Las gorditas no tenemos derecho a enamorarse.
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Capitulo 16
Me pongo muy contenta con el mensaje de Anto, eso me devuelve un poco la esperanza de que todo estará bien, después de unas cuantas horas, Rosita entra en mi habitación y dice — señora, el señor me envía para ayudarle a arreglar… la miro con una sonrisa y le digo — ya se me había olvidado, gracias Rosita si me vendría muy bien tu ayuda… antes de empezar a arreglarme entro a darme una ducha, cuando salgo Rosita me tiene un vestido de corte princesa hermoso color rojo, dijo que ese era perfecto, yo le hago caso y me lo pongo. Cuando me veo en el espejo me veo tan diferente y no puedo negarles que lo que veo me encanta, jamás me había puesto un vestido así y enserio se ve muy lindo.
Luego Rosita me hace señas que me siente y empieza a maquillarme, después de una hora quedo lista, es la primera vez que me maquillan y me arreglo de esta manera. Cuando me veo al espejo me siento diferente, me siento como nunca me había sentido, bonita. Rosita me contempla y dice — señora usted es muy hermosa… sonrió y le digo — no sabes cómo aprecio tus palabras… me acerco y le doy un abrazo.
Después de unos minutos, una señorita que ayuda en casa dice — Rosita que el señor espera a la señora en las escaleras… ella me mira y digo — ya vamos, gracias… camino hacia donde está mi peor pesadilla, observo cómo ese demonio me mira de arriba a bajo con intensidad, no se si le gusto como quede o me odia tanto que su mirada de fuego es porque me quisiera matar. También lo observo y se ve tan precioso, con su traje Justo que realza su figura perfecta su cabello bien peinado y mientras me acerco su aroma me embriaga.
Al final de las escaleras me toma de la mano y me lleva hacia el auto sin pronunciar palabra. Mientras vamos de camino el dice — quiero que te comportes bien Mariana, en esa cena estará mi abuelo y personas importantes… lo miro por el rabillo del ojo y respondo —seré buena actriz… él aprieta el volante y acelera.
Resulta que la cena es en casa de su abuelo, es una casa enorme casi como la del demonio.
Cuando entramos al lugar, él me toma de la mano y empieza a saludar a las personas que se encontraban a en el interior de la casa. Al entrar en un gran salón, caminamos hacia un señor de edad que se encontraba rodeado de varias personas, cuando se percataron de nuestra presencia sonrieron y empezaron a saludar a Miguel con mucha cortesía.
Cuando nos acercamos al señor, Miguel dice — Abuelo buenas noches, quiero presentarte a Mariana mi esposa… el sonríe y me dice — es un gusto conocerte cariño, eres hermosa… el señor me agrada tiene una expresión bonita y muy amable, contrario a su nieto. Me sonrojo y le devuelvo el saludo cordialmente.
Mientras compartimos un rato con el abuelo de Miguel, me doy cuenta que mi “gran” familia también está acá. Pido disculpas y me retiro, me acerco donde se encuentran y digo — ustedes que hacen aquí?… mi madre con su ironía dice — somos tus padres, por eso nos invitaron… la miro con indiferencia y cuando iba a responder, siento ese aroma inconfundible, es Fernando, mi corazón se acelera y no puedo reaccionar. Después de unos segundo de sentir su presencia, lo escucho decir — hola Mariana o debo decir buenas noches señora Torres?… su sarcasmo no viene al caso, así que digo —buenas noches Fernando… él toma mi mano y le da un ligero beso, luego me mira a los ojos y dice — estás increíblemente hermosa…