La historia gira en torno a dos amigos-enemigos que por errores del pasado tuvieron un futuro casi desvanecido.
Advertencia, la novela contiene decripción explícita sexual.
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Capítulo 20: Aclaraciones.
Los días fueron pasando, así como los ensayos de la obra. Aidan no quiso decirle nada a su amigo Sayer con respecto a lo de Odris, esperaba de alguna manera que el pelirrojo se acercara por las suyas y le contará la verdad. Pero como iban las cosas al parecer eso no sería tan fácil. Los informes y trabajos los continuaron haciendo en casa de Indigo, y es que Kilian y Mael estaban ocupados con el asunto de la universidad.
Era viernes por la tarde, el último día de ensayo y esa jornada debían completar todo incluso el beso. Aidan estaba tan nervioso que el cuerpo le temblaba entero, no así Gladys que estaba disfrutando del momento y de ver a Indigo con rostro de celos.
—Muy bien, entonces ustedes se paran aquí, Aidan dice que te escoge a ti por lo que Indigo se marcha— les decía el profesor mientras estaban sobre una tarima—. Ustedes se acercan hasta el centro y se besan.
—¿Puede ser con lengua?— le preguntó Gladys sólo para ver la reacción de los chicos.
Aidan sintió que sus mejillas explotaban de golpe.
—Claro que no— le dijo el profesor—. Sólo acerquen sus labios y que el beso sea pequeño, es para darle un buen final.
—Claro— sonrió Gladys mirando a Aidan.
Indigo tenía el rostro de dos metros, para Odris y Sayer el enojo del castaño era demasiado evidente.
—Bien, comiencen desde el párrafo dos— les dijo el profesor acomodándose en su asiento.
Los chicos comenzaron con la actuación y los diálogos de la obra, Indigo hablaba casi arrastrando las palabras. Sus ojos estaban fijos en Gladys, la chica sólo disfrutaba del momento.
—Entonces— dijo Gladys—. Debes decidir ahora, es él o yo.
Aidan miró a Indigo, el chico realmente se veía molesto. ¿Por qué se enojaba tanto?. No era su culpa que los personajes hayan sido escogidos así. Sayer y Odris miraban algo nerviosos el momento.
—Eres tú— le dice Aidan a Gladys tomando sus manos—. Es a ti a quién amo.
Se miraron a los ojos y se acercaron, Gladys lo observaba con una pequeña sonrisa. Le puso una de sus manos sutilmente en el rostro y se acercó dándole un beso. Pero la chica se pasó por alto las palabras del profesor, le metió poco a poco la lengua lo que hizo que Aidan abriera los ojos como plato. Sayer y Odris quedaron con la quijada en el piso, Indigo estaba rojo de furia. El profesor se levantó de su asiento para increpar a Gladys, pero la chica soltó al menor.
—Creo que fui claro en mis palabras— le dijo el mayor con el ceño fruncido.
—Disculpe, me dejé llevar— sonrió la chica.
—Que no se repita mañana— le advirtió el docente—. El sábado presentarían la obra y también un concurso que harían de baile—. Bien, es todo por hoy. Vayan a sus casas y descansen.
Los alumnos tomaron sus cosas y comenzaron a salir del auditorio. Gladys detuvo a Indigo.
—¿Podemos hablar?— le preguntó la chica.
El castaño la miró con algo de recelo, pero aceptó seguirla detrás del escenario. Estaban solos.
—¿Qué quieres?— le preguntó Indigo.
—Saber la verdad— sonrió Gladys.
—Sí hablas de tú amiga.
—No hablo de ella, hablo de Aidan— le dijo la chica.
Indigo la quedó mirando, se sintió algo vulnerable que su compañera quisiera saber de él. No se dio cuenta que su malestar había sido tan evidente.
—¿A qué te refieres?.
La chica sonrió.
—No me quieras pasar por estúpida querido amigo. Que Brenda no quiera ver la verdad en ustedes, no quiere decir que yo tampoco la vea. Eres demasiado evidente— le dijo Gladys—. No te estoy preguntando para molestarte, te estoy preguntando para darte una mano.
Indigo frunció el ceño.
—¿A qué te refieres exactamente con darme una mano?.
—Pues que se me ocurrió una idea para poder cambiar el final de esta historia, me refiero a la obra. Ahora claro si tú quieres cambiar el final de tu historia, eso también es problema tuyo. Pero con lo que yo te puedo ayudar es a cambiar el final de la obra— le sonrió la chica.
El castaño la miró algo confundido, pero la idea era bastante prometedora.
—¿Y que tienes en mente?.
Gladys sonrío al ver el interés de Indigo, por obvias razones sólo ellos dos sabrían el final de esa historia.
Mientras que afuera Odris esperaba a que su amigo saliera.
—¿Dónde está Indigo?— le preguntó Sayer al pelinegro.
Aidan estaba con ellos, no era que quisiera esperar a Indigo pero el pelirrojo estaba ahí seguramente porque Odris lo esperaba. El pelinegro aún no entendía porque su amigo no le decía nada aún con respecto a las andanzas que tenía con Odris. De cierta manera le dolía que Sayer mantuviera aún ese secreto.
De pronto vieron salir a Gladys y a Indigo, el chico sonreía junto a su compañera. Ambos estaban listos para el final de la obra.
—Bien, nos vemos mañana, descansen— dijo Gladys cerrando un ojo a Indigo. La chica se retiró.
Aidan miró a Indigo, supuso entonces que habían hablado con Gladys y que ahora se llevaban bien. Al menos con eso dejaría de molestarlo su rival.
—Es hora que vamos a casa— le dijo el pelinegro tomando a su amigo de una mano.
Sayer lo quedó mirando extrañado, sin embargo no podía decir nada porque tampoco había sido honesto con Aidan de contarle la verdad acerca de Odris. Los otros dos sólo se quedaron mirando, el pelirrojo no le quedó de otra que seguir a su amigo hasta la moto.
—No te preocupes por ellos, deben hablar— le dijo Indigo a su amigo—. Vamos a casa.
Odris asintió y siguió al castaño hasta el Audi.
Mientras que los otros dos subían a la moto de Aidan, el chico iba demasiado callado y eso lo notó Sayer que comenzó a preocuparse.
Salieron del estacionamiento y se dirigieron a la casa del pelirrojo, minutos más tarde llegaban al lugar. Sayer se bajó y se sacó el casco con algo de dificultad, Aidan continuaba en silencio.
—¿Quieres decirme algo?— le preguntó Sayer harto del comportamiento extraño de su amigo.
—¿Yo tengo qué decir algo?. ¿No serás tú él que me tiene que decir algo?— le dijo molesto Aidan.
El pelirrojo se sintió nervioso, algo le decía en su interior que su amigo sabía todo.
—¿Puedes ser un poco más claro?— le dijo Sayer.
Aidan se bajó de la moto y se sacó el casco, miró a su amigo con ojos decepcionados.
—Te di tiempo, más de una semana para que me dijeras la verdad, y me tuve que enterar por Indigo que tú y Odris están juntos. ¿Porque no me lo dijiste antes?.
Sayer sintió que el estómago se le subía la garganta, sabía que había hecho mal en no decirle la verdad a su amigo. Sin embargo no podía dejar de pensar en que la relación de Odris y él interferirían de cierta manera con la enemistad que llevaba a cuestas con Indigo. El pelirrojo suspiró.
—Sabes perfectamente porque no te dije la verdad desde el principio. Era demasiado difícil que entendieras que me gustaba Odris. Siendo que él y yo siempre hemos tenido que estar bajo la sombra de ustedes dos por el odio que se tienen con Indigo— le aclaró Sayer—. ¿En serio me habrías apoyado si te hubiese dicho la verdad?.
Aidan guardó silencio, para ser sincero estaba claro que no lo habría apoyado en esa relación.
—¿Por qué carajos tuvo que ser él?. ¿Enserio te gusta tanto?— preguntó algo molesto el pelinegro.
—No es que lo haya visto de antes, pero el día que nos salvaron las cosas cambiaron para mí. Lo comencé a ver de otra manera, y él también conmigo, nos gustamos de alguna forma y comenzamos a salir. No te quise decir antes porque es obvio que no me ibas a apoyar. Yo entiendo que ustedes tienen una enemistad de años con Indigo, pero de verdad yo ya no quiero seguir peleando con los chicos, menos ahora que estoy con Odris. Y él tampoco quiere seguir metiéndose en más problemas.
—Son unos egoístas— le dijo Aidan.
—¿Egoístas, me estás diciendo que soy un egoísta?. Sabes mejor que nadie que siempre te he apoyado, pero al parecer a ti se te olvidó apoyarme— dijo con ojos tristes Sayer—. De verdad creí que lo entenderías.
Sin decir más le pasó el casco y se dio media vuelta para ir a su casa. Aidan lo vio alejarse con algo de pesar, en el fondo de su corazón le dolía pelearse con su mejor amigo. Se subió a su moto y regresó a casa. En el camino su mente no dejaba de pensar en las palabras que le había dicho el pelirrojo, pero no podía quitarse el enojo de encima de saber que estaba con el mejor amigo de su rival. ¿Por qué si teniendo tantos hombres para ver, tuvo que meterse con alguien que no toleraba?. Aunque pensándolo bien él no tenía problemas con Odris si no con Indigo.
—Maldición, ¿por qué tuvo que ser él?.