contigo —le dice Ethan.
—Tienes razón, por eso estoy aquí ahora; vengo a contarte dónde creo que será la próxima prueba.
—¿Cómo creer en ti? ¿Cómo puedes probar que esta vez no harás lo mismo? —se cruza de brazos.
—Entiendo que desconfíes, pero vengo a saldar esa deuda.
—Mira, pequeña mimada, no te ayudé para que estuvieras en deuda conmigo. Lo hice porque así lo quise, sin interés detrás de mi acción —dice molesto Ethan.
—Y yo esto lo hago igualmente, porque así lo siento —Isabella también estaba enojada y mira a un lado con el ceño fruncido, pero sigue hablando—: la pista es esta.
Isabella mueve su mano en el aire y hace aparecer el cristal esférico que cae en su mano. Se lo muestra al emperador. Él lo toma y lo mira por un rato:
—Es bello, pero tormentoso a la vez, casi hipnotizante —le dice el albino. Isabella asiente con la cabeza.
—Exacto, y gracias a eso adiviné el lugar —Isabella se levanta y toma el objeto de vuelta, haciéndolo desaparecer—. Si estás pensando que es en un lugar con agua, tienes razón, pero eso no es todo. Escucha atentamente.
Isabella se queda un rato más contándole al emperador sobre todo lo que había investigado y sus sospechas. Ethan la escucha con atención y asiente; al parecer, la chica estaba en lo cierto, aunque le había sorprendido que le contara ese detalle. Isabella termina de explicarle todo y se despide:
—Adiós, troglodita —le sonríe—. Quizás ahora que te soplé la información, logre que me odies menos.
—Adiós, niña mimada —le devuelve la sonrisa—. Quizás no seas tan mimada como creía.
Y entonces Isabella salta de regreso a su balcón.
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Hola 👋 chic@s:
Quería disculparme por el capítulo de ayer, ya saben que ando malita con gripe 🤧 y no quiero dejarl@s sin ninguna actualización. Los errores que tenían ya los corregí, es que tuve que publicar sin revisar, el sueño no me lo había permitido 😅
En otro orden de asuntos: ¿Tienen alguna idea de qué puede ser la siguiente prueba? 🤭 La pista da una idea de qué es. Y por otra parte, ¿qué creen que pasó con Isabella y su ex, creen que volvieron o se quedaron solo como amigos? Como siempre estaré leyendo los comentarios.
Gracias a l@s que me han deseado una recuperación pronta 🥰 recuerden que pueden ir al chat grupal en mi perfil, por ahí doy información, cofres con puntos, etc.
Mua Mua 😚 ❤️
a Liam solo le falta que le deje seco XD
(Autora no se cuando será cuanto estos hagan el delicioso espero verlo digo
leerlo) XD😈