Segunda parte de la Saga PROMESA Y DESTINO que narra la historia de Fafner y Lugus
La existencia de Taranis Lugus ha sido marcada por el dolor, creyéndose un ser maldito, que sólo puede llevar desgracia a los que lo rodean y que no merece la esperanza del amor. Decidido a ayudar a su pequeña Libelle a traer a sus crías al mundo, Lugus elige sacrificarse, creyendo que es lo mejor para sus seres queridos, a pesar de que esto pueda significar tener que dormir un par de siglos y no volverlos a ver...
Por su parte, Fafner intenta escapar nuevamente de lo que comienza a sentir por Lugus; embarcandose en una serie de misiones que en lugar de ayudarlo a olvidar lo harán conocer más sobre la raza demoníaca y quién es realmente Lugus.
¿Podrá Fafner regresar a tiempo para volver a ver a su demonio?
¿Lugus logrará superar su terrible pasado y aceptar que él también merece amor?
Acompaña en esta nueva historia al Clan Lanira y los Dragones del Clan Nithe Ragnar.
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La dupla dragón...
—¡Vamos, date prisa!— animaba Melly a su acompañante.
—¿Por qué estas tan entusiasmada?— preguntó un indiferente Woden que aún se lamentaba haber estado desocupado justo en ese momento...
Sin embargo, aunque hubiera estado ocupado, él no se habría negado, era un acuerdo silencioso al que había llegado con su hermano, ya que Melly y Ejder eran mellizos; y nunca antes se habían separado por tanto tiempo, y mucho menos habían tenido ningún tipo de distanciamiento emocional, como el que estaban viviendo en ese momento, ya que todo el mundo de Ejder ahora giraba en torno de Libelle y su embarazo, sin dejarle espacio a su hermana. Para Woden y Boreas era evidente que la joven dragón estaba pasando por un periodo de adaptación bastante difícil, en especial porque ninguno de sus otros hermanos estaba disponible para darle el apoyo necesario, por lo que, al ellos haber vivido algo similar cuando su hermana desapareció, y ahora con el reciente matrimonio de su trilliza, ellos trataban de acompañar a Melly lo más posible, turnándose para no dejarla sola, con la finalidad de aminorar la perdida de ella y la propia.
—¿Cómo que por qué?— preguntó sorprendida —Edjer va a su primera clase de yoga prenatal con mi cuñada— aclaró como si el resto se explicara sólo...
—Sigo sin comprender— cuando Melly contestaba de esa forma, Woden no podía evitar preguntarse qué tan profundo llegaba a ser el vinculo de esos mellizos y cuanto estaban realmente ayudando.
—Es algo que no puedo perderme; primero, porque mi hermano no tiene nada de elasticidad, al menos que se trate de un combate y lo mismo va con la coordinación— explicó con una sonrisa llena de anticipación —Y en segundo lugar, es la primera vez que lo veo hacer algo que lo pone tan incomodo, ni siquiera por mí se atrevió a hacer tanto— Woden vio un toque de nostalgia en los ojos de la joven, confirmando lo que él ya sabía —¿Sabes lo que eso significa?
—¿Qué tu hermano ama mucho a mi hermanita?— preguntó Woden con un tono de sarcasmo que pretendía hacer notar una obviedad.
—Sí, pero también significa que él ya no sólo está existiendo— la sonrisa de Melly desapareció y una sensación agridulce tiño el ambiente —Él por fin está dispuesto a vivir...
—Eso no debería emocionarte tanto, después de todo, el motivo por el que tu hermano esta haciendo esto es mi hermana y ella...
—¡Cállate ave de mal agüero!— Melly lo corrigió de inmediato, sorprendiéndolo al mostrar su temperamento al rojo vivo —Pase lo que pase en el futuro, hoy mi hermanito está viviendo, y yo no quiero perdérmelo— declaró la joven, y a pesar de que era palpable la nostalgia que sentía por ya no ser la compañera de aventuras de Ejder, también era evidente que ella deseaba seguir siendo testigo de la nueva vida de Ejder, y que le deseaba lo mejor en ella.
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La clase fue todo lo que esperaba Melly. Su cuñada se veía radiante; tan pequeña y tierna, luciendo esa pequeña pancita donde descansaban sus sobrinitos. Mientras su hermano daba su mejor y más descoordinado esfuerzo, sin embargo en ningún momento había dejado de sonreír, al tiempo que miraba con absoluto amor y veneración a su esposa. Por otra parte, la profesora, que constantemente lo corregía, estaba demostrando estar en sintonía con la paciencia que alguien dedicado a esa disciplina necesita, sin embargo, al notar a los dos mirones que se encontraban en el lugar, de inmediato los invitó a participar.
—Ah, muchas gracias— respondió de inmediato Melly, y preguntándose internamente si necesitaría hacer una dieta, se apresuró a aclarar —Pero, yo no estoy embarazada, sólo estamos viendo...
—Eso no importa— de inmediato arremetió, la entusiasta instructora, deseosa de obtener más alumnos —También pueden participar parejas, para reafirmar sus lazos de confianza y su comunicación...
—Ja, ja, ja... ¿Ya la escuchaste?— le preguntó de inmediato a Woden, y sin esperar su reacción continuó —Ella cree que somos pareja...
—Oh, discúlpeme... yo creí...— respondió apenada la instructora.
—No se disculpe profesora— habló Boreas, que recién llegaba al lugar —Aunque si quieres intentarlo yo podría...
—No hace falta hermano— de inmediato Woden cortó el ofrecimiento de su gemelo, mostrando una molestia inexplicable para él y para su gemelo —Yo también soy bastante capaz...
—Ustedes si que son curiosos— comentó Melly, pensativa, sin darse cuenta que había interrumpido la insipiente discusión —Pensé que ustedes también compartían todo, como lo hacemos las duplas de dragones...
—¿A qué te refieres?— respondieron los dos al mismo tiempo, sin si quiera pretenderlo.
—Justo a esto...— de inmediato aclaró Melly, que ante la mirada interrogante de los gemelos se dispuso a explicarse —Los dragones venimos de dos en dos, lo llamamos duplas, los gemelos son muy comunes en nuestra raza, y si no es posible encargar la pareja en un solo intento, es seguro que la madre entrara en celo de inmediato con la finalidad de que nazcan seguidos, como Ragnar y Fafner. Y desde el principio, nosotros compartimos todo con nuestra dupla, hasta que entablamos un vinculo, y en algunas ocasiones, incluso podemos llegar a compartir pareja...
—Los brujos no acostumbran hacer eso...— volvieron a hablar al mismo tiempo los gemelos, reafirmando esta extraña comunión que compartían, y que misteriosamente se había intensificado cómo respuesta al reciente matrimonio de su trilliza.
—Ja, ja, ja— volvió a reír —Esta bien, yo les creo— respondió divertida ante la indignación de los chicos, que para ella no era nada más que un acto de mojigatería, y con un tono coqueto ofreció —Pero si quieren intentarlo algún día, recuerden que los dragones no nos espantamos...— y ante la mirada entre apenada y confundida de los hermanos Melly volvió a reír por lo divertido que era sacar de balance a esos dos...