Después de un accidente de auto, quedé en sillas de ruedas, mi novia habia fallecido. Pasé años en depresión, hasta que un día, cuando mi hermana Antonella y yo salimos a la plaza y la vía ella, una chica sentada en una de las banquetas que estaba junto a la estatua del general.
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REENCUENTRO
ADRIÁN JONES
Llamé a mi papá después de hablar con Yara.
—¿Estás bien?
— Padre, Yara está en el departamento. Necesito tu ayuda, por favor.
— Dime.
— Quiero que ella viaje acá. Quiero estar con ella. Necesito estar con ella.
— Hijo, no crees que estás obsesionado con tu novia.
— Ella está embarazada.
—¿Qué?
— Ella no me ha dicho nada. María me lo dijo. Quiero estar con ella, si ella no viene, yo mañana mismo me regreso.
— Espérate, si. Todavía quiero procesar la información. Vas a ser padre.
— Entonces me vas a ayudar. Quiero estar con ella en este proceso. No quiero dejarla sola, pero tampoco quiero dejar a un lado la rehabilitación. Además, su embarazo es de riesgo y quiero cuidarla. Su padre acaba de fallecer, ella me necesita.
— Ya, Cálmate. Voy a ver qué hacemos. Tu madre se pondrá como loca.
Mi papá no apagó el celular, escuchaba el reclamo de mi madre. A veces ella es bien difícil.
"Por qué me voy poner como loca"
'"La novia de Adrián está embarazada"
"Yo sabía que eso iba a pasar, solo quiere nuestro dinero. No le importó que nuestro hijo estuviera inválido para seducirlo"
"Sea lo que sea, viene un bebé en camino y Adrián quiere estar con ella y con su hijo"
"Y Mía, ya sabes que ella está viva y cuando despierte del coma, vendrá a buscar a Adrián"
"Ya eso no está en nuestras manos. Y si nunca despierta, te has puesto a pensar en eso. Además, para Adrián ella está muerta. Déjalo ser feliz, es Adrián tu hijo, no Mía"
¿Qué acaba de decir mi madre? Yo escuché cuando los paramédicos dijeron que ella estaba muerta. Yo fui a una tumba cuando desperté. ¿Qué es todo esto?
Colgué la llamada y volví a llamar a mi padre.
— ¿Mía está viva?
— Hijo, como lo supiste.
— Lo acabo de escuchar de mi madre. Maldita sea, Mía está viva. Dime.
—Ella sigue viva.
— ¿Por qué me lo ocultaron? Sabía que yo sufría por ella, por su muerte.
— Hijo, ella no se va a despertar. Además, pronto serás papá. Voy a llevar a Yara contigo, es lo único que te debe preocupar en estos momentos.
— Tienes razón. Yara y mi hijo son lo único que me debe importar. Porque tú y mi madre son unos mentirosos— colgué la llamada.
Que maldito juego es este, somos marionetas de alguien supremo, como los Sims. ¿Y si Mía algún día despierta?
Entré en un conflicto interno. ¿Amo a Mía? ¿Amo a Yara? ¿Mía o Yara? Yo amo a Yara. Yo amo a Yara, solo a ella.
Al día siguiente, fui donde el director de la clínica y le expuse mi situación. Que quería traer a Yara conmigo.
— No veo el problema, igual a ella se le estaría brindando un servicio, solo que paguen los meses que va a estar aquí y listo.
—Está bien. Voy a hablar con mi padre para que pague. Gracias.
Todo el mundo se mueve con el dinero.
Hablé con mi padre, él pagó por Yara.
— Hoy voy con Antonella dónde Yara. Si el pasaporte sale rápido, pronto estarás con ella.
— Gracias.
— Perdón por lo de anoche.
— Está bien. Aunque mi madre no ha llamado. A ella no le importa el daño y la mentira.
— No seas rencoroso. Porque al final, lo único que hemos hecho es guardar un secreto por petición de los padres de Mía.
— ESTÁ BIEN PADRE.
Llamaba a Yara cada vez que podía. Pasó una semana y nada que Yara viajaba.
Estando en una terapia, llegó mi padre con Yara.
Ella se quedó de pie viéndome, se acercó de a poco, lento. Se arrodilló al piso, me abrazó y se puso a llorar. Yo la abracé fuerte.
—Mi amor— Mi padre solo veía.
Ella puso sus manos en mis mejillas y se puso a verme, como si tal no me hubiese visto en años.
Ella aún no me decía del embarazo. Igual había pedido que no le dijeran nada a ella, que yo sabía.
Puse mi mano en su vientre.
—¿Están bien?— dándole a entender que yo sabía.
— Lo sabes. Perdón por no decirte. Lo iba a hacer hoy.
La volví a abrazar.
— Tonta, claro que lo sé.
—Mañana continuamos— habló la fisioterapeuta— me alegra ver este tipo de escena. Felicidades.
— Gracias.
Fuimos a la villa, mi padre ayudó a llevar las maletas de Yara.
— Me regreso, voy a venir en dos semanas. Me interesa ver tu progreso y el tuyo también— señalando a Yara— Me alegra haber ayudado. Y tienen todo mi apoyo.
Mi padre se fue.
Abracé mil veces más a Yara.
— Ve a descansar, el viaje seguramente fue largo. Aquí los doctores te llevarán el seguimiento con el embarazo.
Terminé acostándome con Yara. Ella se puso en mi pecho y se quedó dormida.