𝖤𝗌𝗉𝖾𝗋𝗈 𝗊𝗎𝖾 le 𝗀𝗎𝗌𝗍𝖾
𝖸 𝗊𝗎𝖾 𝗆𝖾 𝖺𝗉𝗈𝗒𝖾𝗇 𝖼𝗈𝗆𝗈 𝗅𝖾 𝖺𝗉𝗈𝗒𝗈 𝖺 𝗎𝗌𝗍𝖾𝖽𝖾𝗌
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16
Sofía, aún conmocionada por la situación, finalmente se animó a hablar. Miró a Elica con horror y preocupación mientras la niña comía sin emoción.
—¿Qué... qué le pasa a Elica? —preguntó con voz temblorosa, volviéndose hacia Rafael. Sus ojos estaban llenos de lágrimas y confusión. —Ella no es así. No parece ella misma.
Ella no podia apartar la mirada de la pequeña niña poseída, tratando de encontrar alguna señal de la hermana que Rafael hábia mencionado.
*Rafael suspiró profundamente y tomó la mano de Sofía, tratando de darle algún tipo de consuelo en medio del caos. Miró a su novia con ojos cansados y doloridos.*
—Es lo que te dije, Sofía. Está poseída por un espíritu maligno. No es la Elica que conocíamos.
Él bajó la voz, casi susurrando, para que solo ella pudiera escucharlo.
—Este espíritu... es poderoso. Y peligroso. Y no sabemos cómo sacarlo de ella.
Sofía se llevó una mano a la boca, tratando de contener un sollozo. Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras procesaba las palabras de Rafael. La realidad de la situación era demasiado impactante para asimilarla.
—Pero... ¿cómo? ¿Cómo pudo suceder esto? —preguntó con voz quebrada. —¿Qué podemos hacer para ayudarla?
Ella miró a Elica nuevamente, esta vez con una mezcla de miedo y determinación. Quería ayudar a la pequeña niña, pero no sabía cómo enfrentarse a un poder tan oscuro y desconocido.
Elica, a pesar de estar comiendo, parecía estar escuchando la conversación entre Rafael y Sofía. Su oído era agudo y captaba cada palabra. Cuando Sofía habló, Elica dejó de masticar y levantó la mirada hacia ella. Sus ojos se entrecerraron ligeramente, mostrando un destello de irritación.
Ella cerró el libro de la Biblia que había estado leyendo y lo puso a un lado. Con voz monótona y carente de emoción, dijo:
—La Biblia dice que las mujeres deben ser sumisas y calladas. No deberías cuestionar lo que no entiendes, cuñada.
Sofía se sobresaltó ante las palabras de Elica. Nunca había escuchado a la pequeña niña hablar de esa manera, con un tono tan duro y sexista. La sorpresa y el horror se reflejaron en su rostro mientras intentaba procesar el cambio en la personalidad de Elica.
—Pero... eso no es justo —respondió Sofía, tratando de mantener la calma. —No todas las mujeres deben ser sumisas. La Biblia también habla de igualdad y respeto entre los géneros.
Ella dio un paso hacia adelante, intentando acercarse a Elica, pero se detuvo cuando vio cómo el espíritu la miraba con desaprobación a través de sus ojos.
Rafael apretó la mano de Sofía en señal de apoyo. Él también estaba de acuerdo con ella en que las palabras de Elica eran injustas y retrógradas. La influencia del espíritu estaba distorsionando la mente de su hermana, haciéndola adoptar creencias y valores extremos.
—Sofía tiene razón —dijo Rafael, mirando a Elica con una mezcla de tristeza y determinación. —La Biblia no enseña que las mujeres sean inferiores a los hombres. Hay muchos pasajes que hablan de igualdad y respeto entre los géneros.
Él dio un paso adelante, parándose junto a Sofía, como si estuvieran unidos en su oposición al mensaje sexista del espíritu.
Maria, quien había estado observando la escena en silencio, se unió a Rafael y Sofía. Su expresión era de preocupación y enojo por las palabras de Elica. Ella sabía que su hija no estaba hablando de forma natural, pero escuchar esas ideas tan anticuadas y discriminatorias la hizo enfurecer.
—Yo también estoy de acuerdo —dijo Maria con firmeza. —Esa no es la educación que le he dado a mi hija. El ángel que habla por ella está distorsionando la verdad. La igualdad entre hombres y mujeres es un principio fundamental en nuestra familia.
Ella miró a Elica con una mirada de desaprobación, pero también con un toque de tristeza y compasión.
Carlo, que había estado callado hasta entonces, finalmente habló. Él se unió al grupo y asintió con la cabeza en señal de acuerdo.
—Todos estamos de acuerdo en que esto es incorrecto —dijo Carlo, mirando a Elica con seriedad. —No podemos permitir que este espíritu siga manipulando a nuestra hija y diciéndole estas cosas. La Biblia es un libro sagrado, pero también es un texto antiguo que refleja las creencias y valores de su época. No podemos tomar literalmente cada palabra y aplicarla a nuestra realidad actual.
Él se volvió hacia Rafael y Sofía, buscando apoyo en ellos para enfrentar la situación con firmeza pero amor.
*Elica miró a su padre Carlo con una mezcla de sorpresa y resentimiento. Sus ojos, normalmente inocentes y llenos de vida, estaban ahora vacíos y llenos de una oscuridad sobrenatural. Cuando él habló, ella respondió con un tono cortante y desafiante:
—No me importa lo que pienses, padre. El ángel me ha iluminado la verdad. Él me ha mostrado cómo es el mundo realmente, cómo funciona la jerarquía divina. Las mujeres son inferiores a los hombres porque Dios lo ha decidido así.
Ella se levantó de la mesa, empujando su silla hacia atrás con un ruido sordo. Su pequeño cuerpo temblaba ligeramente mientras luchaba por mantener el control bajo la influencia del espíritu.
Carlo sintió un nudo en la garganta al escuchar las palabras de Elica. Nunca había imaginado que su hija, su pequeña niña, pudiera decir algo tan cruel y extremista. Pero sabía que no era ella quien hablaba, sino el espíritu que la poseía. Respiró hondo y trató de mantener la calma mientras respondía:
—Elica, escúchame bien. No importa lo que diga el ángel o lo que creas que Dios ha decidido. El amor y la igualdad son valores cristianos fundamentales. La Biblia no enseña que las mujeres sean inferiores, sino que todos los seres humanos somos iguales ante los ojos de Dios.
Él dio un paso hacia ella, intentando acercarse a su hija poseída con cuidado y ternura.
*Maria no pudo soportar más la situación y se unió a la conversación con voz temblorosa pero decidida.*
—Elica, cariño, eres una niña inteligente y amable. Sé que no eres realmente así. Este espíritu te está manipulando, te está llenando la cabeza de ideas tóxicas y dañinas.
Ella se acercó a Carlo, tomando su mano en busca de apoyo mientras miraba a su hija con lágrimas en los ojos.
—Tú no eres una mujer inferior. Eres fuerte, valiente y capaz de lograr cualquier cosa que te propongas. No dejes que este espíritu te quite tu esencia y tu personalidad.
Elica escuchó las palabras de sus padres con una expresión impasible. Parecía que no estaban llegando a ella, que el espíritu era más fuerte que cualquier argumento o amor familiar. Ella cruzó los brazos sobre el pecho y respondió con frialdad:
—No necesito que me digan quién soy. El ángel me ha mostrado la verdad y ahora soy una servidora suya. No me importa lo que piensen ustedes, porque pronto comprenderán que están equivocados.
Ella se volvió hacia la ventana, mirando hacia afuera con una mirada vacía y distante. Parecía estar esperando algo, o a alguien, afuera de la casa.
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