Luca y Dimitri han estado colaborando durante años, formando un lazo inquebrantable entre las dos mafias. Pero cuando una nueva amenaza surge de una facción rival que podría destruirlos a ambos, se ven obligados a tomar medidas extremas para fortalecer su alianza: un matrimonio entre Luca y Anya. Luca no está interesado en casarse con la "niña malcriada" que siempre le ha causado molestias, pero Dimitri insiste en que es la única manera de unir las familias y evitar el desastre.
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Capítulo 11 : El Viaje a Moscú
Anya miró su reflejo en el espejo del baño, sintiendo el peso de la decisión que acababa de tomar. Dimitri Ivanov, su hermano, estaba en la cuerda floja, y sabía que su destino colgaba de un hilo que ella tal vez no podría salvar. Los informes de Franco y las pruebas eran contundentes. Dimitri había cruzado una línea que ni siquiera la familia podía perdonar.
Con determinación, Anya preparó una maleta pequeña, asegurándose de llevar lo necesario para un viaje rápido a Moscú. Sabía que Luca no aprobaría esta movida, pero no podía quedarse sin hacer nada. Se detuvo por un momento y miró el anillo que llevaba en su mano izquierda, un símbolo de la alianza entre los De Santis y los Ivanov. Pero ahora esa alianza pendía de un hilo frágil.
Luca estaba en su despacho cuando escuchó la puerta de la villa cerrarse con fuerza. Sin dudarlo, caminó hacia la entrada y vio a Anya con su maleta, lista para irse.
"¿A dónde crees que vas?" preguntó, con una mezcla de preocupación y furia en la voz.
Anya lo miró fijamente, sin titubear. "Voy a Moscú."
Luca dio un paso hacia ella, su mandíbula tensa. "Es una trampa, Anya. Dimitri ya no es de los nuestros. Si vas allí, te estás arriesgando a morir con él."
Anya cerró los ojos por un momento, respirando profundamente. "Es mi hermano. Si tengo una mínima oportunidad de salvarlo, de hacerle entender lo que está en juego, tengo que intentarlo."
Luca la observó en silencio por un momento, reconociendo la lealtad inquebrantable que Anya sentía por su familia. Pero sabía que los Ivanov no eran solo familia, sino enemigos potenciales ahora. "Si vas a Moscú, no podré protegerte. Y si fallas… no habrá vuelta atrás."
"Lo sé," respondió Anya con una calma inusual. "Pero prefiero intentarlo antes que quedarme aquí sin hacer nada."
Luca quería detenerla, pero sabía que no podía. Anya era tan obstinada como él, y si se interponía, solo alimentaría más la brecha entre ellos. En su lugar, asintió con lentitud. "Ten cuidado, y no confíes en nadie."
Moscú estaba cubierta por una ligera capa de nieve, el frío era cortante mientras Anya se dirigía al hotel donde había acordado encontrarse con Dimitri. La ciudad le resultaba familiar, pero al mismo tiempo, ajena. Había cambiado desde la última vez que estuvo allí, y las tensiones entre las mafias la hacían más peligrosa que nunca.
Dimitri llegó tarde, como siempre. Cuando entró al salón del hotel, su apariencia estaba desaliñada, sus ojos cansados y su expresión endurecida. Anya supo de inmediato que la situación era peor de lo que imaginaba.
"Anya," dijo Dimitri con una sonrisa apagada, besando su mejilla como solía hacerlo. "No esperaba verte aquí tan pronto."
"Debería haberte dicho que no vinieras," dijo ella con franqueza. "Sabes que estás en peligro."
Dimitri se recostó en la silla, su aire despreocupado contrastaba con la tensión palpable. "Peligro… siempre estamos en peligro, hermana. Pero ahora tengo un plan. Y créeme, todo saldrá bien."
Anya lo miró fijamente, intentando encontrar rastros del hermano que conocía, pero solo veía a un hombre consumido por la ambición y el engaño. "¿Un plan que incluye traicionar a Luca y a toda la familia?"
Dimitri rió, pero su risa era amarga. "Luca no es más que un peón en este juego. Los americanos tienen el poder, Anya. Si los Ivanov se alinean con ellos, controlaremos mucho más que un simple territorio en Italia."
"¿Y qué? ¿Perderás tu alma en el proceso?" Anya levantó la voz, el dolor en sus palabras evidente. "Estás jugando con fuego, Dimitri. Luca ya sabe lo que estás haciendo, y no te va a perdonar. Esto no es solo negocio. Es traición."
Dimitri se inclinó hacia adelante, su tono cambió, volviéndose más frío. "Luca es débil. Piensa que puede mantener el control de todo con sus métodos tradicionales. Pero los tiempos han cambiado. Nosotros debemos cambiar con ellos."
Anya sacudió la cabeza, incapaz de creer lo que escuchaba. "Luca no es débil. Tú eres el que ha olvidado lo que significa la lealtad. Estás dispuesto a sacrificar todo por una promesa vacía de poder."
Dimitri la miró, sus ojos oscuros y llenos de rabia. "Si no me apoyas en esto, entonces ya no somos familia."
Anya sintió cómo su corazón se rompía ante esas palabras, pero su resolución no titubeó. "Si cruzas esa línea, Dimitri, no habrá vuelta atrás. Estarás solo."
"Ya estoy acostumbrado a estar solo," respondió Dimitri, su voz impregnada de amargura.
Anya se levantó lentamente, sabiendo que su hermano ya había tomado su decisión. Las palabras que quería decir se ahogaban en su garganta, pero lo único que logró articular fue: "Adiós, Dimitri."
Salió del salón sin mirar atrás, sintiendo que había perdido algo más que a su hermano. Había perdido una parte de sí misma.
De vuelta en Nápoles, Luca aguardaba con impaciencia. Sabía que el tiempo se agotaba, y aunque había dejado que Anya fuera a Moscú, sabía que tenía que estar preparado para lo peor. Dimitri Ivanov era una amenaza, y si Anya no lograba convencerlo, Luca tendría que tomar medidas drásticas.
Cuando Anya regresó, su rostro lo decía todo. Sin palabras, Luca comprendió que no había salvación para Dimitri. Anya había intentado lo imposible, pero el destino ya estaba sellado.
"Lo lamento," fue lo único que dijo, y Luca la abrazó en silencio, sabiendo que el siguiente paso sería el más difícil de todos.
Amor de Madre y fiereza de una Reina. Es una barbaridad./Rose//Rose//Rose/
Guauuuu. Palabras llenas de amor y una pasión a punto de estallar.