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Cuando Abrió Los Ojos, Descubrió El Amor

Cuando Abrió Los Ojos, Descubrió El Amor

Status: Terminada
Genre:CEO / Amor-odio / Amor eterno / Enfermizo / Completas
Popularitas:208
Nilai: 5
nombre de autor: Luciara Saraiva

La puerta chirrió al abrirse, revelando a Serena y a la enfermera Sabrina Santos.

—Arthur, hijo —anunció Serena—, ha llegado tu nueva enfermera. Por favor, sé amable esta vez.

Una sonrisa cínica curvó los labios de Arthur. Sabrina era la duodécima enfermera en cuatro meses, desde el accidente que lo dejó ciego y con movilidad reducida.

Los pasos de las dos mujeres rompieron el silencio de la habitación semioscura. Acostado en la cama, Arthur apretó los puños bajo la sábana. Otra intrusa más. Otro par de ojos recordándole la oscuridad que lo atrapaba.

—Puedes irte, madre —su voz ronca cortó el aire, cargada de impaciencia—. No necesito a nadie aquí.

Serena suspiró, un sonido cansado que se había vuelto frecuente.

—Arthur, querido, necesitas cuidados. Sabrina es muy experta y viene con excelentes recomendaciones. Dale una oportunidad, por favor.

NovelToon tiene autorización de Luciara Saraiva para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 9

Sabrina se quedó pensativa por un momento. -- Está bien, Luana. Gracias por entender. ¿Lo viste hoy? Vitor me dijo que pasaría todo el día en el hospital. Mi novio es tan dedicado -- hablaba con orgullo.

-- Sí, lo vi por la mañana cuando llegué, pero pensé que había hecho el turno ayer. Pero seguro que está ocupando la vacante de otro médico que faltó.

Sabrina se sorprendió. ¿Acaso Vitor le estaría mintiendo? Una sombra de duda inundó la mente de Sabrina.

Se despidió de Luana con esa extraña sensación incomodándola. Rápidamente recordó las palabras de Arthur diciendo que todos los hombres son idénticos.

-- Pero hasta lejos, ese hombre me perturba. Confío en Vitor, es un hombre de carácter.

Mientras Sabrina saboreaba los macarrones, Vitor se encontraba en su apartamento tumbado después de tener relaciones con su asistente, Solange.

-- Cada día me sorprendes -- exclamó besando sus labios --. Desafortunadamente no podemos estar juntos este fin de semana, mi novia está de vacaciones y necesito hacer mi papel de hombre fiel y de confianza.

Soltaron una risa llena de sarcasmo.

-- Eres mío todos los días, pero voy a dejar que ella disfrute un poco de ti, contando con que vuelvas a mí el lunes.

-- Qué generosa eres. Sabrina debería agradecerte por tocar en lo que te pertenece.

Vitor besó a Solange y continuaron el momento de intimidad entre ellos.

Después del almuerzo, Sabrina finalmente pudo dormir. Pero Arthur simplemente continuaba atormentándola hasta en el sueño.

Se despertó dos horas después. Una pesadilla la hizo despertar del sueño tranquilo.

-- Ese hombre hasta en mis sueños aparece. Solo puede estar pensando en mí... Mejor dicho... Solo puede estar pensando alto, deseando que no regrese el lunes. Pero estoy pensando sinceramente en no volver. Ese hombre es muy difícil de soportar. No estoy logrando lidiar con él. Es la primera vez que cuido a un paciente con su temperamento.

Sabrina comienza a golpear la almohada bastante irritada pensando en las situaciones vergonzosas que Arthur la hizo pasar. Pero de repente su celular sonó encima de la mesita del cuarto. Era una llamada muy importante.

-- Buenas tardes, señorita Sabrina. Es un placer poder hablar con usted nuevamente.

-- Buenas tardes, señor Vargas. ¿Alguna novedad sobre mi padre? -- Su voz salió preocupada. Sabrina se sentó rápidamente en la cama, el corazón latiendo con fuerza.

Del otro lado de la línea, la voz del abogado, el señor Breno Vargas, sonó grave. -- Señorita Sabrina, me temo que no traigo buenas noticias. La situación de su padre está, cada día, más complicada.

Un nudo se formó en la garganta de Sabrina. -- ¿Cómo así, complicada? ¿Qué sucedió?

-- Bien, la investigación avanzó, y las pruebas que están siendo presentadas... ellas no son favorables. Desafortunadamente, la acusación contra su padre por el asesinato del señor Almeida, el amigo de él, está ganando fuerza. Testigos fueron escuchados, y hay indicios que lo ligan directamente al ocurrido.

Sabrina sintió que le faltaba el aire en sus pulmones. ¿Acusado de matar a un amigo? Aquello era un absurdo. Su padre, un hombre íntegro y bondadoso, jamás haría algo así. -- ¡Pero... pero eso no puede ser! ¡Mi padre es inocente! ¡Él nunca le haría mal a nadie, mucho menos a un amigo! ¡Debe haber un error!

-- Señorita Sabrina, entiendo su consternación. Y puede estar segura de que estamos trabajando incansablemente para probar la inocencia de su padre. No obstante, necesito ser franco: el fiscal está construyendo un caso muy sólido. Necesitamos algo contundente para refutar esas alegaciones.

Sabrina apretó el celular en su mano. La noticia la golpeó como un rayo, sobreponiéndose a la rabia y a la desconfianza que sentía en relación a Vitor. Ahora, lo único que importaba era su padre.

-- ¿Qué podemos hacer, señor Vargas? ¿Existe alguna cosa que yo pueda hacer para ayudar? -- preguntó, con la voz entrecortada.

-- En el momento, estamos explorando todas las vertientes. Analizando las pruebas, buscando por fallas en la acusación y procurando por cualquier evidencia que pueda exonerar a su padre. Le pido que mantenga la calma y confíe en nuestro trabajo. La mantendré informada sobre cada desarrollo.

Esta noticia lanza a Sabrina en un nuevo dilema, desviando su atención de Vitor y Arthur.

-- ¿No hay forma de hacer una solicitud de libertad para él? -- La voz de Sabrina era embargada por el miedo de ver a su padre continuar preso.

La esperanza, por más mínima que fuese, era lo que la impulsaba.

La noticia sobre el padre de Sabrina resonaba en su mente, ahogando cualquier otra preocupación. La imagen del padre, un hombre que ella siempre vio como la personificación de la bondad, siendo acusado de asesinato, era simplemente insoportable.

El abogado Breno Vargas suspiró del otro lado de la línea, y Sabrina pudo casi sentir el peso de la preocupación del abogado. -- Señorita, entiendo perfectamente su desesperación. Es natural querer ver a su padre en casa. No obstante, en casos de acusación de homicidio, la legislación es bien rigurosa.

Hizo una pausa, como si ponderase las palabras. -- En este momento, la policía y el Ministerio Público están trabajando con la tesis de que su padre es el responsable por el crimen. Con las pruebas que están siendo presentadas y la gravedad de la acusación, es extremadamente difícil conseguir una solicitud de libertad provisional, o lo que llamamos de habeas corpus, en esta etapa inicial. La Justicia entiende que hay un riesgo de fuga o de él entorpecer las investigaciones si está en libertad.

Sabrina sintió las lágrimas brotar en sus ojos. -- Entonces, ¿él va a continuar allá? ¡Mi padre no merece eso!

-- Él está detenido preventivamente mientras las investigaciones y el proceso corren -- explicó el abogado con paciencia --. Nuestro foco ahora es reunir pruebas que desmientan esas acusaciones. Necesitamos de una coartada, de testigos que puedan corroborar la inocencia de él, o de cualquier elemento que apunte hacia otra dirección. La fiscalía tiene indicios fuertes, y necesitamos algo igualmente fuerte para contraponer.

A cada palabra, la realidad golpeaba más fuerte en Sabrina. Ella no podía simplemente esperar. ¿Qué podría hacer? ¿Dónde buscaría ese "algo fuerte" que el abogado tanto hablaba? El padre, que siempre fue su pilar, ahora la necesitaba más que nunca. La necesidad de actuar, de encontrar una solución, quemaba dentro de ella, sobreponiéndose a todo.

La llamada fue finalizada y Sabrina se derrumbó encima de la cama. El llanto era inevitable.

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